7 años atrás.
Soojin tenía apenas diez años cuando sus padres le comunicaron que se cambiarían de ciudad, su padre por fin había conseguido el ascenso por el cual trabajó tan duro. Hasta ese entonces, la pequeña Soojin no había destacado por ser una niña muy ruidosa ni amigable, era más bien tímida y se le hacía difícil hacer amigos. Pese a sus diez años, ella era bastante consciente sobre sus defectos y ese era uno que deseaba cambiar. Cualquier niño de su edad habría pataleado y llorado por tener que cambiarse de escuela y verse en la obligación de alejarse de las personas que hasta entonces había conocido, Soojin no hizo nada de eso. Cuando su padre la tomó en sus brazos y la sentó sobre su regazo para explicarle todo lo que implicaba el cambio laboral, la pequeña de ojos redondos asintió rápidamente y besó a su padre en la mejilla en forma de agradecimiento por todo lo que hacía por su familia.
La nueva casa era mucho más grande que la anterior, y tenía el segundo piso prácticamente para ella ya que sus padres tenían su habitación en la planta baja. Su habitación no era tan grande pero tenía el tamaño suficiente para poder tener un escritorio, su cama, un gran closet además de un pequeño sofá cerca de una gran ventana que daba a la casa de al lado. Las clases estaban por comenzar en apenas unos días por lo que luego de que todo estuviera ordenado dentro de la casa y ya podían verse más muebles que cajas, su madre decidió llevarla de compras para buscar todo lo que iba a necesitar para iniciar el año escolar. Estaba sentada en la entrada de su casa esperando por mamá cuando escuchó un llanto desesperado, se emocionó pensando que quizá había un bebé cerca por lo que se quedó atenta a ver lo que pasaba.
Shuhua, cariño. Sal del auto.—El hombre parecía desesperado, pero la niña de 8 años no dejaba de llorar y gritar. Su rostro estaba rojo y su respiración era agitada por no poder coordinarse con sus llantos. El señor Yeh rascó su cabeza algo exasperado por la situación, fue entonces que notó a la pequeña niña parada a su costado, el rostro de la pequeña era de impresión.
¿Por qué llora tanto? —Él tomó su diccionario y comenzó a buscar la palabra que desconocía para comprender. —No quiere salir del auto — Fue la respuesta, la niña rió un poco por la divertida pronunciación del hombre. —¿Cuál es tu nombre? —El señor Yeh volvió, intentando comenzar una conversación con la niña, al menos así se podía distraer un poco de todo el escándalo que hacía su hija. —Soojin, soy la vecina nueva. —La pequeña Soojin hizo una adorable reverencia y mordió su labio, estaba casi segura que su plan por hacer nuevos amigos no estaba funcionando ya que un hombre en sus treinta no era exactamente el público objetivo.
Niña linda. —El señor Yeh no había notado la falta de gritos y llantos en el ambiente sino hasta que escuchó la voz de su hija. Soojin vio los adorables y enormes ojos de la pequeña, su rostro por otro lado estaba rojo de tanto llorar y estaba segura de que tenía una burbuja de moco en su nariz. —Hola niña linda, soy Yeh Shuhua y vivo aquí aunque no quisiera. —El pequeño dedo de la niña apuntó a la casa al lado de la de ella. Soojin notó que no solo el hombre tenía un acento extraño, la niña igual lo poseía pero era más adorable debido a su edad.
Shuhua, baja del auto. Te debes limpiar la cara ¿o quieres que la niña linda te vea los mocos? —Soojin parecía no entender lo que hablaban, de pronto comenzaron a usar otro idioma para comunicarse entre ellos. Shuhua tapó su rostro y cerró la puerta del auto rápidamente, ahora se sentía avergonzada.
Hola, mucho gusto. —Soojin encontró su lugar seguro escondida atrás de su madre. —Nos acabamos de mudar ¿era tu bebé la que lloraba? —El señor Yeh comenzó a reír y estiró su mano negando con la cabeza. —No es bebé, tiene 8 años. Llegamos hace una semana de Taiwán. Espero que nuestras niñas puedan ser buenas amigas, le haría bien a Shuhua.
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Viéndote con sus ojos (Miyeon&Shuhua)
FanficShuhua y Miyeon se conocieron en el momento exacto, ambas se necesitaban y no lo sabían. Cuando llega alguien que te ve de la forma en que nadie más se atrevía a hacerlo es una señal de que algo especial podría nacer, incluso cuando todo parece esta...