Tener a esa persona que te sujete las cadenas del dolor cuando tú ya no puedes más.
Tener a esa persona que tenga lágrimas bipolares, que rían y lloren a partes iguales.
Tener a esa persona que escucha tus miedos, tus sueños incluso tus lamentos,
empatizando con lo que sientes ahí dentro.
Tener a esa persona que vigile que no bebas más de la cuenta, y si lo haces, que siempre sea junto a ella.
Tener a esa persona que está fuera de tus planes, porque al fin y al cabo, aunque no lo reconozcamos, los planes acaban fallando, y esa persona, siempre estará a tu lado.
Tener a esa que persona que sea más
irreemplazable que el calor de agosto o el azul de tus ojos.
Tener a esa persona que yo tengo.
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