Parte 19: Mamá, él es Eli.

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Era domingo por la mañana. Acababa de despertarme y no sabía cómo había acabado Eli la noche. Encendí el movil para llamarle.

- ¿Qué tal te encuentras, princesita? - me respondió Eli, ya que ayer no salí con él porque estaba enferma.

- ¿Yo? Mejor debería de preguntar qué tal te encuentras tú. - le dije entre risas, refiriendome a su resaca.

- Andrew y yo no paramos de tomar shots, estuvimos en el Time Out y a que no sabes a quien vimos. - me dijo.

- A ver, ¿a quién?

- A Adriana, Pablo y al resto de la pandilla de niñatos. Por cierto, Jorge me preguntó si te apetecía venir a casa a ver una pelicula y cenar pizza los tres, como hacíamos antes.

- Claro, ¡estaría genial! Y dime, ¿paso algo?

- Le volví a dar a Pablo su merecido, ¿qué creías que iba a pasar? Lo mejor de todo fue que lo hicimos entre Andrew y yo. El tío no paraba de insultarme hasta que apareció Andrew y se cagó encima. Fue genial. Creo que le rompimos el tabique. Nos dijo algo de que nos iba a llegar una denuncia jajajaja.

- Eli para de una vez. - le dije bruscamente.

- ¿A qué te refieres? - me preguntó. Él sabía a qué me refería.

- A que Andrew te está llevando por mal camino. Lo sé, a mi Rebeca también. Pero yo soy consciente de ello y sé controlarme. Tú en cambio cada semana te metes en una pelea distinta y me da miedo que algún día Andrew no esté contigo, Eli. - le confesé.

- ¿Y qué piensas, que yo solo no puedo pelear? - me preguntó, molesto.

- No me refiero a eso, sé que si. Pero ¿Y si son mas de uno Eli? Tengo miedo a que te pase algo, es solo eso. - le dije entre lagrimas.

- Ey mi niña, no llores. No me va a pasar nada, te lo prometo. - me dijo intentándome consolar.

Sabía que Eli no tenía el control de aquello. Sabía que algún día podía pasarle algo horrible. Había muchos chicos, incluso hombres mayores, que tenían cuentas pendientes con Eli y Andrew. Y que cualquier día podían pegarle a Eli tal paliza hasta el punto de dejarlo inconsciente.

- No te preocupes, estoy bien. - le mentí. - Por cierto, ¿te parece bien si vienes está noche a cenar y conoces a mi madre?

- Claro, ahí estaré. Y está vez de verdad, jajajaja. - se rió.

- No tienes remedio, Eli Moskowitz. - le dije.

Mi madre todavía no conocía a Eli. De hecho, creo que incluso lo odiaba. Me había visto enamorarme de él, me habíá visto llorar muchísimas noches por él, sufrir por él, no pasar apenas por casa por estar con él. Digamos que mi relación con Eli ha afectado negativamente a la mia con mi madre. Siempre me decía que Eli no era de fiar, que no para de meterse en lios y que él no me ama, porque el amor de verdad no te hace sufrir. Yo le digo que no sabe nada. Eli y yo nos queremos como jamás mis padres se han querido. No sabe de lo que habla. Eli y yo somos diferentes.

Eli estaba apunto de llegar. Yo estaba de lo más nerviosa.

-"Estoy llegando" me escribió.

El timbre acababa de sonar. Era él. Me levanté a abrirle la puerta.

- Hola princesita. - me dijo y me dio un beso.

Estaba muy feliz por tenerle en casa, quería que mi madre viese que no es un mal chico y que cuida de mi. Y sobre todo que Eli me quiere de verdad.
Eli venía así vestido:

Eli venía así vestido:

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Eli entró a casa. Mi madre se encontraba en la cocina, asi que fuimos a donde ella.

- Mamá, él es Eli. - le dije.

Mi madre se giró. Miró a Eli de arriba a abajo. Sabía que no le gustaban sus pintas, y todavía menos su pelo. Aun así, yo encontraba graciosa la situación de ver como mi madre intentaba fingir que Eli le agradaba. Pero más gracioso me parecía ver como Eli intentaba caerle bien a mi madre a toda costa. Parecía tan educado... La verdad es que sabía cómo ganarse a los padres.

Eli y yo pusimos la mesa y nos sentamos a comer. Mi madre apareció con los platos.

- Eli, he preparado lasagna, es mi plato estrella y Cindy me ha dicho que te gusta. - le dijo mi madre.

- Si, me encanta. Y seguro que le ha salido estupenda. Tiene una pinta buenísima y huele fenomenal. ¿Cómo la prepara? Me gustaría saber hacerla - le contestó.

Mi madre empezó a contarle como se preparaba la lasagna con todo detalle. Yo, sin prestar a la conversación sonreía. No pensé que mi madre y Eli se fuesen a llevar tan bien.

La cena fue genial, todos hablábamos sin parar. Mi madre no paraba de reirse con Eli, sabía que le había gustado. ¿A quién no le gusta Eli Moskowitz?

- Eli, ¿te gustaría quedarte a dormir? Cindy prepara unos gofres deliciosos por la mañana. - le dijo mi madre.

- Si no es molestia, si que me gustaría. - contestó Eli mirándome y fingiendo que nunca habíamos dormido juntos y que nunca había probado mis gofres.

Terminamos de cenar y Eli y yo subimos a mi habitación. 

- Parece que a mi madre le has encantado. - le dije.

- Lo sé, sé como encandilar a las madres. - me dijo, haciéndose el guay.

- Queda solo una semana para que te vayas... - le recordé, triste.

- No quiero irme... daría lo que fuera por llevarte conmigo. - me dijo.

- Y yo por irme contigo, o porque te quedaras. - le contesté.

Eli me besó. Esa noche dormimos abrazados.

La furia de mi HalcónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora