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Una semana atrás.

Miyeon no había despertado con una sonrisa así de grande desde...Bueno en realidad siempre fue una chica alegre pero ese día en específico sentía mayor razón para ser una bolita de alegría. Esa mañana su padre le había dicho que no tendría que ayudar a su madre como lo hacía habitualmente por lo que el tiempo extra lo utilizó en ponerse más bella de lo normal.

Mientras desayunaba decidió tomar su teléfono, sabía que era extraño no tener ningún mensaje de la persona con la que había pasado todo su verano hablando. Pero todos sus lamentos probablemente llegarían a su fin ese día, finalmente se verían en persona y podrían compartir momentos juntas. Una sonrisa se volvió a formar en su rostro solo por hacerse la idea de ese esperado reencuentro.

Pese a que tenía la libertad de hacer todas sus cosas esa mañana, no pudo evitar caminar hasta la habitación de su madre. Ahí estaba recostada, durmiendo tranquilamente y Miyeon pensó que eran los únicos momentos en que su madre se veía normal. Durmiendo no se veía enferma y Miyeon podía pensar en lo que era hace apenas unos meses y como su madre haría cualquier cosa para ayudarla. La mano de su padre se posó en su hombro y Miyeon suspiró porque sabía que ambos pensaban lo mismo. Ya nada era como antes.

—¿Estás seguro de que puedes hacerlo todo por tu cuenta? —Miyeon estaba preocupada, la conversación ya la habían tenido un par de veces pero no podía evitar sentir que si no estaba ahí las cosas saldrían mal.

—Tranquila, hija. Debes preocuparte de la escuela, tan solo no olvides no llegar muy tarde para que te quedes en el negocio cuando no estemos—. Miyeon asintió, abrazando a su padre antes de salir de la casa para irse rumbo al primer día de escuela.

Ya en la escuela fue recibida por su mejor amiga, Soyeon. Miyeon y Soyeon se habían conocido hace unos años por situaciones externas a la escuela, luego de mucho tiempo siendo amigas en línea, Soyeon decidió cambiarse de escuela para poder ir junto a su mejor amiga. Cada día debía tomar dos buses para poder llegar, pero todo eso valía la pena por poder estar con la que sentía como la única persona que la comprendía en el mundo.

—¿Te vas a juntar con Yuqi? —Soyeon le vio con una sonrisa que alcanzaba sus ojos, Miyeon sabía que su mejor amiga y la China llevaban saliendo un tiempo pese a que todavía no era nada oficial.

—No, tiene que almorzar con su mejor amiga. —Soyeon parecía poco animada, pero también sabía que no podía no comprender a la menor. —No se vieron en todo el verano así que quedaron de almorzar juntas y ya sabes que va un curso más abajo así que difícilmente nos veremos

—¿Quién te viera tan comprensiva? —Se burló la más alta, pasando su brazo por atrás del cuello ajeno y ambas rieron, no creían haberse visto así de felices hace un buen tiempo. Sobre todo con cosas relacionadas al amor. —¿Qué hay de ti? —La pregunta salió de sus labios naturalmente y jamás pensó que iba a provocar un extraño cambio en el humor de su mejor amiga.

—Uh, no sé. Llevamos unos días sin hablar y no contesta mis mensajes con mucho contenido. —Miyeon recordó cómo su chica no hacía más que responder con emojis o cortas palabras que realmente no significaban mucho. —Pero no pasa nada, seguro nos encontramos en cualquier momento. —Soyeon asintió, intentando no pensar mucho en lo que claramente fue lo primero que apareció en su cabeza, no quería arruinar las ilusiones a Miyeon. —Seguro que si. —Aseguró Soyeon, con el tono bajo y sin mucha emoción.

En clases Miyeon solo podía pensar dos cosas; quería saber si su padre estaba teniendo problemas con su madre o si cierta chica estaría cerca para poder compartir con ella. No era la primera vez que Miyeon sentía algo por otra persona pero si creía que era la primera vez que estaba enamorada. Una sonrisa se dibujaba en su rostro con solo recordar lo que había sido el verano casi perfecto, casi porque también había sido el verano en que su madre estuvo a nada de dejarla. Aquello significaba mucho para Miyeon, el accidente y posteriores secuelas de su madre habrían hecho que cualquier adolescente como ella perdiera la cabeza, cayera en depresión o comenzara un camino de rebeldía. Nadie podría llamar ese tipo de verano como uno de los mejores de su vida, pero para Miyeon lo era y todo gracias a cierta chica que había conocido en su semana de voluntariado en la escuela de verano.

Viéndote con sus ojos (Miyeon&Shuhua)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora