Alerta

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-¿Qué es todo esto Anna?
-Son todos las constancias de mis extracorriculares que he cursado en la preparatoria.
-¿Ya mandarás tu solicitud, hijita? Berkeley fue lo que elegiste ¿cierto?

Volteé a ver a mi papá y le torcí los ojos.

-De eso a Yale o Brown...
-Sabes que Berkeley es la mejor opción.
-Solo porque está en LA, si no, no tendría sentido para mí.
-Y... ¿Qué hay en LA?
-Sol, playa, música, cosas que me gustan.
-Claro...

Mi padre salió de mi habitación y yo seguía con las ganas de gritarle que en LA está y estaría todo lo que quiero.

Entonces mi teléfono sonó.

-¿Sí?
-Anna, cariño. Tengo nuevas pistas que podrían confirmarnos que mi papá está metido en algo muy turbio, debemos vernos cuanto antes.

¿Andy me llamó cariño?

-Claro, claro, eh... ¿después del juego de hoy? ¿durante?
-Durante y después, es algo que quizá se digiera mejor si nos concentramos en algo como un juego mientras te explico.
-Vale, entonces búscame en el vestidor de chicas.

Alisté mi ropa de animadora y salí directo a la escuela. Todo se veía como cuando era pequeña, los niños iban también a la escuela acompañados de sus padres y madres, el sol meridiano brillaba y el viento del otoño refrescaba.

Entré al gimnasio para nuestra última práctica y las chicas se encontraban tranquilizando a Priscilla Hickman. Ella estaba muy nerviosa, muy roja y sus ojos verdes estaban llorosos y rojos, no dejaba de tocarse el cabello.

-¡¿Qué sucedió?!
-Young, tenemos que hacer algo AHORA. Hoy, seguramente la misma camioneta, intentó subir a nuestra Pris.
-¡¿Qué?! ¡¿En qué momento?!

Justo cuando Ohio me provocaba nostalgia por la mañana.

-Venía... venía hacía la escuela y... yo, miré hacia atrás porque el rechinar de un neumático me asustó... Cuando volteé vi que era una camioneta negra y... y...
-¿Y qué? -le dije a Pris con la mayor calma posible.-
-Y... supe que venía hacia a mí y me congelé del miedo, dos hombres me jalaron, uno de ellos intentó quedarse mi bolso y el otro estoy segura de que se llevó un gran mechón de mi cabello...
-Pris... Lo siento tanto.
-Desde hoy Líbelulas, nadie vendrá ni irá sola a la escuela hasta que esto se solucione. Somos ahora dos las que vivimos esto en menos de dos semanas. Hablaremos con el jefe de la policía y con nuestros padres.
-¿Será después? Hoy es el juego... -me respondió Pris con mucha pena en su voz.-
-Sí, Pris, si aún quieres animar eres bienvenida. Las demás, prometo hacer algo, mientras tanto a practicar.

No podía creer esto. Mientras las demás calentaban me quedé pensando en toda la situación, no era posible que esto nos estuviera pasando a las chicas, no iba a dejar que se extendiera a toda la escuela y después a toda la ciudad.

El juego comenzó, habíamos animado como nunca antes. Todas estábamos felices por el resultado, incluso Pris se veía más feliz.

-Estuvo muy bien, se han superado a sí mismas.
-Gracias, "cariño" -le respondí a Andy en tono burlón.-
-Esperaba que no lo recordaras -me dijo riendose por la pena.-
-Fue lindo.

Andy se sonrojó.

-Mi padre olvidó por unos minutos su teléfono en casa y le llegaban muchos mensajes. Pensé que sería normal a esa hora pero, los leí y eran de un número no registrado.
-¿Y qué pasó?
-Uno de los mensajes decía "está todo listo", otro era "es de la misma complexión pero esta vez lo lograremos"
-No entiendo...
-Espera. Algunos otros que eran recientes decían "no se logró" "estuvimos a punto pero la chica es más fuerte de lo que parece, igual que la anterior"
-¡¿Qué?!

Todos los que estaban cerca voltearon a verme. Debía tener más discresión.

-Fue mi reacción al leerlo pero mi padre entro justo después y fingí que nada pasaba.
-Dios, Andy. ¿Tu padre enserio está en una red de secuestro?
-No sabría porqué pero debemos confirmarlo.

De camino a casa Andy yo charlamos más sobre el asunto. Decidimos iniciar una búsqueda más detallada. Después de estos juegos el año escolar iba más rápido y tenía miedo, de desaparecer y de no ser aceptada en Berkeley y perder a Andy.

-Andy...
-¿Qué sucede?
-La verdad es que he pensado mucho en... tú y yo.
-¿Si?
-Te quiero más de lo que decía y pensaba. Mi sentir es muy fuerte y decidí que es hora de afrontarlo.
-Linda, no quería que te sintieras presionada, pero me da gusto que seas abierta con tus emociones.
-¿Entonces qué haremos?
-Tratemos este año y veámos qué pasa ¿sí? Después iremos a la misma ciudad, ambos haremos cosas grandes y si no funciona prométeme que seguiremos siendo amigos.
-Lo prometo, novio.

Nos besamos y dios mío... ¿cuando iba a poder tener a Andy a solas para mí otra vez? Lo deseaba, lo deseaba mucho.

-Mañana juntaremos las piezas de todo este problema, linda. Hoy descansa y olvídate de todo esto.
-Claro, tú haz lo mismo. Descansa bien y mañana nos vemos.

Y ahí iba, el chico de toda la vida, pero ahora era mi chico. 

Aquí estaréDonde viven las historias. Descúbrelo ahora