El día transcurría con una lentitud inhumana, me sentía atrapada dentro de este vestido, los pliegues de las puntas eran lindas, pero había algo que no se sentía genuino, esta no era yo.
No iba en lo absoluto con mi personalidad, el color pálido amarillo de la prenda que había escogido mi madre gritaba Charlotte por los cuatro vientos.
Pero no había ni una pizca de Alice en él.
Mientras observaba mi imagen frente al espejo solo podía imaginar el cómo se miraría Mildred, ¿De qué color sería su vestido?, ¿Dejaría su cabello suelto? ¿Algún maquillaje especial? ¿Con que calzado lo combinaría?
- Alice- la voz de Dolly me regresó a la tierra.
- ¿Está todo bien?- pregunté, pues su tono de voz sonaba alerta.
- Todo perfecto, un chico guapo esta preguntando por ti en la puerta- su rostro divertido y su mirada insinuante me dejaron en claro saber de quien estaba hablando.
¡Maldita sea!
¿Por qué llego tan temprano?La realidad me estaba golpeando de nuevo.
- Voy en un segundo, solo deja que me cambie- respondí con una sonrisa mas falsa que los bolsos de "diseñador" que tiene mi madre regados por todo su ropero.
- No quieres que tu galán te vea así? ¡Luces perfecta!, esta noche será increíble para ambos, el príncipe y la princesa en su primer baile- suspiró dejando salir una increíble cantidad de aire que estaba siendo reprimida por sus pulmones.
Dolly siempre me causo gracia, era esa clase de persona que soñaba con vivir un romance de película, con aventuras y canciones lentas de fondo, los chicos eran su perdición, cada semana me hablaba de alguno nuevo, esta mujer había tenido más acción en su vida que mi abuela, y eso que no pasaba de los veinte; simplemente me caía demasiado bien.
- Ya sabes lo que dicen, el novio no te debe ver con el vestido antes de la fiesta- fingí estar emocionada con el echo de que Richard estuviera aquí.
- Eso solo aplica en las bodas...¡Ya pensando en matrimonio!- Golpeo amistosamente mi hombro como señal de complicidad.
La verdad es que las palabras que salían de su boca solo me causaron más estrés.
Me dirigía a encontrarme con el muchacho castaño, mientras sentía una extraña sensación de vacío en el estómago, recorría los largos pasillos; estos que unos días atrás fueron testigos del amor que le tenia a Mildred ahora presenciaban como iba directo a los brazos de alguien más.
- ¿Ali?- la voz ronca que resonaba a mis espaldas me paralizo por completo, sabía perfectamente de quien se trataba.
Nadie más me llamaba así.Di la vuelta y lo vi.
Después de muchísimos meses, ahí estaba él, con esa sonrisa sincera y su cabello perfectamente peinado, vestido formal como de costumbre, y entre sus manos un ramo de rosas rojas.
- ¿Richi?- conteste sarcástica haciendo referencia al apodo que mi madre utilizaba ahora para él.
Soltó una carcajada mientras caminaba hacia mí.
- No te burles, a Charlotte le gusta- contestó orgulloso.
- Todo lo que tenga que ver contigo o que venga de ti le gustará a mi madre-
- ¿Cómo has estado?- preguntó una vez que estábamos lo suficiente cerca, para darme el ramo de rosas.
- Atrapada- ¿Cómo más podría estar?-
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Enfermera Ratched.
RomansaPor qué cuando tus ojos se encontraron con los míos, sentí el alivio placero del alma. ¿Me dejaría entrar a su corazón enfermera Ratched? ¿Podría curar yo su dolor? ¿O este me consumiría a mi también?