𝙶𝙸𝚁𝙻 𝙰𝙻𝙼𝙸𝙶𝙷𝚃𝚈 || 𝒄𝒉𝒓𝒊𝒔 𝒆𝒗𝒂𝒏𝒔

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CHAPTER SEVENTEEN

Agarré esa botella de vino con la copa y me dirigí a la habitación más alejada. Entré y tomé asiento hacia la ventana.

¿Por qué?

Todo estaba tan bien. ¿Por qué tenía que aparecer ahora?

Lo odio tanto.

Tengo odio hacia mí misma, por dejarlo hacer conmigo lo que quisiera, por convencerme de que lo hacía porque me amaba.

—Si tan sólo estuvieras aquí para aconsejarme y ayudarme, mamá. Estoy tan vacía desde que te fuiste— le di un sorbo a la copa.

Scarlett, Elizabeth y Zendaya me llamaron desde el otro lado, para que volviera a la fiesta. Terminé diciéndoles que no, que quería estar sola.

—¡Brooke, amiga, vamos!— exclamó Lizzie.

—¡Quiero estar sola! Al menos por ahora, cuando me sienta mejor, iré.

—Si con "cuando me sienta mejor", te refieres a cuando estés ebria, ni creas que te dejaremos— rodé los ojos.

Luego de unos minutos sin decir nada de parte de ambos lados, supe que se rindieron.

—¡Bien, Brooke! Nos iremos, solo porque es lo que quieres, si necesitas algo, grita— la que habló fue Scarlett y estuve más que agradecida.

Lo gracioso de toda esta situación es que la puerta ni siquiera está trabada.
Sabía que se habían retirado, sus murmullos ya no se escuchaban.

Suspiré y le di otro sorbo al vino, que por cierto estaba riquísimo.
Devolví la mirada a la ventana, que daba directo a la carretera de la ciudad.

Y aunque no quería, fue inevitable no pensar en esos momentos.

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—¿Quieres ponerte algo más largo? Es como si quisieras mostrarte— dijo Chace cuando salí del baño.

—Pero a mí me gusta.

—A mí no, así que...— apretó mi cara con una de sus manos— Te cambias, o de lo contrario, te encerraré aquí— tragué en seco mientras asentía con dificultad— Bien, cariño, tienes que darte prisa.

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—¡¿Quién era ese tipo?!— exclamó el castaño golpeando la mesa— ¡Te estoy preguntando quién mierda es ese tipo!

—¡Es un amigo de la universidad!

—Sí, claro, y yo nací ayer. Mas vale que te mantengas alejada, me perteneces sólo a mi entendiste.

—S-sí.

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—¡Basta, Chace!— exclamé con la voz quebrada y solté un grito cuando volvió a golpearme en la cara.

—¡Te dije que te mantuvieras lejos! ¡Ahora aprenderás a obedecerme!

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—Tienes que salir de esa relación ahora mismo, Brooklyn. Me importa un carajo todo, te sacaré— dijo Aaron, furioso.

—Lo hace porque me...— me interrumpió con un grito.

—¡No! ¡No te ama, Brooklyn! ¡Uno no lastima a la persona que ama! Por favor, prométeme que saldrás de ahí, por favor— se puso de cuclillas frente a mi y tomó mis manos.