Capítulo 12. La llegada.

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Ya era la mañana siguiente, yo seguía con un sueño inmenso, no había podido dormir nada la noche anterior, la ansiedad y los nervios me carcomían; trate de darme un baño con agua fría para poder estar alerta, pero tristemente no funciono.
Ya era hora de partir hacia el hospital, tome las pocas cosas que había empacado ayer, y me despedí de esa pequeña habitación.

Me encontraría con mi padre en la recepción, entregaría las llaves de nuestros respectivos cuartos y nos pondríamos en marcha.
Cuando llegué a el mostrador pude observar a una bohemia mujer de unos 60 y pico de años, estaba fumando y tomando un trago de wisky.

Dios, son las 9 de la mañana- pensé, no podía concebir el hecho de que una persona estuviera fumando y tomando alcohol a esta hora del día.

-    Buenas tardes, Señora...- me quede esperando a que me dijese su nombre, yo no había entrado a la recepción cuando nos hospedamos, evidentemente no lo sabia.

-    Fletcher, Louise Fletcher- dijo concentrada en su cigarro.

-Buenas tardes, señora Fletcher, disculpe, estoy buscando al señor Peters, ¿sabe dónde se encuentra?, quedamos de encontrarnos aquí-

-¿su pareja?- pregunto interesada.

Que mujer más impertinente

-Mi padre- respondí tajante.

-Ah ya veo, esta afuera desde hace unos 15 minutos- dijo con el mismo interés nulo del principio.

Como lo sospeche, solo quería su dosis de chisme mañanero
pero de que te quejas Alice si eres igual, siempre metiendo la cabeza donde no te llaman- me regañe mentalmente .

-Gracias, que tenga un lindo día- solté con una sonrisa más falsa que mis ganas de vivir.

Vi a mi padre inmediatamente crucé la puerta de la salida del Motel.

-pensé que nos veríamos en la recepción-

-Sali a fumar, pero ya estas aquí, así que sube, es la hora-

Solo me dedique a asentir, la verdad es que entre la gran tristeza que me causaba pasar los mejores años de mi juventud encerrada, había un rayito de alegría, sabía que iba ver a la enfermera Ratched todos los días.

Quería convencerme a mí misma que no me gustaba, meramente me provocaba curiosidad, además ¿qué esperanzas tenía con ella?, ya sabía yo que estaba luchando por reunirse con su otra mitad, mientras yo me dedicaba a olvidar la mía.
Así que si bien me iba y con las expectativas en el cielo probablemente solo llegaríamos a una amistosa relación paciente-enfermera, y aun que eso no fuera nada especial o cercano, el solo hecho de que yo le agradará me causaba emoción...

Estaba tan perdida pensado en todo lo que viviría, que no me di cuenta que ya estábamos entrando a las instalaciones del psiquiátrico.

Pude ver entre los carros estacionados, el característico auto verde agua del motel, me llamo muchísimo la atención, y obviamente había deducido de quien era, es decir, ¿Quién mas se la pasaba en el hotel y en el hospital? La misteriosa enfermera Ratched.

Entramos y yo estaba como loca buscándola con la mirada, quería que ella me volviera a mostrar todo otra vez, que me guiará a la que seria mi recamara, que me explicará lo que haría en mis días ahora, eso o simplemente quería verla, no lo sé...

Di unos cuantos pasos alrededor de la sala, pero nada, ella no estaba, me desilusiono un poco no verla, supongo que mas tarde me la encontraría por ahí.

Después de unos minutos esperando, vi entrar por uno de los pasillos a un muchacho con una sonrisa amable en la cara, se fue acercando y me sorprendió un poco ver varias cicatrices en su cara, y una de su oreja deformada, parecía que había tenido un accidente, pero no quería incomodarle con mi vista lasciva, así que me repuse de la sorpresa para no incomodarlo.

-Buenos días, señorita Peters, soy Huck Finnigan, estoy para ayudarle a instalarse, y llevarla con el Dr. Hanover, el le explicara su tratamiento.

Bueno el parecía muy amable, seguro me caerá bien

-Gracias Huck, te sigo-

Ni siquiera me quise despedir de mi padre, estaba molesta con el, en realidad estaba molesta con el universo entero, de igual forma sabía que era mejor que se fuera sin despedidas sentimentales, así había sido siempre.

Seguimos caminando por los pasillos hasta toparnos con una gran puerta.

-Bueno, estaré aquí afuera esperándola, cuando termine de hablar con el doctor Hanover, la llevare a su habitación-.

Asentí y me dirigí a abrir la puerta, al entrar me topé con un gran despacho, ahí estaba el doctor Hanover, esperándome con una ligera sonrisa.

Procedí a sentarme en la silla enfrente del escritorio y el se dispuso a hablar

-Bueno Alice, no hay necesidad de explicarte el por qué estás aquí, hasta donde yo sé, estas aquí por tu voluntad, cosa que hace más fácil tu tratamiento, ahora, quisiera hablarte de algo que he estado practicando últimamente la lobotomía.
Es un proceso muy simple, en que, al insertar un picahielos por tu ojo, este va directamente hacia la parte frontal de tu cerebro , ahí se procede a hacer un pequeño giro que hará desaparecer por completo los comportamientos impulsivos de las personas-

Me quede atónita, ¿este hombre iba a meter un picahielos por mi ojo?, Dios mío, ¿en qué sitio me había metido mi padre?

-¿Me dolerá?- es lo único que pude preguntar.

-Para nada, antes del procedimiento se le aplicara anestesia general-.

-¿Qué pasa si falla?, me esta diciendo que, ¿eso es todo, es decir una vez me someta a la lobotomía, ¿dejare mi manía?

-Eso es lo que se pretende señorita Peters, si eso no logra que los pensamientos aberrantes se vallan, probaremos distintos métodos, pero no se preocupe le aseguro que saldrá 100% curada de este hospital. Ahora valla a descansar, mas tarde Huck o alguna de las enfermeras le indicaran el horario de las comidas-

Agradecí por sus atenciones y salí de ahí, demasiado nerviosa, asustada y enojada, una terrible mezcla de sentimientos que me atormentarían hasta el día de esa supuesta lobotomía.

-¿Qué tal le fue?- pregunto Huck poniendo a lado mío

-Que te digo, van a meterme un picahielos por los ojos- conteste sarcástica.

-¿La lobotomía? He escuchado hablar de ella- respondió riéndose por mi comentario.

Seguimos caminando, me mostró mi habitación y me dejó para que me instalara no sin antes decirme que los horarios de comida.

La tarde se pasó sorpresivamente rápida, en lo que acomode mis cosas, fui a comer y regrese a mi cuarto.
Se había llegado la hora de cenar, no tenía hambre, pero igual decidí bajar, no quería ser grosera en mi primer día.
Caminando por el pasillo vi a la enfermera Ratched

¡por fin!, por lo menos podre saludarla antes de ir a cenar- pensé emocionada.

Estaba a punto de ir a desearle buenas noches, cuando vi que se dirigía al pasillo donde se albergaría el hombre que mato a los curas, ¿Por qué iría para allá?
Según lo que había escuchado ningún trabajador podía bajar a menos que fuera a dejar la comida, y si, era la hora de la cena, pero ella no llevaba ningún plato en la mano.
Ademas era la hora de descanso del policía que se encargaba de cuidar la celda o lo que fuera su "habitación".

Ella no se percato de mi presencia parecía muy apurada en bajar.

¿Por qué esta interesada en ese hombre, enfermera Ratched?, ¿cuántos secretos esconde debajo de esa sonrisa cálida?

Estaría demasiado tiempo aquí, y ella era un misterio que quería resolver, cuésteme lo que me cueste, no me importaba yo ya sabia muy bien a que iba dedicar mis días de ahora en adelante...

Enfermera Ratched.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora