𝔼𝕝 𝕄𝕖𝕛𝕠𝕣 𝔸𝕞𝕚𝕘𝕠 𝔻𝕖 𝕄𝕚 ℙ𝕒𝕕𝕣𝕖 []+𝟙𝟠[] (𝕍.𝔹)

Crazy Nigth

Capítulo 49

"Nos pasamos la vida esperando que pase algo y lo único que pasa es la vida"
 

No me quiero sentir como una amante celosa pero no puedo evitarlo.
 
La cerveza va tomando factura haciéndome sentir rara y con la lengua arrastrando.
 
—¡Meseeerooo! ¡otra ronda que hoy yo invito! —Megan va diciendo eso como veinte veces esta noche.
 
Después de que Sharpner se fue no pude parar de beber recordándome lo estúpida e insensata que soy. Pero no sólo bebo por eso, no, sino también por el idiota de Vegeta que no deja de confundir mi corazón.
 
Miro una vez más el video donde Vegeta y Maron están partiendo un pastel junto con los miembros de la sede, Maron tan reluciente y despampanante como siempre y Vegeta tan gélido y guapo.
 
《¿Por qué simplemente no sale de mi mente?》
 
Mis ojos se llenas de lágrimas de coraje ¡Él jamás me presumió con nadie! ¡Jamás corto un maldito pastel conmigo! ¡Jamás me besó en público como lo está haciendo con ella!
 
Las lágrimas resbalan y tan pronto como llegan se van al limpiarlas con rabia.
 
—Muñequita hermosaaaa ¿qué tanto haces? —me pregunta Megan tratando de acercarse pero en su intento se cae del banco de madera.
 
—¡Megan! —me levanto pero igual me voy de bruces al suelo al no tener control sobre mis piernas.
 
—Señoritas ¿se encuentran bien? —varios señores nos vienen a socorrernos ayudándonos a sentar.
 
—Si, muchas graacias guapos —la pelinegra les guiña un ojo y los hombres asienten marchándose a sus mesas.
 
Mi teléfono no deja de reproducir el video que subió a Twitter la empresa. Mi coraje se transforma e rabia y después en odio. Me vale una mierda si es buena idea o no pero yo le marcó al cretino ese. Muevo mis dedos sobre la mesa con el teléfono pegado a la oreja.
 
—Bul…
 
—¡¿Qué crees que haces?! —lo interrumpo de inmediato— ¡paseándote con Maron cuando dijiste que me amas! —estallo— ¡eres de lo peor! ¡ya no te quiero en mi vida nunca más, quiero que desaparezcas como siempre lo has hecho! —no sé si estoy hablando bien pero en este preciso momento no me importa. Me siento tan impotente y sin esperarlo comienzo a llorar.
 
—Bulma ¿dónde estás? —pregunta preocupado.
 
—¿Ahora sí te importa donde estoy no? Jum, ¡que te importa y quiero que tu amor te lo metas por donde quieras que a mi no me importa ya! —intento colgar pero no puedo a causa de mi ebriedad.
 
—Dame eso —Megan me quita mi celular aventándolo.
 
—¡No! —grito viendo por donde se fue mi celular pero con la multitud nunca lo encontraré— ¡mi celular! ¡ahí tenía la saga de Royal Élite! —me lamento y de la tristeza me tomo un tarro de cerveza completo.
 
《¿Por qué rayos estaba llorando? Bueno, no sé ni me importa》
 
—¡Güey, mi canción! —grita Meg cuando empieza a sonar This Love de Camila Cabello. Comienza a cantarla y creo que no se la sabe para nada ya que solo habla sin sentido.
 
Se siento terriblemente mal y no veo a Caulifla desde hace rato, los chicos ya se fueron y solo quedamos nosotras tres.
 
—¡Tengo hambre! —grita la pelinegra pero es ignorada.
 
Siento demasiado calor y de pronto me veo fuera de la taberna respirando hondo. No sé cuánto tiempo pasa pero ahora el frío se cuela por mi piel.
 
—Bulma, un tipo no deja de preguntarme por ti —Megan salen caminando muy mal pero atrás de ella esta el señor Vegeta y tan rápido como me ve, viene a mi.
 
—¡Bulma! —me inspecciona acunando mi cara entre sus manos.
 
—¿Qué haces aquí? —trato de alejarlo pero se niega y me abraza.
 
—De verdad lo siento, no sabía que te sentías así, perdón —su abrazo se intensifica y yo estoy demasiado confundida en este momento.
 
—¿De qué hablas?
 
—Todas las notas de voz y mensajes que me mandaste y después me llamaste —se aleja un poco y nuestros ojos conectan ¿yo le dejé mensajes y notas de voz?— Nunca dudes de que te amo porque realmente lo hago.
 
El corazón se me encoje y la garganta me duele. Él… me ama.
 
—No me mientas, puede que me ames pero… —las palabras se cortan a causa del llanto que no dejo salir.
 
—Sé lo que piensas de Maron, tus mensajes me lo dejaron claro, juro que en cuanto yo…
 
—¡Solo déjala! —Megan se mete derramando su cerveza— Ambos se aman ¿qué tan difícil es estar juntos? ¡yo los apoyo, solo deja a tu esposa y listo! —opina hablando demás. Sí es difícil.
 
—¿Podrías dejarnos solos? —pregunta un poco irritado.
 
—Yo solo quiero ayudar.
 
—Ven —toma mi mano y me jala hasta un lugar más apartado— Bulma, quiero saber que es lo que realmente quieres.
 
—Yo te quiero a ti —las lágrimas se desbordan cayendo por mis mejillas— ¡pero tú al parecer no!
 
—Bulma, lo de nosotros es…
 
—Imposible, lo sé —termino la frase por él, su frente choca contra la mía y nuestros alientos se mezclan.
 
Si tan solo tuviéramos una comparación menor de edad… todo sería más fácil.
 
—Vegeta, yo… te amo —confieso lo que tanto me había guardado.
 
No espero su respuesta y el se queda estático.
 
—Mi dulce Bulma —susurra cerca de mis labios antes de darme un largo besos— prometo que resolveremos todo esto, solo dame tiempo ¿sí? —asiento rápido aferrándome a su espalda.
 
—¡Bulma, Caulifla está causando un desastre acá adentro! —Meg sale alertándome.
 
—Me tengo que ir.
 
—Les ayudaré a controlar al orangután que tienes por amiga.
 
—No —lo detengo rápido, Caulifla lo matará si lo ve— nosotras nos encargamos, enserio.
 
—Te veré mañana —promete y solo asiento echándome a correr a la taberna.
 
《Bulma ¿qué acabas de hacer?》
 
 

***
 

 
—Están en sus últimas semanas para entregar su proyecto, el semestre está apunto de terminar —indica el profesor Gary caminando por toda el aula con su pose autoritaria y cansada al mismo tiempo— quiero su boceto unos días antes de la entrega, son diez equipos así que quiero diez bocetos antes de terminar el almuerzo —advierte.
 
Volteo a ver a mis compañeros, unos lucen angustiados y otros indiferentes, mi grupo y yo estamos felices, estuvimos preparando este proyecto casi desde hace tres meses y todo va de maravilla, lo expondremos en la sede de Massachusetts y hay una gran posibilidad de que acepten nuestra idea y la compren.
 
La chicharra suena y todos comenzamos a salir.
 
—Tienen solo tres semanas —advierte por última vez.
 
Salgo sola del campus y me adentro a Boston donde camino desolada por las frías calles transitadas en su mayoría por estudiantes.
 
Abro la aplicación de mensajes los cuales tengo varios de Caulifla que no son muy lindo que digamos:
 
Caulifla.
Lamento lo de ayer, no me acuerdo de mucho y también perdón por vomitar tu piso, prometo pagarte lo que cueste la limpiada.
 
Su mensaje me causa gracia, Caulifla ayer se puso hasta el tuétano de briaga y no me tocó de otra que llevarla a mi departamento a dormir, cosa que me arrepiento ya que ahora sabe donde vivo y sé que no la podré sacar de ahí hasta que se consiga un nuevo novio.
 
《El de ayer no le duró ni cinco minutos》
 
También abro más mensajes de amigos y de mis padres que no he visto en un largo tiempo pero de pronto las notificaciones del señor Vegeta llegan de inmediato.
 
Sr. Vegeta.
Bulma ¡tenemos que celebrar algo! Te veo en la noche, preciosa, son buenas noticias, lo prometo.
 
Pienso en que responder, nuestra discusión de ayer no fue muy linda pero si casi no me acuerdo de nada ¡diosa luna por favor ayúdame! Rápido tecleo un Ok como respuesta y me marcho rápido a mi casa.
 

***
 

—¿Por qué estamos brindando? —pregunto jugueteando con la copa de champagne entre mis dedos mientras disfruto la rica agua con sales de baño y burbujas.
 
—Por nosotros —se acerca hasta mi moviendo los pétalos que flotan en el agua.
 
—¿Hay un nosotros? —sonrío para no mostrar que me duele el hecho de  no ser nada.
 
—Por su puesto que lo hay —sonríe mostrando su lado sexy donde se ve tan lindo que me endulza.
 
—¿Ah, sí?
 
—Sí —asiente atrayéndome hacia el para después darme un beso con sabor a uva, se aleja un poco viéndome con adoración.
 
—Me gusta cuando me acaricias el rostro, cuando tomas mi mano suavemente, cuando me dejas pequeños besitos por la cara y me miras como si no creyeras que existo. Me gusta sentirme como si yo fuera lo que más quieres —le abro mi corazón al hombre que amo con el miedo de que lo vuelva a hacer trizas como años antes.