𝙶𝙸𝚁𝙻 𝙰𝙻𝙼𝙸𝙶𝙷𝚃𝚈 || 𝒄𝒉𝒓𝒊𝒔 𝒆𝒗𝒂𝒏𝒔

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CHAPTER THIRTY-NINE

—Deberías abrirle— dijo Seb cuando Evans volvió a tocar la puerta— Brooke.

Rodé los ojos— Es que todavía estoy enojada.

—Brooke, lo extrañas y andas lamentándote miserablemente— bufé y miré a Sebastian mientras hacía un puchero— Odio decir esto pero... Deberías darle una oportunidad.

—¿Tú crees?

—Sí, Brooke, tú le haces feliz y él te hace feliz. Ya pasó un mes, ni siquiera rompieron, sólo estaban en una crisis— se encogió de hombros.

—Odio que tengas razón.

—Sólo quiero verte feliz, y eres feliz a lado de Chris— miré con ternura a Seb y me acerqué a darle un abrazo.

—Gracias por estar conmigo, realmente aprecio que hayas pasado todo este tiempo conmigo, Sebita— él besó mi cabeza.

—Haría lo que fuera por verte bien, Brookie. Ahora ve y habla con Chris, yo iré junto con Mackie, me dijo que estaba por aquí— asentí con una sonrisa y nos separamos.

—Nos veremos más tarde, Seb, te quiero— no sé que mirada me dedicó pero fue diferente.

—Yo también, Brookie, como no tienes idea— nos encaminamos hacia la puerta.

Sebas asintió con la cabeza, abrí la puerta y un Chris Evans cayó de espaldas al piso.

Claro que ni el rumano ni yo nos aguantamos la risa.

—¡Brooke! ¡Por fin me abres!— se levantó de un salto y se puso de frente a mi.

Sebastian levantó la mano y yo correspondí el saludo, luego se fue no sin antes cerrar la puerta.

—¡Lo siento tanto, Brooklyn! Lo siento tanto. Fui un tremendo idiota, lo sé, te lastimé, lo sé, te hice llorar, lo sé. Entiendo que no quieras verme nunca más, fui horrible contigo, dejé que Camila te tratara tan mal— comenzó a hablar desenfrenadamente— Sólo sé que no puedo estar sin ti, ni un minuto más. Pero entenderé completamente si quieres mandarme al diablo. Pero no puedo estar con nadie más que no seas tú.

—Vete al diablo, Christopher— ambos nos quedamos en silencio.

—¿Qué?

Yo tampoco podía estar con nadie más que no sea Chris, anduve miserable por un mes, como dijo Sebastian.

Chris es a quien quiero, con todo el tiempo que tuve para pensar, y que me vi cuatrocientas veces nuevamente Shrek. Es que no podía dejar lo nuestro así como así. ¿Se equivocó?, sí.

—Brooke, perdóname, por favor— me tomó de las manos y sus hermosos ojos azules me miraron fijamente.

—Quiero perdonarte, Chris. Pero estoy bien enojada todavía— fruncí el ceño— ¿Tienes una idea de lo que me dolió ver cómo me ignorabas?

—Lo sé, mi amor. Soy una terrible persona y desde el fondo de mi corazón, me arrepiento— aparté la mirada.

Lloraría de nuevo.