11.

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Llegó la hora en la que Lisa tenía que irse, Jennie tenía un plan, nadie se lo arruinaría y menos, el trabajo de Lisa.

Lisa le había enseñado matemáticas, historia, química, inglés, de todo. Jennie no puso mucha atención, pues solo admiraba el rostro perfecto de Lisa, como su boca gesticulaba las palabras para formar una perfecta oración, salía con una perfecta voz directo desde su garganta.

Observaba esos labios gruesos moverse para explicar los temas, sus manos se movían tratando de hacer más entendible su discurso.

Después de que terminaron, Jennie le dio bastante dinero a Lisa por ayudarla a "estudiar", Jennie no había aprendido nada por observar todo el tiempo a Lisa, pero de todas formas debía recompensarla.

En un principio, ella no recibió el dinero, pero Jennie le rogó hasta que lo aceptó.

Cuando la más alta se despidió de Jennie, está inmediatamente marcó a uno de sus choferes de confianza, pidió que averiguara donde trabaja Lisa, después de unos minutos, el hombre ya tenía la dirección.

Jennie tomó su auto y condujo hasta aquel lugar, no dejaría escapar la oportunidad de estar con Lisa, ese era un momento único que probablemente no se volvería a repetir, Jacob se estaba ganado en corazón de la menor, Jennie no podía hacer nada contra eso.

Salió de sus pensamientos cuando llegó a aquella pizzería, bajó de su auto y cuando se detuvo en los grandes ventanales del lugar, observó a Lisa, tenía su uniforme de trabajo puesto, unos Jeans negros, una playera roja y una gorra con el logo de aquella marca, simplemente se veía hermosa, todo le quedaba bien.

Sus manos sudaban, no entendía porque, jamás se ponía nerviosa con nada y mucho menos con nadie, pero Lisa era diferente, ella hacía que todo en Jennie fallara.

Caminó y abrió la puerta del establecimiento, buscó con la mirada a la tailandesa, y en cuestión de segundos, la encontró, estaba en la caja, atendiendo a los clientes.

Su corazón latía desbocado, solo caminó hacia Lisa, quién aún no notaba la presencia de la pelinegra. Cuando lo hizo, la duda la invadió por completo.

- Jennie, ¿Que haces aquí?- Preguntó Lisa, no sabía porque Jennie estaba nuevamente ahí.

- Hola Lisa, ¿Lista para irnos?- Se acercó al mostrador y recargó su codo en este, sosteniendo su cabeza con su mano.

- ¿Irnos?, ¿A dónde?- Lisa estaba realmente confundida.

- Te recuerdo que yo te ayudaré con tu cita, tu debes hacer lo que yo diga, solo faltan cuatro días para el sábado, tu decides- Alzó una ceja, su tono de voz era retante y un tanto altanero.

- Jennie, tengo que trabajar- Se excusó, esto era verdad, Lisa tenía que hacerlo.

- Por eso no te preocupes, ahora vuelvo- Jennie se alejó hacía la oficina del gerente, sus pasos eran confiados y eso le causaba temor a Lisa.

La más alta de quedó ahí, esperando a que aquella chica con ojos felinos, viniera de nuevo, pasaron aproximadamente cinco minutos y Jennie salió de la oficina, Lisa no entendía que pasaba.

- ¡Listo!, Problema resuelto- Sacudió sus manos en broma y le dedico una sonrisa a Lisa.

- ¿Que hiciste?, Estoy muy confundida, ¿Que quieres que haga? Y ¿Porque estás aquí?- Movía sus manos al hablar.

- Tranquila Lisa, hablé con tu jefe y dijo que está semana estás libre, no habrá ningún problema- Explicó Jennie convencida.

- ¡¿Que?!, ¡¿Cómo lograste convencerlo?!- Exclamó la chica alta, estaba muy sorprendida.

•Freak• ~[JENLISA] °Reescribiendo°Donde viven las historias. Descúbrelo ahora