106

1.9K 93 69
                                    

- Así que...- el terapeuta que los conoció iniciando la relación observó a ambos. Pudo notar como ella se alejaba del hombre sentándose aún lado del brazo del sofá donde un sin fin de parejas venían por ayuda- ¿cómo han estado?-
Samael miró a Eleanor pidiendo permiso para saber que responder, si bien su esposa accedió a estar ahí, no se le veía contenta.
- Nos casamos y tenemos un hijo- Respondió queriendo tomar su mano pero con sutiliza no se le fue permitido, Eleanor se quitó el cabello de la cara y sonrió-
- Me fue infiel un centenar de veces, me pidió matrimonio porque así no lo dejaría, lo perdoné y volvió a hacerlo ¿no cree que lo más sensato es divorciarnos? Porque él no me lo concede-
- Estamos aquí para arreglarlo, cariño-
- Ni Dios va a hacer que vuelva a amarte. Sabes que solo te soporto por nuestro hijo- se cruzó de brazos-
El anciano solo observó, la pareja que tenían enfrente estaba casi perdida. Vio al hombre alejarse hasta el otro extremo del sofá dándole su espacio.
- Tú me dejaste solo con Oliver mientras estabas revolcándote con otros hombres- Reclamó- No eres inocente-
- Jamás te he sido infiel. Tú y yo ya no somos nada-
- Eres mi esposa- Insistió-
- Para la reina si, pero el cielo como el infierno sabe que no somos nada. Estás en mi casa por Oliver, métete eso en tu cabezota- gruñó. Samael tomó aire guardando silencio.
-¿ya lo han hablado?- el terapeuta recibió la mirada de ambos- ¿el porqué le fuiste infiel?-
- ¿para justificarlo? No hay justificación para ello- Eleanor giró sus ojos- Y yo sé la respuesta, su amante es hermosa-
- Las únicas veces que no me trata como basura es cuando hacemos el amor . Y ahora ni siquiera eso quiere que hagamos-
- Yo solo quiero que me de el divorcio, se largue con su bella amante y me deje en paz junto con mi hijo-
- ¿y qué le encuentres otro papá?¿Pavel? ¿O algún otro que no conozca?-
- ¿quieres mi lista?- Se sostuvieron la mirada-
- La infidelidad- el hombre comenzó- Destruye matrimonios y en el caso de ustedes hogares. Samael, antes de cometerlo, ¿hablaste con tu esposa como te sentías?-
El escocés negó- ¿por qué lo hiciste?- volvió a negar. -¿no lo sabes?-
- No...solo quiero componer mi matrimonio. Le prometí cambiar, dejar mis celos y lo agresivo que soy. Lo estoy haciendo-
- Podrás volverte un santo, pero ya no te amo, entiende, Sam- Eleanor suspiró- El amor se acabó, no podemos seguir intentando revivir algo que ya está muerto-
- Te he dado tu espacio, te he entendido el enfado que tienes hacía mi, lo acepto, me merezco que estés con otro hombre, pero no digas que ya no me amas, no en mientas y no lo hagas contigo-
- Tengo veinte años, ¿realmente crees que se algo de amor? Eres un capricho de cuando tenía 17, es todo- se señaló a ambos- Esto debió quedar en solo un rato. No en un fallido matrimonio y un hijo-
- Te prometí amarte siempre y eso haré-
- Dios- Eleanor se talló la frente- tú no me amas, me fuiste infiel-
- Cometí errores y quiero remediarlo-
- Un error está bien, pero fueron muchos, ibas a tener un bebé con ella porque yo no quiero hijos, medícate por favor-
- Te comportas como el idiota de Eric. Eres terca, arrogante y una narcisista como él. ¿Medícate?-
- Es mi Padre- gruñó, se puso de pie- Esto es una pérdida de tiempo-
- No, siéntate, venimos por ayuda-
- Tengo cosas más importantes que estar aquí sentada haciéndote entender que se acabó-
- Señorita Ryman, yo creo que si debería sentarse- Eleanor llevó su mirada furiosa a su esposo-
- ¿en serio nos registraste así?-
- Ell, Amor, por favor siéntate-
Cuarenta minutos después, salieron del consultorio sin mucho que decirse, casi media hora estuvieron con tontos ejercicios que no parecían servir en nada. Samael se dirigió a su auto cabizbajo, habían salido de la universidad justos así que supuso que se irían a la mansión de la misma forma. Al percatarse que había abierto la puerta para nadie llevó sus dedos al puente de la nariz. La buscó por la calle, iba a paso rápido seguramente a tomar un taxi. En varios pasos largos y rápidos la alcanzó.
- ¿a dónde crees que vas?-
- a China-
Le cortó el camino.
- No me hagas un númerito por favor. Sube al auto-
- Quiero golpearte-
- Hazlo entonces- Se inclinó hacia ella- Pero preferiría que fuese en nuestra habitación- La acercó a él- ¿no te apetece? Creo que me lo merezco ¿no crees?- Eleanor le jugó la corbata- Vamos a otro lugar si quieres-
- ¿a tu departamento?- dejó su corbata para llevar sus manos al cuerpo duro del hombre acariciando bajo el saco- ¿Papi va a dejar que lo castigue?-
- Si...-
Pasó sus manos por su cuerpo encendiéndolo. Le jaló con fuerza de la corbata rompiendo esa burbuja que había creado, Samael se quejó soltando un gruñido.
- No quiero gracias, mucho menos hacerlo en dónde viviste con tu amante-
- Ese departamento es tuyo mi amor -
- ¿quién lo dice?-
- Yo, tu esposo. Todo lo mío es tuyo lo sabes-
Eleanor entre cerró sus ojos, él sonrió.
- ¿La acostaste en tu cama?- Samael borró su sonrisa, Eleanor le volvió a jalar- contéstame-
- Perdón-
- ¿en la habitación de la mansión? En la que dices ser nuestra-
- Jamás se lo permití- negó- Creo que la terapia nos está sirviendo- Bromeó siendo soltado, respiró metiendo un dedo entre su cuello y la tela para aflojar el nudo-
- Vamos el auto ¿quieres?- Samael asintió contento siguiéndola. Subieron. De nuevo el aroma del hombre la inundó, se cruzó de brazos. Ya no sentía la misma confianza que cuando estaban juntos, no se sentía con el derecho de tocar nada que fuese de él, mucho menos entrar a su habitación.
- ¿tienes hambre? Podemos pasar a comer algo-
- ¿No va a la universidad?-
- Me hice de tiempo para estar contigo, así que dime a dónde quieres ir y te llevo-
- a mi casa-
- Claro- suspiró arrancando el auto y poniéndolo en marcha- ¿quieres un helado?-
- No gracias-
Asintió.
- ¿una hamburguesa?¿Papas?-
- No gracias-
Samael asintió guardando silencio. Jamás se rendiría, no estaba muy seguro de que tan cierto era que ya no lo amaba, pero si ya no lo hacía, la volvería a enamorar como la primera vez.
- ¿cómo te fue en tus exámenes?-
- No reprobé-
- Felicidades mi amor, sabes que siempre estoy orgulloso de ti- agarró su mano antes que pudiera protestar y la besó- ¿no quieres celebrar eso? Te llevo de compras-
- No gracias, estoy bien-
- Anda, mi amor, hace mucho no estamos solos, vamos a alguna parte, donde tú quieras. Como si fuésemos novios de nuevo-
- Quiero irme a casa-
- Un helado, me parece bien- se desvió del camino para ir a una heladería-
- No voy a bajar-
- No es necesario, que nos atiendan por ventanilla- Eleanor maldijo en ruso- ¿me insultaste?-
- Si-
- ¿me enseñas ruso? Creo que debería aprender. A Rick le enseñaste y bueno...pavel es ruso-
- No soy buena enseñando-
Samael asintió, entró a la zona de pedidos en auto, no le preguntó qué sabor, pues aunque ella lo rechazara, tenían una historia, así que sabía sus gusto. Pidió para él un helado de vainilla y para ella de chocolate. Ignoró a su joven esposa al tratar de darle efectivo, tardó un año entero para que lo dejase pagar cosas y ahora todo volvía al inicio, con la diferencia que ahora no era por timidez. La vendedora se los entregó deseándole buen día a ambos.
- Toma, cariño-
- Gracias-
Eleanor pasó su lengua por el helado sintiendo su maravilloso sabor, no los recordaba tan deliciosos. No podía negarle a su cuerpo sentirse consentida por el mayor. Samael paró el auto antes de salir de la ciudad para disfrutar de la poca compañía que Eleanor obligada le estaba dando.
- ¿te gusta?- Eleanor asintió-
- ¿quieres probar del mío?- se lo extendió, ella hizo lo mismo intercambiándose los helados. No es que jamás hubiese probado ese sabor, pero en definitiva estaba mejor que el de chocolate en esos momentos.
- ¿me lo cambias?-
- No-
- Ay- Samael rió-
- Claro que si te lo cambio, pero ya estaba por terminarlo-
- No importa- Sonrió. Por un momento a Samael se le cumplió, volvían a ser novios, una pareja de aún unos meses que la pasaban juntos en citas y actividades sencillas que ellos disfrutaban por el simple hecho de estar juntos.
- Thomas fue a verme a la universidad esta mañana- Habló acomodándose en el asiento- ¿tengo cara de dar buenos consejos?-
- Si, tu matrimonio es excelente -
- Que graciosa-
- ¿te lo dijo?-
- Si, le dije que debería firmarlo porque no iba a funcionar-
- tú muy bien- Sonrió- ¿y lo hará?-
- Bueno, no se tomó bien que su esposa lo engañara, está hecho un idiota. ¿Cómo va a cuidar a un bebé sólo si es un machista de primera?-
- Pues buscará a otra- Dijo obvia- Maria está feliz, en un solo día acordado hasta las fechas de visita ¿te lo puedes creer? Ella realmente quería esto-
- Conozco a Thomas, yo podré ser un tóxico golpeador, pero no vivo en los 50's ¿o si?-
- No tienes masculinidad frágil. A mi la verdad no me agrada mucho, solo de lejos-
- Es un anticuado-
- Ay si, ¿qué con eso de que deba tenerla la comida servida cuando llegue?-
- Ufff si, el otro día nos dijo que como podía soportar que no me atendieras-
- ¿perdón?¿y tú que le dijiste?-
- Pues que para eso yo tenía manos y pies obviamente, además- Giró sus ojos- él es un estupido al no darse cuenta que se casó con alguien que no era para ser su sirvienta. Y le dije que si tú no tuvieras tanto dinero para contratar tus propios sirvientes, seguro yo te los pondría-
- ¿en serio?-
- Obvio. Sabes que yo jamás te obligaría a que me hagas toda esa mierda de esposa, si tú quieres es otra cosa, pero no voy a obligarte- se encogió de hombros- Tuvimos una pelea sobre eso ¿recuerdas?- Claro que lo hacía-
- ¿y te contestó algo?-
- Que era un mandilón, y pues para que le digo que no si- Eleanor tierna por el comentario llevó su mano al brazo del hombre. Samael no dijo nada o la quitaría - ¿cómo Maria aceptó casarse con ese patán? Yo se lo dije a ambas, se los advertí- negó con su cabeza varías veces-
- Los Padres de Maria la obligaron, en esos momentos aún no conocía a Thomas de esposo así que aceptó. Igual ella una tonta por no ponerle su alto, estaba enamorada-
- Thomas tiene pinta de golpeador, y no solo de una vez como yo. Me refiero a que si Maria no hubiera obedecido, le estaría yendo mal...-
- Hace como tres meses...le vi un moretón en el brazo...¿tú crees?-
- O tienen sexo rudo como nosotros o la golpeaba-
- Pero ella no me dijo nada-
- ¿tú le has dicho de lo que te hice?-
- ya ves que para pendejas no se estudia- negó- Pues igual yo le decía un par de cosas y se enojaba conmigo, ¿y lo has visto enfadado cuando salímos?-
- Y soportarlo mientras las esperamos es una maldita tortura. Varias veces me dijo que te llamara, pero sabes que cuando tú estás con tus amigos no lo hago, tuve que fingir que hablaba contigo- Los dos rieron- Richard si le dijo un par de cosas porque ya lo tenía arto. Así que dudo que se agraden-
- Ay no que cosas con nuestros amigos- Suspiraron, guardaron un momento silencio comiendo del helado.
- Pero Bueno, nosotros quienes somos para juzgar-
- Ay si- Eleanor añadió a las palabras de su esposo-María va a estar en la mansión por cierto-
- Ni que se entere ese idiota o va a estar acosándome- Giró sus ojos. Llevó la mano de Eleanor a su entre pierna si avisarle-
- Samael-
- solo déjala ahí, ya vámonos- le guiñó un ojo. Al cabo de unos segundos Eleanor sintió cómo bajo su palma se movía algo. Miró a Samael, estaba atento al camino y al helado, así que hizo lo mismo- Olvidé decirte, Richard invitó a compañeros de su trabajo a la mansión-
- No importa, diviértanse-
- él, yo estaré encerrado-
...........................
Richard Caminó a la oficina de su Coronel, a quien le diría que no podría irse este lunes y ningún otro día a Irak, no era necesarios que él acompañase a los soldados, así que por ello decidió esperar hasta el último día. La soldado que hacía de secretaría se levantó para anunciarlo.
- Pase, señor- Él asintió y lo hizo. Hizo un saludo militar para el hombre no tan mayor que él pero con una experiencia que ni él en tantas guerras obtuvo, cerró la puerta.
- Greene-
- Señor, vengo a hablar sobre mi transferencia a la base...-
- Ya lo sé- El hombre se puso de pie dejando caer una carpeta al escritorio. Richard lo miró sin entender- Eres un gran marine, Greene, lastima que no puedas acompañarnos-
- ¿lee mentes, señor?-
- Leo informes- Frunció su ceño- vuelva a hablarme con burlas y lo encierro-
- Lo siento-
- El general Johnson me dijo que si no eres autorizado por la tu loquero, no permitirá que vayas a Irak a pesar que conozcas el área. Leí el informe, estás fuera- Richard llevó sus manos a la espalda, lo pensó, a la psicóloga le había pedido personalmente que lo autorizara. - Hay un programa, te asignó a un supervisor-
- ¿un supervisor?-
- Si, es nuevo, una pendejada pero bueno, si te queremos en servicio esa es una condición. Yo te lo asigné, la cabo Amanda Greyson será tu supervisor, supuse que como estuvo contigo en Siria son amigos-
- No necesito niñera, mucho menos una soldado- Protestó- Es una idiotez ¿pues que escribió esa inútil?-
- Richard estás hablando con un superior, con tu Coronel-
- Me la puede chupar mi Coronel si quiere- Se acercó al escritorio- Quiero leerlo, Patrick-
- Bien, idiota, háblame así otra vez y juro enviarte a Groenlandia- de su escritorio sacó una carpeta. El sujeto golpeó fuertemente la mesa, Richard lo miró sin expresión abriendo el expediente- Pensé que te ibas a poner en posición fetal y te tirarías al suelo- Dejó de mirarlo para leer el informe.

MY DADDYDonde viven las historias. Descúbrelo ahora