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Había llegado ansioso a casa de Ronnie. Le quería platicar todo lo que había pasado. Toqué una, dos, tres veces... nadie abrió la puerta. Llamé a Lyanna varias veces. Cuando por fin contestó me dijo con la voz entrecortada que estaban en el cementerio. Ronnie por fin supo lo de su papá.

Por fin he llegado al cementerio; un vasto lugar lleno de sepulcros y lápidas, salpicado con césped y flores. Recuerdo dónde fue enterrado el papá de Ronnie. Supongo que estará allí... llorándolo.

Cuando llego están todos: Ronnie, su madre y Lyanna. Me acerco sin hacer ruido alguno. Ronnie está mal, muy mal. La cara la tiene roja; grandes caudales descienden por sus mejillas. Sus gemidos me parten el alma. Lyanna y su madre lloran en silencio, probablemente pensando en cómo le explicarán el hecho de que le ocultaron su fallecimiento desde hace casi dos meses.

—Papá, ¿por qué te fuiste? —gime con palabras casi ininteligibles.

Me dejo caer sobre las rodillas, en el pasto, frente a la lápida del señor Stevenson. Pongo un brazo sobre su espalda, lo que lo sobresalta. Me ignora, pero deja que se la sobe. Una vez que se le agotan las lágrimas me deja abrazarlo, lo mezo sin decir palabras. El calor de nuestros cuerpos es lo único que lo aferra a la realidad. La calma no dura mucho; vuelve a tener un ataque de gemidos y lágrimas. Me siento y dejo que se coloque en mi regazo. El árbol que tenemos a un lado bloquea el poco sol que logra filtrarse por las nubes, que cunden el cielo gris.

No soy bueno hablando. Así que lo mezo, le acaricio el cabello y lo aprieto entre mis brazos. Su tristeza me llega y hace que se me ponga la piel de gallina.

Ignoro los dos pares de ojos que nos observan. No hacen nada. Lyanna y la señora Stevenson tienen rostros sombríos, con una intensidad que demuestran que piensan en algo.

Poco a poco el llanto cede hasta solo escuchar la humedad que hay dentro de la nariz de Ronnie.

—¿Sabías? ¿Tú sabías de esto? —pregunta limpiándose los mocos con la manga de su playera. La mancha húmeda desentona en esa playera azul rey.

—Sí —susurro—. Estabas delicado, no era buena idea darte una noticia...

—¿Y ocultármela sí lo era? —me ladra.

—Solo queríamos que te recuperaras —me ayuda Lyanna.

—¡Pues no fue así! ¡Hace bastante tiempo que me siento mejor y nadie había dicho palabra alguna!

—Ronnie, yo les pedí que guardaran esa información —aclara su madre.

La cara de Ronnie refleja un dolor que nunca había visto en él. Nos mira con ojos acusadores a Lyanna y a mí. Su mirada me llega, sobre todo al tenerlo tan cerca. Me preparo para recibir un puñetazo que no llega.

Se levanta de donde está y sacude trocitos de pasto que se le han quedado adheridos a su pantalón de mezclilla. Ese sencillo acto tiene dos significados: sacudirse la ropa y sacudirme a mí, como si yo fuera tan inútil para él como los trocitos de pasto (lo cual podría ser cierto). Nos lanza una mirada glacial antes de alejarse a paso veloz antes de echar a correr.

Lyanna llora mientras la madre de Ronnie la abraza. Su mirada me ha dejado con un sentimiento de culpa que es cubierto con un vacío inmenso. Me sumerjo en mi negatividad tal como lo hacía antes de esforzarme por mejorar. No sé si me seguiré esforzando.

La señora Stevenson sale en busca de su hijo como una bala, después de que Lyanna se tranquiliza. Es una mujer difícil de leer en ocasiones.

Las nubes grises amenazan una lluvia inminente. Me levanto del suelo y camino con Lyanna hasta la salida. No decimos nada. La madre de Ronnie nos dice que Ronnie ha salido del cementerio sin dejar rastro.

IMPOSSIBLE LOVEDonde viven las historias. Descúbrelo ahora