01.

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Lalisa azotó la puerta de su habitación, haciéndola resonar por toda su casa, empapada de un líquido asqueroso en su cabeza, se dirigió al baño, donde minutos después se duchó. Recordó a la insoportable de Kim Jennie haciéndole una broma junto a la cabeza hueca de Kim Jisoo, realmente odiaba a ese par.

Hoy había sido un día agotador, Lalisa había tenido una competición de matemáticas, la cuál, evidentemente ganó, sentía que su cerebro estaba a punto de explotar.

Su mejor amiga Rosé estaba muy orgullosa pero el entusiasmo de ambas se vino abajo cuando al finalizar la competencia, Jennie y Jisoo esperaron a Lisa y Rosé para arrojarles lo que parecía una malteada de banana vencida, ya que olía fatal. Lisa, como siempre, se quedó sin decir una sola palabra, soportando las humillaciones y malos tratos por parte del par, realmente odiaba a esas chicas, deseaba con todas sus fuerzas que ambas murieran.

Trató de olvidar el coraje que llevaba atorado en el pecho desde el primer semestre cuando conoció a Jennie, inmediatamente supo que era de esas chicas mimadas que molestan a las chicas como Lisa, altas, intelectuales, con amigos perdedores, con anteojos y que no supieran defenderse, sabía que sería un infierno y tal como lo pensó, así fue, Jennie y Jisoo se dedicaron a hacerle la vida imposible a ella y a Rosé, los empujones en los pasillos, las malas bromas como la de esa mañana, hacían que Lisa perdiera la paciencia, estuvo a punto de cambiar de preparatoria unas veinte veces pero sabía que no debía darle el gusto a la pelinegra, debía de soportar para demostrarle que no siempre las chicas lindas ganan.

Solo debía de soportar un año más, al fin se graduaría e iría a la universidad, al ir ahí no tendría que soportar más a esa chica malcriada y su estúpida amiga, pero la tristeza la invadía al pensar que no volvería a ver a Jacob, él era la razón por la que soportaba los días en aquel matadero, amaba su cara, su nariz, sus labios tan extremadamente besables, sus músculos, sus largas pestañas y su cabello negro y rizado, amaba cada centímetro de él, era tan perfecto, por algo era el chico más popular de la escuela y mariscal de campo, sabía que ella jamás tendría una oportunidad con alguien como él, pero aún así, se conformaba con solo verlo desde las gradas, al verlo, sentía que sus pulmones no recibían más aire, sentía mil mariposas en su estómago, tal vez era porque era una simple virgen que jamás había estado ni cerca de hablar con un hombre.

Siempre soñó con su príncipe azul, como en los cuentos y Jacob era eso que siempre quiso.
Encontrar a un chico como él, era algo difícil, Lisa era hermosa pero ocultaba esa belleza debajo de esos anteojos, ese flequillo y bajo esa ropa holgada, debía esforzarse más si quería ser el centro de atención.

Salió de la ducha y dejó caer el peso de su cuerpo en aquel duro colchón, no pudo evitar pensar que mañana sería un día pésimo, Jennie seguramente tenía planeada otra broma para ella y su mejor amiga pero lo único que estaba en su mente, era observar a Jacob en su práctica a lo lejos, sentada en las gradas, con una coca cola enlatada en sus manos y sus libros al lado de ella y con el corazón apunto de salirse de su pecho.

Mierda, ¿Porque carajo no puedo verme mejor? — Pensó, toda su vida deseo verse como una chica hermosa, a la que todos voltearan a ver, que fuera popular y querida por todos pero no fue así, Lalisa Manoban era popular por ser una Freak, por ser buena en matemáticas y por jamás hacer deporte, no tenía una buena reputación entre los chicos, era demasiado extraña para salir con alguien.

La verdad era que, a Lisa le encantaba hacer deporte pero no en la escuela, sabía que todos se burlarían por su cuerpo, era demasiado delgada para encajar, era mejor inventar una excusa para evitarlo, como un... "Me duele el estómago", "Me duele la cabeza" o "Ayer me asaltaron". No quería recibir malos tratos, ya tenía suficientes con los de la idiota de Kim Jennie, no quería más problemas.

•Freak• ~[JENLISA] °Reescribiendo°Donde viven las historias. Descúbrelo ahora