No me destroces con
"te quieros" caducados.
Esos que tenías en
el fondo de un cajón olvidados.
Seguramente tengan moho
y sea mejor tirarlos.
Te recuerdo que yo
no soy la tostada
que quemas,
raspas lo negro,
vuelve a la mesa
te comes e
incluso meriendas.
He pasado por todas
las etapas de tu menú.
De desayuno a cena
y de entrante a chupito.
Y aún así, te quedaste
con hambre.
No te intentes llenar ahora
picando entre horas.
La cocina está cerrada
y he precintado mi boca.