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Hay veces en que las personas necesitan un pequeño empujón para aceptar las cosas como son. Shuhua siempre pensó que era del tipo que sabía lo que quería y luego ponía las cosas en perspectiva antes de asegurarse de tomar un paso.

Iba sentada en el asiento para copiloto junto a su padre que conducía en silencio, no recordaba la última vez en que su papá la había ido a dejar a la escuela pero había algo familiar en aquello que le hacía sentir bien. En sus piernas descansaba la caja de pastelitos que había preparado junto a Miyeon el día anterior y cada vez que su mirada bajaba a verlos el rostro de la mayor aparecía en su cabeza. Estaba confundida y no lo podía negar, en su corazón sabía que lo que sentía por Miyeon era algo más que una simple amistad pero también estaba segura de que hace apenas unas semanas esos mismos sentimientos se los producía Soojin.

"Es distinto" se contestó a ella misma (su cabeza estaba llena de diálogos internos para intentar convencerse de algo y luego de lo otro) Pero efectivamente había algo distinto, quizá no en la intensidad del sentimiento pero si en los que iban acompañados a él. Cada vez que Shuhua veía a Soojin su corazón se amargaba, se apagaba y dolía. No lograba hacer que todo el amor que sentía por su mejor amiga fuera suficiente para curar las heridas que la misma dejaba.

Por otro lado, cuando recordaba lo que Miyeon le hacía sentir solo era capaz de percibir sentimientos positivos. Sus reacciones ante Miyeon comenzaban suaves y cálidas para luego terminar en fuertes fuegos artificiales dentro de su pecho y estómago. Con Soojin quería que todo acabara lo antes posible en cambio con Miyeon siempre quería que todo dure un poco más, que nunca tuvieran que separarse para poder seguir experimentando todos las sensaciones que ella le producía.

—¿Te vas a bajar? —Recién con la voz de su padre se percató de que ya estaban estacionados fuera de la escuela y que el hombre llevaba un buen rato viéndola sin entender en qué planeta se encontraba. Shuhua asintió, acomodando la caja con cuidado en sus manos mientras su padre daba la vuelta por el vehículo y así abrirle la puerta. —¿Quieres que te ayude con eso? —El señor Yeh notó que su hija seguía un poco distraída y temió por la seguridad de los pastelitos. —No, no. Estoy bien. —Shuhua le aseguró, por fin volviendo completamente al planeta tierra.

—Espero vendan todos sus pasteles, nos vemos en la noche. —Con un suave beso en su frente su padre se fue de la escuela y Shuhua comenzó a caminar lentamente hasta el salón del club de teatro donde estarían reuniendo todos los productos a vender.

Para sorpresa de la Taiwanesa, la única persona que se encontraba en el salón era Doyeon. Al parecer la mayor de las hermanas había quedado como responsable de recibir las cosas.

—Buenos días. —Saludó Shuhua un poco nerviosa, odiaba sentirse incómoda con alguien a quien tenía cariño pero el asunto con Doyeon era todavía incierto.

—Hola. —Saludó la alta, tomando la caja y dejándola con cuidado en un mesón que tenía ya otras cosas. —¿Fue muy difícil para las dos? —La noche anterior Lucy le había reclamado que no había sido muy educado de parte de ellas plantar a Miyeon y Shuhua cuando se habían comprometido a ayudar anteriormente. —De verdad lo siento, pero saber que todo esto de la boda me cuesta un poco—.

Shuhua asintió, jugando con sus dedos y moviendo su mirada entre sus manos y los ojos de Doyeon. Quería decir algo pero no estaba segura de que, sabía que quería arreglar las cosas e intentar que las tres pudieran tener una buena relación. —No es como que podamos impedirlo. —La voz de Shuhua era apenas audible por la mayor pero logró hacerlo. —Ven. —Doyeon la tomó de la mano y la llevó a una banca en la esquina de la sala. Por suerte nadie más venía y eran las únicas por el momento.

—Es extraño porque cuando estoy contigo siento que eres una niña muy madura. —Sonrió Doyeon, tomándose el tiempo para ver las facciones de la menor. —Olvido que tienes la edad de mi hermana y ella la sigo viendo como una niña. —Ambas rieron y Shuhua se enterneció al pensar en la adorable imagen que Doyeon tenía sobre su hermana menor. La verdad es que ella creía que con Hyojung tienen personalidades bastante similares, el que Doyeon la vea a ella más madura era algo nuevo. —Con todo esto de la separación de nuestros padres siento que debo cuidar más de ella. Hyojung adora a tu papá ¿sabías? —Aquello le tomó por sorpresa, sentía que su papá tenía más afinidad con Lucy que con Doyeon pero creía que eso se debía simplemente porque la mayor era reacia a aceptar a su padre.

Viéndote con sus ojos (Miyeon&Shuhua)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora