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Movió sus brazos como queriendo encontrarse con algo pero para su sorpresa no había más que almohadas acompañadas de un fuerte dolor de espalda. Sus ojos se abrieron lentamente y para su sorpresa no estaba en su cama sino sobre el sofá y con una manta enrollada en sus piernas.

—Al fin despiertas. —La imagen de Soojin con un delantal de cocina y una taza de café en las manos le terminó por despertar. Era una situación típica en ellas pero que no se repetía desde que la menor volvió de su viaje de verano.

En silencio y todavía lenta en sus movimientos, Shuhua tomó la taza de café y le dio unos sorbos. —¿Qué hora es? —Soojin ya estaba de vuelta en la cocina americana haciendo (lo que Shuhua asumió por el aroma) panqueques para el desayuno.

—Tarde. —Shuhua sabía que con esa respuesta la mayor implicaba que ya no irían a clases, algo que también había sucedido unas cuantas veces antes. —Ven a comer. —Soojin no tuvo que llamar dos veces y su amiga ya se encontraba sobre una silla, tomando café y esperando a que Soojin pusiera los panqueques sobre la mesa.

—¿Y papá? —Acomodó un panqueque sobre su plato y puso algunos toppings que anteriormente Soojin había arreglado.

—No lo sé, no había nadie cuando desperté. Seguramente se fue a trabajar temprano y no nos quiso despertar. —Shuhua asintió, a diferencia de los padres de Soojin el de ella era bastante calmado con respecto a la escuela. Shuhua no era una alumna estrella pero para el señor Yeh lo importante es que esté feliz y sana.

—Desde que llegamos de Taiwán papá está extraño. —Soojin sonrió, no por lo que le comentaba su mejor amiga sino porque todo se sentía como antes. Shuhua se abría a ella sobre sus problemas sin dudarlo, pasaban la noche juntas y luego Soojin le preparaba comida. Había algo satisfactorio en cuidar y acompañar a Shuhua, lo extrañaba.

—¿En qué sentido? —La sala se llenó de silencio mientras las dos comían, ninguna parecía apurada por conversar.

—Llega tarde, casi no nos vemos y mientras estábamos allá no compartimos mucho. Salí con mis primos y Tzuyu pero papá estuvo ausente la mayoría del tiempo. —La mención del nombre de la nueva amiga de Shuhua hizo que las orejas le ardieran, recordando su intento de invadir la privacidad ajena y lo avergonzada que se sentía.

—No le des tantas vueltas. —La tranquilizó Soojin. —A lo mejor quería conocer antiguos amigos o se sentía nostálgico. —Como respuesta Shuhua se encogió de hombros, parecía no convencida. —Y bueno seguramente acá tiene que ponerse al día con todo lo que no trabajó en el verano, ya sabes que tu papá es un poco trabajólico. —Y eso sí le hizo sentido a Shuhua quien asintió con una suave sonrisa.

—Pienso que tiene que ver con mi mamá. —Shuhua finalmente dijo lo que realmente pensaba y Soojin le observó con un poco de lástima. Cuando eran pequeñas el tema de su madre realmente nunca fue tema, pero en el último año a medida en que Shuhua entró a ser una adolescente comenzó a carecer de esa imagen materna y así comenzó la obsesión de Shuhua con saber sobre su madre. El viaje a Taiwán fue gracias a meses de la joven insistiendo a su padre de poder viajar hasta que finalmente lo logró.

—Shuhua. —Soojin tomó la mano de la menor, acariciando con cuidado sus pequeños dedos. La mirada de la menor se apegó a ellos —Tu mamá está muerta, no quiero que te hagas daño pensando o ilusionándote. —Shuhua soltó su mano y se centró en comer el desayuno. Soojin aceptó que seguramente la menor tenía que vivir ahora el duelo que jamás vivió de pequeña y eso no era fácil.

Después de comer Soojin se fue a su casa y Shuhua se puso el uniforme. Por lo general cuando Shuhua se quedaba dormida decidía tomarse el día completo para no irse a la escuela, pero tenía responsabilidades y no quería perderse el club de teatro cuando apenas estaba comenzando a conocer a sus nuevos compañeros.

Viéndote con sus ojos (Miyeon&Shuhua)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora