"Nunca sabes lo que tienes hasta que lo pierdes". He escuchado muchas veces esa frase sin entender muy bien lo que significaba. Ahora lo sé. Aunque en este caso sería: "Nunca sabes lo que tienes hasta que estás a punto de perderlo". Porque eso fue lo que sucedió.
18 muertos. Saldo de un simple capricho de Eric Klebold. 18 personas que llegaron a la escuela sin saber que sería su último día. 18 personas a las que les arrebataron la vida.
La piel se me enchina debajo de la camisa de vestir. Y siento que la corbata me quita la respiración, aunque solía usarlas con regularidad.
No conocía a todas las víctimas, aunque eso no hace que el golpe sea menos duro.
Bradley, Tyler, Leon, Yamir, Denaly, Kayla, Jessica, Adara...
Los disparos empezaron no muy lejos del laboratorio y tuvo mayor auge en la cafetería, donde estaban los chicos cumpliendo su castigo.
No puedo decir que me alegro de lo sucedido, sobre todo porque perdí a dos amigos que me dieron su apoyo y con los que de alguna manera me encariñé.
Leon, que, aunque era duro al principio demostró que tenía un buen corazón. Cambió su actitud conmigo. No era el más brillante de la clase, pero tenía aspiraciones y motivos por los cuales luchar. «Su madre, su abuela, sus hermanos... deben estar devastados».
Yamir. No me entra en la cabeza saber que ese chico fuerte, lleno de energía y pasión por el deporte ya no está. Yamir nunca me marginó y estuvo dispuesto a ayudarme para cambiar mi físico. Él... él no me tuvo envidia cuando mi físico cambió. Ojalá hubiera asistido a su entierro, pero no lo inhumaron cerca de aquí y mis padres me retuvieron en contra de mi voluntad por un temor infundado a que me pasara algo. «¿Quién los entiende?».
Sin embargo, lo más preocupante de todo es que me siento muy mal por Bradley. Patán, abusador y promiscuo por fuera, pero quizás por dentro fuese solo un perrito asustado. Se me hace un nudo en la garganta al pensar en el fin de semana pasado, cuando intentó besarme. Nunca olvidaré su mirada: intensa, confundida..., tierna. Y la manera como lo empujé...
Noto que estoy en el borde de la cama, con los codos apoyados en las rodillas y las palmas en mi frente.
Levanto la mirada y veo que Dastan está observándome desde la puerta. Él y Heather estaban en uno de sus lugares secretos. Por eso ella no regresó al aula.
—Em... Tu amigo... está esperándote —explica señalando hacia atrás con el pulgar.
Dastan tiene dificultades para conectar emocionalmente con las personas, así que sé que debe de estar incómodo al verme tan desubicado y no saber qué hacer o decir.
Asiento a modo de respuesta y Dastan lo hace pasar, cerrando la puerta detrás de sí.
No tienen ni idea de lo inmensamente agradecido que estoy de tener a Ronnie vivo. Ya han pasado un par de días desde que sucedió el tiroteo, pero justo ahora me siento bastante sensible. Supongo que es porque hoy asistimos a una ceremonia de cuerpo presente donde la escuela dará sus condolencias a las familias de las víctimas antes de partir hacia el cementerio o lugar de cremación (los que resten, que son la mayoría).
Ronnie está muy guapo con su camisa de vestir negra y pantalones a juego, pero su mirada refleja una preocupación que conozco muy bien. Se sienta a mi lado con sus manos entrelazadas; y como esto ya es una costumbre, lo abrazo con fuerza. El único ruido es el de nuestra respiración.
—Me alegra saber que podré seguirte abrazando —musito poniendo mis labios muy cerca de su oído.
—Lo mismo digo —susurra Ronnie volviendo su cara hacia mí.
ESTÁS LEYENDO
IMPOSSIBLE LOVE
Teen FictionMuchos tienen complejos. Complejos que pueden destruirnos. Honestamente, la pregunta "¿Seré suficiente para ella?" Atormenta a más de uno. Una lucha constante contra sentimientos negativos, ser el nerd de la escuela y padecer trastorno dismórfico co...