Consecuencias

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Capítulo 54

“Me entró por los ojos y me llegó hasta el alma"
 

Como con pereza mi cereal.
 
Han pasado ocho días desde la última vez que vi a Vegeta, sé que está con Maron, las noticias en el periódico no informaron mucho pero por lo que tengo entendido según Caulifla fue que Maron resbalo en el baño causando un gran golpe en su cabeza.
 
Entiendo que Vegeta tenga que estar con ella ¿pero porque ni siquiera me llama? No me gusta sentirme así y agradezco tener las mejores amigas del universo. Caulifla no me dejó sola y por el contrario es la que más me está apoyando junto con Megan que no me han dejado sola ni un minuto en toda la semana.
 
Megan.
Mujer, estamos abajo. Date prisa.
 
Sonrío y bajo lo mas rápido que puedo encontrando una camioneta, Megan me saluda desde el asiento de copiloto y me trepo en la parte de atrás junto con Caulifla. Un señor esta de piloto y espero que no sea uno de sus tantos novios mayores.
 
—Hola —saludo.
 
—Bulma, él es mi papá Dylan, papá ella es Bulma —agradezco que Megan nos presente.
 
—Mucho gusto, señor —le sonrío mientras aprieto mi bolso.
 
—Mucho gusto, señorita —el rubio se pone en marcha.
 
Las tres charlamos sobre nuestros planes el día de hoy: primero ir a comer algo a un restaurante bonito, segundo ir de shopping y por último ir a la estética y consentirnos un poco.
 
El señor Dylan se mete en la conversación aportando con uno que otro chiste.
 
Es tan agradable
 
Que linda esa gente que ni te conoce y te habla con la mejor onda.
 
—Ya casi llegamos chicas chicas —nos informa el rubio frenando ante el semáforo rojo—… Meygan, no encuentro mi teléfono ¿Me llamas? —pregunta su padre revisando bajo los asientos de la camioneta.
 
—Siri, llama a papi —le pide la pelinegra a su iPhone.
 
—Llamando a Papi —la voz sistematizada del asistente inunda el espacio seguido de unos tonos.
 
—¿Otra vez quieres tener sexo por teléfono, perra sucia? —responden al otro lado de la línea, podría jurar que es Cameron. Las tres abrimos los ojos como plato dando un pequeño saltito por la sorpresa.
 
Megan intenta colgar pero es imposible y su sugar daddy le sigue diciendo cosas obscenas, lo peor de todo es que esta en altavoz y su padre solo la mira como si no la conociera.
 
Después de varios intentos logra colgar, el silencio nos invade y nadie se atreve a decir nada, el señor pone en marcha su auto y yo no sé ni a donde mirar.
 
—Papi, lo que pasa es que…
 
—Calla —la regaña.
 
El transcurso a la plaza es tortuoso, siento pena ajena por mi amiga ¿Qué le dirá después su padre?
 
—Hemos llegado —anuncia el señor Dylan sin vernos.
 
—Nos vemos, chico —se despide Caulifla bajando primero.
 
—Hasta luego, señor Dylan —susurro siguiendo a la pelinegra.
 
Caulifla y yo nos quedamos un par de minutos en la acera esperando que Megan baje, apuesto que su padre la está regañando… pobre.
 
—Meygan es muy tonta —opina Caulifla—, su padre la perdonará después de todo.
 
—¿Cómo etas tan segura? Su hija solo tiene veinte años.
 
—Dah, Meygan es una perra de lo peor, que no te engañe su mirada tierra e inocente —responde segura—, es por eso que me agrada —sonríe orgullosa.
 
Megan aparece y su padre se marcha.
 
—Hay que darnos prisa sino perderemos la reservación —comienza a caminar como si no hubiera pasado nada.
 
Mi ceño se frunce pero decido seguirla al igual que Caulifla.
 
Paso un lindo rato con mis únicas amigas, comemos algo rico y nos divertimos comprando cosas.
 
—Necesito urgentemente un corte de cabello —comenta Caulifla cargando demasiadas bolsas— iré a encargar esto, vamos, Meg.
 
—Iré a la tienda de enfrente —informo dándoles mis bolsas.
 
Camino por el pasillo encerado posándome frente a frente con una tienda de vestidos de novias.
 
Se ven hermosos
 
—¡Zorra! —volteo ante tal grito.
 
Mis ojos se abren más de lo normal al ver a Maron enfurecida viniendo a mi. Volteo a ambos lados para saber si me habla a mi.
 
¡En efecto, me habla a mi!
 
—Maldita escuintla ¡zorra! —me quedo estática ante sus gritos.
 
Volteo a mi alrededor, toda la gente que pasa se nos queda viendo, la mayoría hasta camina más lento. La vergüenza me invade y deseo que se calle ya.
 
—¡Roba maridos! No eres más que una zorra como tú madre —me suelta una cachetada en la mejilla derecha pero me voltea de nuevo la cara con otro azote— ¡no eres más que una puta!
 
¿Acaso ya sabe que me acuesto con Vegeta?
 
Me dejo cachetear por Maron, no tengo derecho a meter un solo dedo, ella tiene razón, no soy más que una puta… como mi madre.
 
Mis mejillas arden y duelen, pero no más que mi corazón, ya no me importa la gente que nos ve, solo quiero que desquite todo su odio y se vaya. Un sinfín de insultos más llegan a mis oídos.
 
—¡Bulma! —escucho como Caulifla grita mi nombre pero solo cierro los ojos dejando que me jalonee agarrando mi cabello.
 
—¡Maldita ofrecida! ¡caza fortunas!
 
—¡Quítale las manos de encima maldita anciana! —los golpes y jaloneos se detienen.
 
Abro lentamente los ojos encontrando a mi amiga sobre Maron soltándole varios puñetazos en el rostro mientras las amiga de la peliazul la tratan de apartar.
 
—¡Con mi amiga no te vas a meter! —se levanta empujando a una rubia que cae con todo y las bolsas de compras.
 
—¡Tu amiga es una zorra que se metió con mi marido! —le grita de regreso levantándose.
 
—¿Por qué te desquitas con ella y no con tu marido? ¡nadie le puso una pistola en la cabeza! Para nadie es secreto las infidelidades del prestigiado señor Vegeta.
 
—¡Cállate! —se va contra mi amiga pero Caulifla la regresa al suelo con un golpe que le rompe la nariz.
 
—¡Es que aquí no entienden que el culpable es él! —dice— ¡él es el que inició todo, si tanto te ama ¿entonces porque te engaña?!
 
Sigo llorando, varias personas nos graban con sus teléfonos celulares, otras más cuchichean y hacen chismes, mis padres sabrán de esto y no me podré librar esta vez.
 
Debo enfrentar mis problemas
 
—¡Me has roto la nariz! ¡te demandare! —su amiga rubia la ayuda a ponerse de pie—, no te liberaras de mi tan fácil pequeña zorra —me señala con el dedo amenazándome.
 
—¡No hay nada que ver! ¿Por qué no mejor se van a picar el culo a otra parte? —Caulifla les grita a los peatonales haciendo que todos sigan con su camino viéndome de reojo.
 
Agacho la cabeza avergonzada, toma mi mano jalándome hasta un rincón donde Megan se nos une.
 
—¡¿Por qué no metiste las manos?! —me regaña inspeccionándome la cara.
 
—Me acostaba con su esposo y…
 
—¿Y qué, que te acostaras con su esposo? No por eso debes dejarte golpear ¡y lo que más me enoja es que no le dijiste nada cuando te llamo puta!
 
Rompo a llorar, está más enojada que antes y yo no puedo sacarme de la cabeza la idea de ser como mi madre.
 
—Ca…Caulifla ¿tu crees que… que soy como…
 
—¿Cómo tu madre? —termina la pregunta por mi—, al menos ella saca provecho, no que tu ni una maldita paleta pides —lloro aún más fuerte.
 
Me he convertido en lo que juré nunca ser
 
—¡Deja de llorar! Es obvio que no eres igual a tu madre, tu al menos lo haces por amor… y sinceramente no sé si es peor.
 
Me abraza, lloro más fuerte desahogándome, le he fallado a mis amigos, a mis padres… pero sobre todo me he fallado a mi.

𝔼𝕝 𝕄𝕖𝕛𝕠𝕣 𝔸𝕞𝕚𝕘𝕠 𝔻𝕖 𝕄𝕚 ℙ𝕒𝕕𝕣𝕖 []+𝟙𝟠[] (𝕍.𝔹)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora