Hace seis lunas y un eclipse fallido, que no te escribo. Estamos en ese extraño momento, en el que no sabemos si hemos elegido bien el voto emitido. Las urnas estaban llenas, era difícil vaticinar, si ganaría mi partido, pero como ya tengo aprendido: "si no arriesgas, no ganas", repito como si alguna vez me hubiese servido. Debí haberme pasado el día de reflexión, pensando en tus pros y en tus contras; utilanzando un bolígrafo y dos hojas, sabiendo que una la llenaría sin dejar espacios ni comas y con la otra, tan solo haría un avión de papel. Pero me decanté por volver a nuestro parque, para ver si encontraba las flores que hacían que tu pelo oliese como antes, cuando nos tirábamos al césped y no dejábamos que el tiempo pasase. Acabaron el escrutinio y dijeron que había ganado. Utilicé todos mis escaños para llegar a lo alto de tu espalda, desde allí me tiré al vacío, contemplando tu mirada de "ten claro quien ha ganado" mientras bajaba.
