Amigos, esa excusa que la gente utiliza para no sentirse solo, ese grupo de personas que tienen, no solo un pedazo de ti, sino también tu esencia, la amistad es esa mezcla de lágrimas,
lágrimas de risa, de llanto, de preocupación, de: no te separes nunca de mi, mezcladas con momentos mágicos, memorables y únicos, esos momentos que no vas a olvidar en la vida.
Cuando hacías que tu amig@ se pasase la noche sin dormir para contarle que hoy Ella te había mirado y tu la sonreíste desconcertado y le decías que te habías enamorado un poco mas de ella.
Esos momentos en clase en que Newton pasaba a estar en otro plano mientras le contabas que el finde semana quedaste con ella y estabas mas ilusionado que nunca y que estabas seguro que eso iba a salir bien, de que era para toda la vida.
Luego está esa medianoche en la que, con botella de ron en mano, le cuentas que todo se ha acabado, que el amor es una mierda, que ni existe ni quiere existir en tu interior. De que no quieres volver a sentir esos putos bichos en el estomago sabiendo que acabarán devorándote por dentro.
Lo único que tengo y tendré siempre son los amigos. En contrasentido diré que no me gusta nada esa palabra.
Amigos
Me han hecho mucho daño con esa palabra, quizás también, porque yo me he dejado.
También es cierto que últimamente hay personas que han denigrado el sustantivo
amigos
convirtiendo el significado que lleva escrito a fuego en cada una de sus letras en simples conocidos que te la clavan por la espalda. Los amigos se cuentan con los dedos de una mano, o eso dicen, yo los cuento con la nariz, los verdaderos amigos huelen cuando algo va mal, huelen tu olor a ginebra después de una fiesta y están allí cuidándote en el momento del bajón, huelen el miedo que tienen tus ojos a perder a la persona que quieres, huelen el olor del keroseno de los aviones del aeropuerto al que te acompañó cuando fuiste a despedirLA, para que alguien recogiese tus piezas después de romperte en pedazos al verla subiendo al avión rumbo a mis noches en vela.