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—Yo digo que no tienes que volver. —Miyeon mordió su labio inferior después de emitir las palabras todavía roncas por haber despertado hace poco.

—Yo digo que no vayamos a clases.—La voz chispeante de Shuhua solo podía significar que la menor hacía una propuesta aventurera y así mismo poco responsable.

—¿Y qué hacemos entonces? Dime tus planes. —Miyeon intentó igualar el tono de voz de su novia, fallando levemente ya que Shuhua siempre hablaba de forma honesta y natural, eso no se podía actuar.

—Primero nos quedamos aquí acurrucadas hasta las diez. —La mayor picó sus costados, mientras Shuhua sucumbía ante el tacto con risas fuertes que servían como la mejor alarma para quitarle todo el sueño a Miyeon.

—¡¿Hasta las diez?! —La pregunta iba con un tono de sorpresa y también la juzgaba un poco por el exceso de relajo que Shuhua planificaba.

—¿Nueve y media? —Intentó mediar, recibiendo asentimientos de la mayor quien parecía un poco más convencida con el nuevo horario. —¿Y después? —Miyeon quería seguir escuchando los planes que su novia tenía para el día en que debían estar en clases y no acostadas en la cama hasta las (diez) nueve y media.

—Después te voy a llevar a desayunar a un café. Pediremos pasteles y algún té, o quizá varios para probar distintas variedades. —Shuhua sonreía, no sólo por la notoria curvatura de sus labios sino también por el brillo de sus ojos.

—¿Eso no es muy caro? —Cuestionó Miyeon, quien prefería la idea de compartir un pastel, la idea de alimentar a Shuhua y luego caminar por las calles de la ciudad bebiendo un café de carrito sonaba como algo que podrían hacer, no la idea extravagante que Shuhua recitaba.

—Tengo ahorros. —Se defendió Shuhua, con un exceso de orgullo en sus palabras.

—¿Gastarías tus ahorros en mi? —preguntó de inmediato la mayor, intentando ocultar su emoción pero fallando gracias a la enorme sonrisa en su rostro.

—Incluso me endeudaría por ti. —Confesó Shuhua, inflando el pecho por lo valiente que sonaba eso. Miyeon por otro lado volvió a atacar, amando el sonido de las risas de su novia.

—No lo hagas. —La emoción se había disipado y ahora ambas se veían en silencio, la mañana seguía siendo mañana y todo parecía pausado. —Tenemos tiempo para hacer eso y mucho más, tenemos todo el tiempo del mundo. —Shuhua todavía no comprendía cómo Miyeon lograba hablar con tanta delicadeza, el tono de su voz eran como caricias al corazón.

Todavía acurrucada sobre el cuerpo de la menor, Miyeon comenzó a acariciar cada detalle del rostro de Shuhua.

Después de escoger los colores para las paredes, Shuhua jamás imaginó que su casa comenzaría a pasar por un apocalipsis de destrucción. Demoliciones y destrozos por todos lados mientras Jaekyung dirigía a los pobres constructores como si se tratase de una general del ejército.

Por suerte el desastre que ocurría dentro de su casa significó que Shuhua tenga que pasar algunas (o varias) noches durmiendo en la casa de su novia.

"Miyeon es una muy buena amiga" comentaba su padre cada vez que se reunían en casa de Jaekyung a cenar algunas veces a la semana.

"Excelente amiga" repetía Lucy, con un tono sarcástico y una sonrisa maliciosa que no pasaba desapercibida para Shuhua, quien simplemente asentía mientras planificaba alguna forma de vengarse con su futura hermana.

Pero los constantes comentarios y menciones de Miyeon en las cenas familiares no hacían más que recordarle que el tema estaba ahí, que la presencia de Miyeon era latente y no iría a ningún lugar. Porque Shuhua estaba segura de que Miyeon se quedaría a su lado por muchísimo tiempo.

Viéndote con sus ojos (Miyeon&Shuhua)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora