*POV MILDRED RATCHED*
- Mónica.- Contestó sin ninguna expresión alguna en un rostro.
Me dolió saber que seguía pensando en ella.
¿Qué no te soy suficiente Alice?
Oh es que jamás llegaría a tener el lugar que esa mujer había ocupado, fue su primer acercamiento al amor, por supuesto que jamás estaría a su nivel, pero ¿Por que me dolía tanto?
- Sigues pensando en ella, ¿no es así?- pregunté lo más calmada que pude, tapando mi dolor con indiferencia.
- Si...- suspiró. - Pero no de forma romántica- sus ojos se desviaron hacia el pilar de cartas.
- ¿Entonces?- No entendía.
- Ya no pienso en Mónica de una manera en la que podamos estar juntas, solo extraño el contacto humano Mildred, el sentirme amada por... alguien...- se veía frustrada, pero más lo estaba yo.
¿Qué diablos quería decir con que "extrañaba el contacto humano"?
¿Qué no se sentía amada?
- A mi me parece que tienes bastante contacto humano aquí dentro- solté una risa irónica.
- No lo entiendes- dijo dándome la espalda.
Quería arrancarle a esa mujer del pensamiento, quería que se sintiera completa... conmigo.
- Explícame- me acerque por detrás de donde estaba.
La abrace por la espalda, pasando las manos lentamente por su cintura y poniendo mi cabeza en su cuello, sintiendo cómo se ponía nerviosa por mi contacto.
- ¿Qué tipo de contacto quieres Alice?- Le susurré en el oído.
Después bese su cuello, soltó un largo suspiro audible, supe de inmediato que era uno de sus puntos débiles.
-Mil..d..red- alcanzó a completar, y su respiración era irregular.
La giré tomándola por la cintura y antes de que alcanzara a decir algo, la besé, tratando que mis labios pudiesen borrar los de aquella que alguna vez tuvo la dicha de besarla.
Mi pequeña Alice no tenía idea de lo que yo podía causar cuando quería.
- ¿Qué estás haciendo Mildred?- tenia los ojos cerrados.
- Quieres contacto humano, ¿No?, a la paciente lo que pida- solté con un tono de coquetería que hace tanto no usaba.
Retome el beso, moví mi boca junto a la suya, haciendo nuestro contacto más desesperado.
La empuje suavemente en la cama, y me recargue en sobre ella, tratando de no lastimarla.
En cuestiones íntimas Gwendolyn siempre era quien me guiaba a mi, pero en esta ocasión yo quería que Alice se sintiera cuidada, amada.
Las manos de Alice vagaban por mi espalda, haciendo que mi calor corporal subiera, mientras las mías acariciaban su cuello, para bajar hasta sus piernas.
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Enfermera Ratched.
RomancePor qué cuando tus ojos se encontraron con los míos, sentí el alivio placero del alma. ¿Me dejaría entrar a su corazón enfermera Ratched? ¿Podría curar yo su dolor? ¿O este me consumiría a mi también?