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Miyeon tomó su teléfono por enésima vez. Ya serían dos semanas desde la última vez que habló con Shuhua. Bebió su café que le recordaba a la taiwanesa, intentó leer las líneas de la obra que le recordaban a la taiwanesa, vio su fondo de pantalla en el que estaba con la misma y decidió ver el cielo. El sol era tan fuerte que le obligó a cerrar los ojos y nuevamente vio a Shuhua.

Lo entendía, la menor le había pedido un tiempo para pensar ¿pero cuánto tiempo era? Miyeon se estaba volviendo loca. El arrepentimiento y la frustración se apoderaba de ella. Necesitaba hablar con ella, pero Soyeon le había dicho que lo mejor era dejarla sola para asimilar la situación y que finalmente tome una decisión.

Algo de lo que estaba segura era de que sea cual sea esa decisión ella la iba a respetar.

Volvió a tomar otro sorbo de su café, estaba en la capital. Había viajado el día anterior para acompañar a su mamá el día de su cirugía. Cirugía que había sido pagada por la madre de Shuhua. Otra cosa más que la hacía pensar en ella.

—Sabía que te iba a encontrar acá. —Levantó su mirada para encontrar a la persona que menos creía ver.

—Tranquila, vengo en son de paz. —Minnie tomó asiento al lado de ella en las escaleras de la entrada del hospital. Por el rostro que puso la coreana, notó que su presencia no era ni esperada ni del todo bien recibida. —Vi en redes sociales que venías a la ciudad por tu mamá, pensé que estarías con tu novia y tendría que salir corriendo antes de saludarte. —Rió, intentando amenizar el ambiente aunque no lo logró.

Minnie comenzó a jugar con sus manos, había perdido la capacidad de hablar y Miyeon parecía no querer decir nada.

La presencia de Minnie era una constante amenaza. Estaba segura de que nada parecido a lo que pasó en la fiesta iba a suceder, no era tan tonta como para seguir exponiendo su relación así. Estaba molesta, no entendía por qué Minnie se sentía con el derecho de aparecer en sus momentos vulnerables y hacerle creer que realmente la sentía ahí.

—¿Qué haces aquí, Minnie? —Le vio directamente a los ojos, quería verse desafiante y no vulnerable como realmente se sentía.

—Solamente vi que iban a operar a tu mamá, sabía que es algo delicado y como ahora vivo acá pensé en saludar. —A decir verdad, Minnie había pasado horas analizando si ir o no. Optó por la primera ya que no veía malas intenciones en sus deseos de acompañar a la coreana. Quería estar presente como una amiga, pero ellas no eran amigas. Eran ex novias y era la razón por la cual Miyeon estaba teniendo tantos problemas con Shuhua.

—Gracias, pero ya te puedes ir. —Eran pocas las veces en que Miyeon hablaba así. Siempre fue una joven dulce y educada, pero creía que ya le había dado demasiadas oportunidades a Minnie. No solo ahora, sino también antes.

—¿Hice algo malo? —Minnie puso su mano por sobre la de Miyeon. La primera reacción de la mayor fue quitar su mano, alejarla como si fuera un arma con la que pudiera ser dañada. No quería permitirle disparar, se sentía indefensa.

—Minnie ¿por qué no puedes salir de mi vida? —Los ojos de Miyeon eran como un lago a punto de salirse de su cuenca. La pregunta, notó Minnie, era mucho más profunda de lo que se decía literalmente. Miyeon no estaba preguntando por qué estaba ahí, Miyeon quería saber por qué después de tanto tiempo ella seguía ahí.

—Porque tú tampoco puedes salir de la mía. —La respuesta les tomó por sorpresa a ambas. Minnie era una chica segura de sí misma ante todos, pero insegura a más no poder en lo personal. Miyeon se había enamorado de Minnie por lo mismo, era todo lo que cualquier chica quisiera. Hasta que entendías que no era perfecta, que al igual que todos tenía sus fallas. Pero era difícil notarlo, porque si había algo en lo que Minnie era perfecta era en hacerte creer que nada malo estaba pasando.

Viéndote con sus ojos (Miyeon&Shuhua)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora