10.

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Jennie caminaba por los pasillos de su escuela, Jisoo estaba enferma y no asistió a la escuela, lo cual la puso triste.
Sintió una mano tocar su hombro.

— ¡Hola Jennie! — Exclamó Lisa mientras besaba la mejilla de la mayor.

— ¡¿Qué haces?! — Preguntó Jennie alarmada.

— Nada, es solo que te extrañé — Sonrió Lisa.

Jennie se puso nerviosa ante aquella acción.

— Necesitas algo ¿Verdad? — Preguntó desilusionada.

— Quería sabes si me harás el cambio de look que dijiste, de verdad lo necesito Jennie — Lisa hizo un puchero.

Jennie no podía resistirse ante aquella acción, no quería que saliera con Jacob pero, sabía que ayudarla era la única manera de tenerla cerca, con eso era suficiente para ser feliz.

— Te ayudaré, solo sí me das las clases extra que prometiste — Advirtió Jennie.

— ¡Claro!, ¿Cuando quieres empezar? — Preguntó entusiasmada.

— Hoy mismo, terminando las clases vienes a mi casa — Dijo acelerada.

— Perfecto, te veo en la tarde, gracias Jenn — Agradeció Lisa yéndose a su siguiente clase.

Jennie quería tener cerca a Lisa, no le importaba como, haría lo que fuera necesario para que ella no se fuera de su lado.

La pelinegra esperaba impaciente la hora de salida, puso muy poca atención a sus clases, no le importaba nada que no fuera estar cerca de esos labios tan apetitosos que pedían a gritos ser besados.

Jennie no podía creer que su corazón se aceleraba cuando veía a esa chica alta, desarreglada y con pésimo gusto para vestir, tanto tiempo molestándola y haciéndole bromas de pésimo gusto y jamás se dió cuánta de lo atractiva, graciosa e intelectual que era, ambas tenían gustos similares, eso era suficiente para que Jennie se sintiera cómoda con ella.

Se llegó la hora de salir, Lisa esperaba pacientemente a Jennie a la salida de aquella escuela, la pelinegra estaba nerviosa, nunca antes se había puesto así con ninguna otra mujer, las veces que había tenido encuentros con mujeres, todo era fácil y sin compromiso, solo se conocían en antros o bares y de ahí, se encontraban en una habitación de hotel para hacer lo que tenían que hacer.

Lisa era diferente, Jennie se sentía atrapada por esos ojos de alguna manera, jamás observó que Lisa podía ser una terrible debilidad, ahora entendía a Jacob, el sería muy afortunado si la tuviera a su lado.

Jennie salió y cuando abrió paso entre la multitud, vio a Lisa de pie, esperándola, cuando la más alta se dio cuenta de la presencia de la pelinegra, sonrió dejando ver sus dientes, lo cual, hizo que Jennie sonriera inconscientemente, una sonrisa bastante tonta.

Ambas caminaron hasta llegar a la otra, y cuando se encontraron, sus mentes se conectaron, Jennie sintió un escalofrío recorrer todo su cuerpo, al igual que Lisa, quién estaba demasiado confundida por sus sensaciones.

— ¿E-Estás l-lista? — Preguntó Lisa alejándose un poco del cuerpo de Jennie.

— Sí, vamos — Sonrió Jennie.

— Jenn, hoy tengo que trabajar, solo podré estar contigo una hora, ¿Está bien? — Dijo preocupada por la respuesta.

— ¿Una hora?, ¿No puedes arreglarte con tu jefe para faltar solo hoy?, Hazlo por mi — Juntó sus labios haciendo un puchero.

— No Jenn, de verdad lo siento, ya falté una vez y no quiero volver a hacerlo, me pueden despedir y ese trabajo es lo único que tengo, no puedo perderlo — Explicó.

— Está bien — Suspiró triste.

— Los domingos son mí día de descanso, prometo ir a tu casa y no moverme de ahí hasta la noche — Sonrió cálidamente.

— De acuerdo, es una promesa — Señaló.

Jennie tenía un plan, no dejaría que su tiempo a solas con Lisa se arruinara, no lo dejaría suceder, jamás.

Uno de los choferes de Jennie estaba esperándolas afuera, Lisa sabía que Jennie era de una familia adinerada, su apellido lo decía todo, pero aún así no podía evitar sorprenderse y emocionarse, era su primera vez subiendo a una camioneta tan lujosa.

Lisa ayudo a subir a la gran camioneta a Jennie, quién se sonrojo, a la más alta le pareció algo muy tierno, no sabia ocultar muy bien sus emociones.

Llegaron a la gran casa de Jennie, al abrir la puerta, su padre estaba esperándola.
Ella camino hasta el, no sabía que decir, siempre se sentía nerviosa al estar con su padre.

— ¿Quién es ella? — Preguntó aquel hombre canoso.

— E-Ella es Lalisa Manoban, me dará clases extra, justo como lo querías — Jennie no lo miraba a los ojos.

— Muy bien- Se levantó del sofá — Mucho gusto Lalisa, yo soy el padre de Jennie — Dijo en un tono arrogante.

— Mucho gusto señor Kim — Lisa se inclinó e hizo una reverencia.

— Nos tenemos que ir,  Lalisa solo viene aquí por una hora — Jennie tomó la muñeca de Lisa y la guió hasta su habitación.

Lisa pudo notar la tensión que hubo entre ella y su padre, parecían no llevarse muy bien.  Jennie no cruzaba mirada con él, parecía algo molesta con él, tal vez no tenían una buena relación.

Cuando subían hacia la habitación de Jennie, notó los cuadros que colgaban en la pared, su padre era el que estaba en la mayoría de las fotos, mientras que una mujer alta y de cabello negro, solo aparecía en algunas, supuso que era su madre.

Llegaron a la habitación, aquella habitación que Lisa había conocido antes, pero que por alguna razón, no había notado los detalles en esta.
Había muchos cuadros que parecían hechos a mano, un lienzo se encontraba en la esquina de la gran habitación, pósters de varias bandas de rock, un escritorio con una pequeña lámpara de noche y varias guitarras acústicas y eléctricas colgadas en la pared, era un cuarto muy lindo, justo como lo hubiera deseado Lisa.

— ¡Wow!, ¡Que lindo cuadro!, ¿Dónde lo compraste? — Preguntó Lisa observando una pintura de un paisaje.

— Lo hice yo, es una playa muy especial para mí —Dijo con una evidente nostalgia en su voz.

—¡Tu sí que tienes secretos Kim jennie!, No sabía que pintabas — Dedicó una sonrisa a la mayor.

— Bueno, ahora lo sabes — Cruzó sus brazos.

— Tal vez, algún día puedas pintarme a mí —Sugirió Lisa.

— No gracias, yo no hago retratos — Explicó.

— ¿Por qué no? — Preguntó curiosa.

— Simplemente no lo hago, quiero que mí trabajo sea el amor que le tengo a la naturaleza, no me siento cómoda dibujando a alguien más, debes de ser muy importante en mí vida sí algún día llego a hacerlo — Explicó.

— Eres muy misteriosa Jennie — Rió levemente.

Las mejillas de Jennie se pusieron rojas, había un sonrojo evidentemente.

— ¡Yah!, A lo que viniste Manoban — Reclamó Jennie tratando de esconder su sonrojo.

— Muuuuyy biiienn... — Rodó los ojos divertida — Mandona — Susurró la chica alta riéndose.






Perdón por no actualizar, estaba haciendo mis exámenes, pero aquí está otro capítulo;).

Gracias por los 11 seguidores, tal vez para ustedes sea poco, pero para mí es mucho, gracias de verdad<3

•Freak• ~[JENLISA] °Reescribiendo°Donde viven las historias. Descúbrelo ahora