La noche seguía. La tensión estaba ahí, pero era más que tensión sexual lo que había entre Eli y yo en aquel bar. Fingíamos estar concentrados en jugar al billar cuando estábamos más pendientes el uno del otro. ¿Alguno de los dos dará el primer paso?
No nos habíamos dirigido la palabra en toda la noche. Pero nuestro cuerpo nos delataba, los dos queríamos estar cerca del otro. Sabíamos que no podíamos, pero eso lo hacía todavía mas tentador. La última vez estuvimos apunto de llegar a algo más, pero Olivia y Adriana nos descubrieron. Lo deseaba tanto...
Interrumpí mi partida de billar y fui a la barra del bar con Rebeca. Necesitaba pedirle consejo, no sabía lo que hacer.
- Para empezar, hazte desear. Juega con él: miradas, sonrisas... Eso lo volverá loco. Y ante todo sé cautelosa. Esa Adriana no le quita el ojo de encima, creo que se está dando cuenta de que entre vosotros pasa algo. - Me aconsejó.
- Pero si caigo otra vez... no quiero que me vuelva a hacer daño, Rebeca. - le confesé.
- ¿Quién ha dicho que vayas a volver con él? Déjalo con ganas de más. Lo de hoy será algo de una noche y ya.
Rebeca tenía razón. Tenía que mostrarme fría como el hielo, sin sentimientos.
- "Está bien, jugaré con él." - pensé justo antes de beberme un shot con Rebeca.
Empecé con miradas llenas de segundas intenciones. Sabía que Eli me tenía muchas ganas y que iba a durar muy poco en este juego.
Empezamos a sonreírnos el uno al otro. Hasta que al final salí por la puerta del bar sin quitarle la mirada a Eli, a modo de indirecta para que me siguiese.
- Ahora vuelvo. - escuché decir a Eli a sus amigos y a Adriana.
Eli lo dejó todo para venir conmigo. Había caído en mi juego.
Nos teníamos de frente. Nos miramos. Ninguno de los dos sabía bien qué decir, pero sí qué hacer. Nos teníamos tantas ganas que era inevitable que esto sucediese.
Comenzamos a besarnos con mas ganas que nunca.
Eli Moskowitz me encendía de una forma que jamás había conseguido nadie. Era único. Y era mío. Eli me pertenecía y él lo sabía.
- Eres como una droga que me está matando, Cindy. - me dijo mientras me quitaba la cazadora y me besaba el cuello.
Estábamos en un callejón oscuro y era de noche, así que no nos veía nadie. Y si nos descubrían, me daba exactamente igual. Solo me importaba él.
Acabamos haciendo el amor en ese callejón. No fue lo más romántico del mundo, lo sé. Pero aquello me sentó tan bien... Necesitaba tanto a Eli, que estaba feliz de saber que por una noche volvía a ser mío.
Empezamos a vestirnos en silencio, cuando de pronto me lo dijo.
- Cindy...
- ¿Qué ocurre? - le dije sin siquiera mirarle a los ojos, estaba ocupada subiéndome la cremallera de los pantalones.
- Me vuelvo a Estados Unidos en tres semanas.
Se me congeló el corazón. Aquello otra vez. No respondí.
- Cindy por favor, dime algo.
Lo miré a los ojos:
- Lo sé, Jorge me lo dijo. Podría haber sido estupendo, ¿lo sabías? Podríamos haber pasado juntos todo el verano como en las películas. Incluso podríamos haberlo intentando a distancia. Pero tuviste que estropearlo con tu orgullo y tus celos.
Eli miró al suelo.
- Cindy, olvida todo lo malo que ha pasado estos meses entre nosotros, por favor. Solo me quedan tres semanas para marcharme, y esas tres semanas quiero pasarlas con la chica a la que de verdad amo.
- ¿Acaso tú me amas? No sabes lo que es eso, Eli.
- No sé amar bien, lo sé. No he sabido darte lo que querías. Te he querido mal, te he querido de una forma egoísta y posesiva. Pero te he querido más que a nadie en toda mi vida. He llorado por ti cada noche. Te he echado tanto de menos que sentía que me moría. Te he querido mal, pero te he querido muchísimo. Y lo sigo haciendo.
Tenía un nudo en la garganta. Me había prometido no volver con él. Jamás.
- Empecemos de cero, Cindy. Piensa que dentro de tres semanas ya no existiré en tu vida. No volveremos a vernos. Solo quiero pasar contigo estas tres semanas, no quiero separarme de ti. Te lo suplico. Lo que me has hecho tú no me lo ha hecho sentir ninguna de las chicas con las que he estado. Me has destrozado y me has vuelto a arreglar. Te quiero tanto que por ti que haría lo que fuera. Pero por favor, termina el verano conmigo.
Comencé a llorar. No podía evitarlo. Me tiré a los brazos de Eli. Lo abracé con tanta fuerza... no paraba de llorar.
- Te quiero tanto... - le dije entre lágrimas.
- Yo también te quiero, princesita. - me dijo. - Bueno, ya no eres tan princesita como antes. - se río. Yo también me reí.
Volvimos dentro del bar. Todos nos miraban, sus amigos y mis amigas. Sabía que Eli tenía que dar explicaciones a todo el grupo de lo que había pasado, ya que íbamos de la mano.
Adriana se acercó a nosotros echa una furia:
- Antes de que digas nada, - le dijo Eli - deja a Cindy al margen de esto. Ella no tiene la culpa de nada, quien siempre ha salido ileso de todos mis errores he sido yo. Mientras a ella la habéis juzgado una y otra vez.
Adriana y Eli fueron a hablar a una esquina del bar con intención de romper. Los demás me miraban, hasta que Rebeca y las chicas vinieron a donde mi.
-¿Has vuelto con Eli? - me preguntó Rebeca sorprendida.
- Algo así. Quedan tres semanas para que vuelva a Estados Unidos y queremos aprovechar el tiempo máximo posible para estar juntos. Sé que me has dicho que sea dura y que no se lo ponga fácil, pero...
- Qué va tía, ¡Me parece super romántico! Podemos ser chicas duras pero también tenemos nuestro corazoncito, ¿a que sí? - les preguntó Rebeca a Alice y Steph. Ellas asintieron.
Eli vino hacia nosotras y se presentó.
"- Así que vosotras sois las culpables de que ahora Cindy se vea tan sexy." - Alice y Stephany se rieron, nerviosas. Sabía que Eli ponía nerviosa a cualquier chica, no las culpaba por sentirse así.
- Si, y como tú seas el causante de que Cindy tenga el corazón roto vas a vértelas conmigo. - le contestó Rebeca en broma.
Todos reímos.
Nos despedimos de las chicas y Eli me acompañó a casa.
- Te quiero, pequeña. - me dijo después de darme un beso en la puerta de mi casa.
- Yo también te quiero, muchísimo. - le respondí.
Me sentía en el séptimo cielo. Estaba vez sentía que iba a ser diferente.
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La furia de mi Halcón
FanfictionLo que Cindy desconocía era que aquel verano todo su mundo cambiaría al conocer a Eli Moskowitz, un chico de West Valley que había venido a pasar el verano a su ciudad. Sus ojos azules y su oscura personalidad serán los causantes de que ella se enam...