Extra 1: "El proyecto"

395 29 37
                                    

Para la mayoría de las personas el Sábado es de los mejores días de la semana y no pueden esperar a que llegue, para Louis Tomlinson significaba el inicio de su "tortura" y no deseaba que llegara nunca. Lamentablemente el tiempo es lo único que no deja de correr en la vida, así que por naturaleza el fatídico día llegó. El castaño se encontraba en su habitación observando el techo mientras se debatía en si levantarse o no, tampoco era como que tuviese otra opción más que hacerle frente a la situación y dirigirse a la casa de su vecino e iniciar con el proyecto de biología, pero quería retrasarlo tanto como pudiera. O como su madre se lo permitiera ya que en cualquier momento la tendría parada en la puerta de su habitación mientras lo observa arrastrarse al baño. Él sabía perfectamente que quería ir y pasar más tiempo que de costumbre con el rizado pero sus nervios no le permitían pensar en otra cosa que no fuesen las mil y un posibilidades de hacer el ridículo frente a la persona que le quitaba el aliento, puesto que sabía que sus nervios le podrían jugar en contra.

Se levantó de la cama dando un suspiro cansado y fue hasta el baño arrastrando los pies con pesar. No había dormido casi nada en toda la noche, la ansiedad le impedía terminar de dejarse llevar por Morfeo y cuando por fin pudo hacerlo, acabó durmiendo unas escasas tres horas. Tomó una ducha corta, y cuando ya estuvo perfectamente vestido y con las agujetas de sus vans grises bien amarradas, emprendió rumbo escaleras abajo. Se encontró con su madre terminando de hacer el desayuno, se acercó y la abrazó por detrás, reposando su barbilla sobre su hombro mientras que el olor a café recién hecho y pan  tostado inundaba sus fosas nasales. Se permitió aspirar fuertemente el delicioso aroma y deleitarse con la mezcla de olores mientras que su madre volteaba para dejar un corto beso en su mejilla.

-¿Cómo has dormido, cariño?-

Preguntó la castaña a su hijo mientras continuaba revolviendo los huevos en la sartén a la vez que revisaba que las rodajas de pan no acabaran quemándose.

-No tan bien, tenía algo de insomnio.-

Claro está que no le diría a su madre que realmente no podía dormir por lo nervioso que estaba de pasar casi todo el día a solas con el amor de su vida mientras hacen un proyecto acerca de la reproducción sexual en los seres humanos.

-Cariño ya te he dicho que no debes de estar nervioso por el proyecto, sé que te gusta hacer tus trabajos solo pero se ve que Harry es muy inteligente, ¿No había sido el segundo lugar en el cuadro de honor el año pasado?-

Eso era cierto, el rizado era muy inteligente y a pesar de que en clases era bastante revoltoso y parecía que no le prestaba mucha atención a las lecciones; realmente le iba muy bien. Tenía excelentes notas y hasta había quedado de segundo lugar en el cuadro de honor, él y Louis eran los alumnos estrellas de su sección lo cual no era de esperarse puesto que eran polos opuestos. El uno muy callado, de pocos amigos y con relevancia casi nula; y el otro muy ruidoso, amigo de más de la mitad de la escuela y bastante popular entre todos los grados.

-Sí, mamá. Sé que Harry hará un buen trabajo, es muy inteligente y biología es uno de sus fuertes. Lo que realmente me preocupa es que no nos llevemos tan bien, después de todo hemos hablado muy poco en todo el tiempo que llevamos conociéndonos.-

-Sé que hacer amigos no es lo tuyo, Loulou. Pero se ve que Harry es un buen chico, dudo que no se lleven bien.- Respondió la ojiverde mientras colocaba huevos revueltos y pan tostado en un plato- Ten, sírvete algo de café y ve a desayunar.-

El castaño asintió e hizo lo que su madre le ordenó. Cuando acabó con su comida, lavó el plato y la taza para luego retirarse a su baño y poder cepillar sus dientes. Estuvo unos cuantos minutos inspeccionando minuciosamente su apariencia en el espejo para asegurarse de verse bien, no muy arreglado puesto que realmente solo iría a la casa de su vecino a estudiar, pero lo suficientemente presentable como para lucir decente frente al amor de su vida. Revisó la hora en su celular y cuando el reloj indicó que eran las diez de la mañana con diez minutos, bajó nuevamente las escaleras para despedirse de su madre y dirigirse a la vivienda de al lado. No quería llegar a las diez en punto, que era la hora en la que habían acordado reunirse, ya que no le gustaría verse desesperado por pasar tiempo con el rizado o como un nerd loco por realizar su tarea, pero tampoco quería irse demasiado tarde y quedar como una persona impuntal.

A Través de Mi Ventana |larry stylinson|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora