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Trago con dificultad mientras una gota de sudor recorre mi sien izquierda. Hailey y Tommy empezaron a conversar como si fueran amigos de toda la vida. Hailey es muy amistosa y puede hacer que hasta alguien tímido como Tommy se convierta en un parlanchín.

Después de que el entrenamiento terminó, fueron por Tommy. Como supuse, me dio el aventón; su padre lo recogió esta vez. En ese momento desaparecí del mapa; solo estaban Tommy y su padre en la conversación. Le contó todo lo que había hecho y no dejaba de hablar de Hailey. Tuve que haber ocultado muy bien mis sentimientos como para que no hubiera sospechado nada. Me siento muy contrariado. Quiero mucho a Tommy, pero amo a Hailey. Y saber que podría surgir algo entre ellos dos rompe mi corazoncito. «Noah, ya deja el drama. Apenas se acaban de conocer. Hace falta más que una charla», me ordena mi mente. Sin embargo, yo me enamoré de ella por una canción así que...

Como llegué tarde (casi a las 5) como en soledad mi sopa de verduras. Mamá solo está en casa hasta el mediodía y se va a trabajar.

El timbre suena y Dastan se apresura a la puerta. La curiosidad me puede así que me levanto de la mesa. Me asomo por la puerta del comedor y observo a una chica de tez blanca, cabello lacio negro, y ojos azules. Dastan voltea y me observa espiándolos. Frunce el ceño un poco. Me incomoda, pero de la nada me salen las palabras.

—¿Y... no me vas a presentar a tu amiga? —pregunto con un tono de voz que irradia seguridad. Hasta yo me sorprendo.

La chica se ríe un poco y voltea a ver a Dastan, que me ve con cara de pocos amigos. No tiene de otra más que presentarnos.

—Noah, ella es Emily. Emily Prescott. Emily, él es mi primo. Noah.

—Mucho gusto —decimos al unísono. Nos sonrojamos un poquito.

—Y... ¿Qué van a hacer? —pregunto. A veces soy muy curioso.

—Tarea, patrón. ¿Quieres un permiso o un documento con membrete? —responde Dastan, exasperado.

—Está bien, solo preguntaba —contesto alzando las manos—. Emily, un gusto conocerte. Suerte con el señor cascarrabias.

La chica se sonríe y yo devuelvo el gesto. Dastan pone los ojos en blanco. Regreso a terminarme la sopa.

Al día siguiente me quedo a ver el entrenamiento. No lo hago porque sospeche de algo entre Tommy y Hailey. No. ¿O sí? Espero fuera de los vestidores de las chicas, con la esperanza de volver a ver a Hailey. La primera en salir es Samara, que no intenta disimular lo que ambos sabemos.

—Por favor Noah, no le cuentes a nadie lo de Jessica, por favor.

—No diré nada, lo prometo. Pero es cuestión de tiempo para que los demás se enteren. Ponte a pensar. Una chica que de la nada vomita, y... Además, ayer que me quedé a ver el entrenamiento pude ver que del uniforme se le empezaba a asomar una pancita. Es cuestión de tiempo.

—Ay, ya sé. Cómo fue a meterse en ese problema.

—¿Y qué sabes de Bradley? ¿Se hará responsable?

—No tengo ni idea. Bradley no se preocupa por nadie más que por él mismo. No sé cómo le hará, pero no me gustaría estar en sus zapatos.

—A nadie. ¿Y, va a entrenar hoy?

—No. Dijo que no se sentía bien. Eso nos deja con menos personas y afecta la rutina.

Hailey sale de los vestidores luciendo increíble, como siempre.

—¿Te quedas hoy también? —me pregunta.

—Veré el entrenamiento de béisbol —respondo. No me atrevo a decirle que me quedo para verla a ella. O, mejor dicho, a ellos: Tommy y Hailey.

IMPOSSIBLE LOVEDonde viven las historias. Descúbrelo ahora