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En su casa no había nadie, el silencio invadía el lugar y su respiración era fuerte debido a lo rápido que caminó a su casa. No sabía qué le había pasado, llevó sus dedos a sus labios y los acarició. Se sentían fríos después del calor que había recibido cuando estaban junto a los de Miyeon.

—Miyeon. —Llamó a nadie en particular, volviéndose a ver la puerta y recordando que la mayor no estaba ahí. Que ella misma había huido de Miyeon al momento en que sus labios se despegaron. Se tiró en el sofá y vio el techo de la habitación, los flashbacks de lo ocurrido no dejaban de reproducirse en su cabeza.

Sonrió.

Sonrió pero luego su expresión abrumada volvió, Shuhua nunca creyó en los cuentos de princesas ni en las historias de amor en la que creían la mayoría de las niñas pequeñas. Su padre jamás le mostró esos cuentos y por lo mismo sus expectativas se las había creado por su cuenta.

¿Cuál era su expectativa?

Seo Soojin.

Cerró los ojos nuevamente y sólo pudo pensar en como siempre soñó que la primera vez que decidiera besar a alguien sería junto a Soojin. Las noches, antes de dormir y abrazada de su almohada sus pensamientos la hacían imaginar cómo sería besar a Soojin.

Seguramente en una noche de esas en que salían a acampar, con el sonido del lago y bajo la luz de la luna llena. Shuhua confesaría sus sentimientos y Soojin le diría que era recíproco. Sus manos tomarían las de la mayor y sus labios se conectarán naturalmente, Soojin probablemente dejaría rastros de su labial rojo sobre los pequeños labios de Shuhua.

Pero nada de eso ocurrió. Su primer beso había sido con Cho Miyeon, en una tienda y bajo las luces del negocio. No había rastros de labial ni algo similar.

Todo había salido exactamente como Shuhua no lo había planificado.

"¿Y qué?" se preguntó a ella misma. Comenzaba a darse cuenta de que la vida era un conjunto de acciones que no siempre eran planificadas y hasta ahora para Shuhua las cosas no planificadas habían sido exactamente las mejores de su vida.

Pero ese sentimiento de arrepentimiento combinado con nostalgia no se le quitaba.

Subió a su habitación, sabía que tenía que hacer algo. Miyeon merecía mucho más que una chica fugitiva que desaparecía al primer intento de algo serio. Ella más que nadie sabía que Miyeon merecía lo mejor pero no estaba segura de si ella era o no lo mejor.

Se lanzó en su cama, en el techo tenía estrellas luminosas pegadas porque el brillo de neón siempre le ayudaba a tranquilizarse. Pero luego su cabeza la hizo viajar al momento en que las puso, cargada sobre los hombros de Soojin y riendo como idiota porque la mayor insistía en moverse de lado a lado solo para asustar a Shuhua.

Cada rincón de su habitación tenía algo que le recordaba a ella, excepto por uno. Rodó en su cama y vio la fotografía con Miyeon.

Sonrió, olvidando completamente las estrellas cuando sus ojos se fijaron en el rostro de Miyeon. Tomó el cuadro y observó la fotografía, ese día hubiera sido un desastre si no fuese por la compañía de la joven.

Se volvió a sentar en su cama, la fotografía todavía en sus manos. Se volteó un poco para ver por su ventana, no había luz en la habitación de Soojin y Shuhua se preguntó si estaba en casa o si todavía no llegaba. Volvió a poner la fotografía en su velador y tomó su teléfono, quería hablar con alguien y recibir consejo. Buscó a Tzuyu entre todos sus contactos, ya sabía lo que Yuqi le diría por lo que creía que la otra Taiwanesa sería perfecta para ayudarle con sus sentimientos.

Pero en ese momento y casi como una señal la luz en la habitación de la casa de al frente se prendió. El teléfono pasó al olvido y sus ojos se fijaron en el lugar que conocía como si fuera su propia habitación.

Viéndote con sus ojos (Miyeon&Shuhua)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora