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El día después de que Adara nos promocionara a su tío, mi padre lo llamó (parece ser que no soy el único que sufrió vergüenza por la piscina sucia). A él de por sí no le gusta que nada esté sucio. Podría decirse que es un limpiador compulsivo en fase 1. ¿Es útil? Sí, pero a veces es algo molesto. Ataca a cualquier manchita como si le hubiera declarado la guerra, aunque esta sea casi imperceptible.

De cualquier forma, tiene la suficiente sensatez para esperar al tío de Adara, no sea que por querer resolver algo termine empeorándolo.

La visita del tío de Adara llega finalmente. Un hombre de edad media con una ligera calvicie, ojos verdes y pelirrojo, bueno su color no es como el de su sobrina, es más bien rubicundo. Sus pecas se combinan con las manchas en su piel. Detrás de él, entra un muchacho (seguramente su hijo) que lo ayuda con algunos materiales.

Vaya que hay un gran cambio. Un chico de cabello rojo anaranjado, con piel pálida y pocos lunares, con ojos color avellana y por supuesto, más alto que yo.

Cuando lo veo, recuerdo al chico del aeropuerto. Mi mente me trae en un segundo una serie de recuerdos que terminan haciendo que me duelan las manos y se me ponga la piel de gallina.

No es el mismo chico, pero su papá lo trata muy bien y él también es muy respetuoso con su padre (efectivamente, el señor es su padre).

Me siento contrariado, lo envidio y al mismo tiempo lo admiro. Ver que hace algo productivo frente a mis narices, hace que me sienta fatal, como si yo fuera un inútil. O sea, puede que sí lo sea, pero el sentimiento es bastante feo.

Como cada vez que es momento de hacer acto de presencia, mis labios se sellan, evado la mirada a los ojos y trato de salir lo antes posible. Como no me siento cómodo, salgo de la sala hacia mi habitación, mi nuevo santuario antipersonas.

Mientras tanto, repaso mentalmente los consejos de socialización que me explicó Ronnie hace ya algunos meses.

En algún punto de mi repaso mental, pienso en lo diferente que somos Ronnie y yo. Si Ronnie estuviera en mi lugar, seguro se habría acercado a ver cómo se hace el trabajo, o le sacaría plática al padre y al hijo; no me sorprendería que al final el muchacho se convirtiera en amigo de Ronnie.

Vaya que extraño a Ronnie, pero no le he mensajeado desde que hablé con Lyanna sobre él. Me pregunto qué habrá sido de su relación. ¿Habrán empezado un noviazgo? ¿Habrán salido?, y si es así, ¿tendré todavía a mi amigo que sabe todo de mí?

Una posibilidad hace que se me desfigure la cara de preocupación: ¿Se habrá molestado conmigo por hablar con Lyanna sobre él? ¿Podría compartir mis más íntimos secretos con ella?

Mi cerebro puede ser mi mejor aliado en los exámenes y para ser el alumno más destacado de la escuela, pero se convierte en mi archienemigo cuando de autoestima se trata. A veces creo que mis propios pensamientos terminarán matándome. Tal vez solo sea cuestión de tiempo.

Decido que será mejor no mandarle ningún mensaje a Ronnie, esperaré 3 días más, hasta que nos veamos el lunes en el colegio.

Después de media hora. Me exijo ser servicial con los que están limpiando mi piscina. Mi madre se fue al salón de belleza desde antes de que llegara el tío de Adara, así que solo hay varones en la casa.

Mi padre, protegiendo la masculinidad que la sociedad impone está cerca del tío de Adara y de su primo, haciendo preguntas y hablando como si un par de consejos de un profesional fueran suficientes como para convertirse de un hombre de oficina a un técnico experimentado.

Movido por el qué dirán y por un incipiente sentimiento de empatía decido hacerles agua de limón. Falta una hora para que empiecen a llegar los invitados de Adara así que tengo tiempo de sobra.

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