Al salir de la ducha veo mi reflejo borroso en el empañado espejo. Cuando lo limpio sigue viéndose algo borroso, pero eso se debe a mi astigmatismo y miopía. Entrecierro los ojos tratando de analizarme.
El reflejo no está tan mal, pero tampoco me enorgullece. Aparto la vista antes de deprimirme. Por lo visto, el efecto de aceptación que tuve hace algunas horas ha perdido fuerza.
Seco mi cuerpo desnudo con una toalla (que más que secar deja pelusa; tomo nota mental de no usarla más) y me visto con una pijama delgada color celeste. Rebusco en mi habitación por si se me olvida algo por empacar, aunque siendo honesto, creo que nunca uso toda la ropa que meto en la maleta. Me tiro en la cama cual pingüino al agua, pero, aunque me acomodo los sucesos de hoy espantan mi sueño, y eso que estoy hecho polvo. El recuerdo de la dulce y agradable voz de Hailey me reconforta, recuerdo sus bellos ojos de miel y me doy cuenta de que, si pudiera congelar algún recuerdo y vivir en él para siempre, sería ese. Se me pone la piel de gallina en cuanto empiezo a fantasear.
Nos veo a Hailey y a mí de las manos, viéndonos a los ojos, cantando al compás de la mente, sin acompañamiento musical, solo el canto de unos pájaros a lo lejos. Y, entonces... al terminar de cantar nuestros labios se juntan, y nuestros cuerpos se funden en un abrazo; nuestro corazón late como si fuera uno.
Ahora somos un solo ser.
Nunca he besado a nadie en la boca, pero me imagino que el mundo y todos los que hay en él se congelan, mientras que los labios de ambos seres se juntan y disfrutan del calor que sus labios y respiración emiten. Por otro lado, si he recibido alguno que otro abrazo. Y para mí es la mejor sensación del mundo. Me siento vulnerable, protegido por la otra persona, sintiendo su calor corporal, su afecto, su ser. Tal vez parezca una exageración para algunos, pero para una persona como yo, que difícilmente tiene contacto físico con otros, es una sensación que sencillamente me hechiza.
El reloj marca las 11 cuando oigo el sonido del carro, llaves abriendo la puerta y el sonido de los interruptores que encienden las lámparas. Aunque tengo la intención de darles las buenas noches a mis padres nadie sube, o eso creo porque en cuanto despierto de mis fantasías me desvanezco.
Cuando despierto son las 8 de la mañana, y sé que mis padres han de seguir durmiendo. No los culpo, deben estar agotados. Merecidas vacaciones las que tienen.
Salgo de mi habitación cuidando de no hacer ruido al cerrar la puerta. La habitación de mis padres está en el mismo pasillo que la mía, pero más alejada. Mi amplia habitación está al lado de la habitación para invitados, que rara vez se ocupa.
Bajo las escaleras dejando que el fresco del piso entre en mis pies. No me gusta estar descalzo porque de alguna forma me siento propenso a ser juzgado, además de que el dedo chiquito del pie es un imán de objetos, con el cual si das un paso en falso entras en coma. Casi literalmente. Además, siento que las pantuflas que tanto me acompañaron en invierno ahora me acalorarían.
Me preparo un rico desayuno para dirigirme a la escuela. No sin antes cambiarme: una camisa amarilla de manga corta, con un pantalón negro y zapatos escolares. ¿Será que inconscientemente esté tratando de usar algo similar a lo que usó Hailey ayer? Después de todo, fue de amarillo...
El aire matutino fresco me reconforta. Me siento tranquilo, sin la presión de lidiar con los estudios, exámenes ni presión de grupo. Solo el último día de clases te hace sentir así.
Tomo el autobús (que casi está vacío, pero se llena un poco en cuanto avanza). Las ordenadas hileras de autobuses amarillos decoran parte del estacionamiento de la escuela. Es una vista muy ordinaria para mí. La volveré a ver dentro de dos meses, cuando regresemos de vacaciones. Al menos yo saldré de la ciudad, seguro que otros también, pero ¿Para qué? ¿Para volcarse en fiestas desenfrenadas y borracheras? No es diferente de lo que hacen en el periodo de clases.
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IMPOSSIBLE LOVE
Teen FictionMuchos tienen complejos. Complejos que pueden destruirnos. Honestamente, la pregunta "¿Seré suficiente para ella?" Atormenta a más de uno. Una lucha constante contra sentimientos negativos, ser el nerd de la escuela y padecer trastorno dismórfico co...