Capitulo 56

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- ¡Aaaah mira!– exclamó mirando por la ventana, asustado Samael giró– ¡Es tan pequeño!Awwwww– habló por la ternura de un potro de color blanco, quien jugaba al rededor de su madre–
- Me asustaste, creí que era serio, Ell–
- Perdón, es tan bonito. Alex me regaló uno cuando era niña, su yegua había tenido gemelos–
- Yo no entiendo porqué no le dices " papá" te quiere demasiado–
- Ni idea, creo que lo veo muy joven para decirle "papá"– rió– Tú lo ves muy serio pero aveces es muy infantil. El otro día nos compró una barra de chocolates, esas gigantescas de wonka–
- ¿existen?– Preguntó sorprendido—
- Si, creo que las pidió por Internet. los cuatro estuvimos peleando y diciendo que alguno de nosotros fue – Samael soltó una risita– resulta que él se la había comido varias horas atrás, nos dejó pelear todo el tiempo– Samael soltó una carcajada, contagió a su novia segundos después.
- Debe ser una locura vivir en ese apartamento–
- No tienes idea, ojalá los trillizos fueran igual de limpios y ordenados que Alex– giró los ojos– apestan– Arrugó la nariz–
- Nicky parece un chico ordenado–
- recoge la ropa del suelo y se la pone, le basta con que no tenga mal olor–
- ¿y no has pedido una habitación para ti sola?–
- Claro que si, pero solo hay tres habitaciones–
- ven a vivir conmigo– la miró para poder apreciar su reacción, ella sonrió–
- Me encantaría, pero...–
- Pero, pero, pero– Ella suspiró–
- No quiero que pierdas tu empleo, no por mi–
- Claro, entiendo– le tomó la mano– aveces no pienso con claridad, perdóname–
- Me encararía despertar todas las mañanas contigo– besó el torso de su mano, Samael sonrió encantado ante aquel gesto de su novia–
- Te amo–
- Y yo a ti–
Varios minutos después llegaron al orfanato.
- Llevaremos con nosotros a María, Dorian lo ha hecho con Oliver cuando él viene– Ella asintió.
Entraron al edificio, buscaron al padre de Samael, quien estaba en su despacho–
- pensé que no vendrías– se saludaron con un abrazo– Y traes a tu linda novia– hizo el mismo gesto, Samael frunció el ceño, era un acto de mucha familiaridad, su padre no era de las personas que abrazaban a todo mundo–
- Yo vine a visitar a Oliver, lo llevaré a la ciudad conmigo por este fin de semana, lo traeré mañana por la tarde–
- Me parece bien–
- igual a María– Añadió–
- Solo debo decirte que están castigados, ambos pelearon en la escuela, para estar tan pequeños hacen tantas barbaridades–
- Yo...yo iré con él—
- Adelante, cariño– se soltó de la mano de su amante–
- te espero– anunció antes de salir del estudio–
No tardó tanto en llegar al dormitorio de Oliver.
Lo encontró en su cama leyendo un cuento.
- ¿puedo pasar?– preguntó abriendo la puerta, los ojos del Niño se iluminaron, cerró el cuento y saltó de la cama–
- ¡mami!– el infante enredó sus pequeños brazos en ella–
- ¿cómo está mi angelito?– Com una voz tierna la alzó el rostro– wow, ese ojo no se ve bien– Lo sentó en la cama–¿qué sucedió?–
- vas a enojarte conmigo– El Niño se alejó acostándose en medio de la cama, escondió su rostro con una almohada–
- ¿yo? Yo no me enojo– se acercó a él– pero el monstruo de las cosquillas si– hizo un sonido feroz antes de atacarlo con cosquillas, las risas del Niño sonaron por toda la habitación–
- ¡Te diré! ¡Te diré!– al escuchar aquellas palabras el ataque cesó, Oliver se sentó en el mismo lugar– ¿prometes no enojarte?–
- Lo prometo por la garrita– le enseñó su dedo meñique, El Niño entrelazó su dedo cerrando el pacto–
- Señor patata murió y...y...y yo lo cuidé muy bien, hice todo lo que me dijiste– bajó el rostro– pero...unos chicos lo mataron cuando María y yo lo sacamos al patio, dijeron que era para niñas– Eleanor frunció el ceño molesta, no podía creer que los niños fueran tan crueles con un bebé tan dulce como Oliver– Yo debí cuidarlo más– el sollozo del pequeño le partió el corazón, amaba tanto a ese Niño.
- No llores, angelito– Lo abrazó–no fue tu culpa, esos niños solo fueron muy malos, pero aún no me has dicho el porqué de tu ojo–
- María y yo tratamos de que lo dejaran en paz...peleamos con ellos, pero son mucho más grandes que nosotros–
- Oli– besó su frente– Señor patata estaría muy orgullo de ti, lo defendiste tanto como pudiste– Oliver secó sus lágrimas—
- ¿y sabes algo más ?–
-Dime– sonrió al ver el entusiasmo del pequeño–
- Señor patata era señora patata– Oliver se bajó de la cama y sacó una caja bastante grande de la parte de abajo– y tuvo tres bebés– abrió la caja enseñando a tres adorables conejitos, Eleanor se acercó asombrada–
- Pero...pero...¿pero como los tienes aquí?–
- Los escondo de los otros niños, solo los saco un rato y los pongo en la jaula de su mamá, y los vuelvo a meter...aveces por las noches los llevo a un jardín a donde nadie va– explicó lentamente tratando de hablar fluidamente–
- oh por Dios– rió– son tan adorables– acarició a uno–
- Hola– Oliver de inmediato cerró la caja– ¿qué sucede?–
- Nada– respondió rápido– Mami y yo hablábamos–
- ¿si?–
- Oli me contaba de su pelea–
- Si, eso me dijo, de eso quiero hablar...–
- Perdón, profesor, no fue mi intención, no lo volveré a hacer– negó repentinamente con temor de algún regaño– lo prometo– sus ojos se humedecieron–
- Oliver, tranquilo, yo no iba a regañarte– Aquella escena lo había asustado, su hijo no le tenía respeto, le tenía miedo– Creo que estuvo correcto lo que hiciste, poner la otra mejilla no es siempre la opción– tomó aire– Esos niños mataron a tu mascota, que por cierto ¿de donde la sacaste?–
- pues...–
- Yo se la traje– Eleanor Interrumpió al Niño–
- ¿tú? Estábamos....ya sabes–
- Pero con Oli no, él es mi angelito– Se estiró para alcanzarle el rostro, lo atrajo hacia ella dándole un beso sonoro en la mejilla, Oliver rió, Samael estaba extrañado pero conmovido, feliz de aquella relación. Sus pensamiento fueron interrumpidos al oír ruidos extraños provenientes de aquella caja–
- ¿qué hay ahí?–
- No te enojes con él, Samael, fue algo del...¿destino?– Eleanor abrió la caja–
- pero que carajos¿ahora tienes ratas?–
- Son, conejitos bebés, profesor– Oliver habló con disgusto, cerró la caja, le había molestado aquella expresión. Eleanor miró mal a Samael.
- Solo estaba jugando, él sabe que son conejitos, cariño, ¿verdad?–
- claro que si, hijo, era solo jugando– se acercó a la cama y se sentó– mejor dime cómo se llaman– Oliver abrió de nuevo la caja–
- Bueno, él se llama Dino– Señaló al conejito de manchas negras– él es Rex– señaló al más grande – y ella es Flor– señaló al conejo más peludo y de color crema– Ella es mía junto con Dino , Rex es de María–
- Oliver, no puedes quedártelos, en menos de un mes no van a caber en esa caja–
- Pero son míos–
- Lo sé, pero es imposible, tendrás que deshacerte de ellos–
- No– Espetó molesto–
- Oliver, no te estoy preguntando, lo harás–
- ¡No quiero!– exclamó lo bastante fuerte para molestar a Samael– ¡No quiero!¡no quiero!–
- ¡Oliver!– alzó la voz, Oliver apretó su mandíbula y puños con fuerza, sus orejas estaban rojas y sus ojos llenos de lágrimas, estaba furioso– No vuelvas a alzarme la voz–
- ¡Son.mis.conejos!–
- ¡Te he dado una orden!–
- ¡NO!–
Samael se paró de la cama y caminó hasta él apresurado, Eleanor asustada al ver cómo desabrochaba su cinturón se apresuró a ir al rescate del pequeño, quien había dado par de pasos hacia atrás.
- Samael,No lo hagas–
- ¡muévete!– Ordenó sacando de un tirón su cinturón–
- Samael, por favor–
- ¡He dicho que te muevas!– la jaló del brazo apartándola, Oliver cerró los ojos y trató de cubrirse al ver el cinturón arriba del mayor, esperó lo peor, sin embargo, no todo el impacto fue a él–
- Eleanor– gruñó al ver una marca rojiza en su pierna, trató de buscar la marca en su hijo pero estaba escondido.Eleanor cubrió con su mano la cabeza del niño que lloraba aferrado a ella.
- Deberías de ir a tomar aire, Samael– estaba arrepentido pero no podía doblegarse tan rápido, su ceño fruncido seguía ahí.
- Iremos a tomar aire, cariño– la jaló con brusquedad, Oliver no la quería soltar, pero su padre lo obligó,tiró el cinturón en la cama, la llevó del brazo hasta un lugar apartado de los dormitorios.
- ¡¿qué sucede contigo?No vuelvas a meterte en los asuntos que no te importan. Tú no eres nadie. Una niña no va a enseñarme cómo corregir a mi hijo! No quiero que vuelvas a verlo sin mi permiso, lo has vuelto un malcriado y berrinchudo como tú. Te lo prohíbo–
- Tu no vas a prohibirme nada, no eres mi dueño, mi jefe y ni mi padre, idiota– quiso pasar alado suyo pero él la detuvo.
- No te atrevas a meterte de nuevo, Eleanor, la próxima no será un error¿entendido?–
- ¿eso es una amenaza?– se soltó de su amarre bruscamente– yo no te tengo miedo, así que vete al diablo– caminó algunos pasos, se giró sobre sus talones– y no presumas que es tu hijo, que ese niño no tiene nada de ti, no es tuyo, ¿al menos te dice papá?– Samael guardó silencio– eso pensé– siguió su camino– 
Al entrar de nuevo a la habitación de Oliver lo encontró acostado de lado en la cama, casi hecho bolita, solo se escuchaban  sus sollozos, su respiración estaba agitada.
- Oli– se acosto a un lado de él, el niño se giró–
- ¿estás bien, mami?– Eleanor sonrió con ternura, asintió, limpió con su pulgar las húmedas mejillas de Oliver–
- Oli, cariño, eso estuvo muy mal– Samael estaba por entrar cuando escuchó aquello, decidió esperar ahí. Estaba furioso–
- Perdón–
- No debiste gritarle a tu padre– peinó sus rulos–  siempre tienes que obedecerle, aunque no nos guste, tu papá siempre tiene la razón, él nunca se equivoca. Tus conejitos van a crecer y tú estás aún muy chiquito para cuidarlos– besó su frente– Prométeme que no volverás a faltarle a tu padre–
- El profesor no es mi papá, él no me quiere– las lágrimas volvieron a brotar– lo prometo.
- No digas eso, Oliver, él te ama, te ama con todo su corazón, es tu papá y debes llamarlo así–
- Nunca está conmigo, yo no lo quiero, no quiero que sea mi papá, lo odio,yo quiero a papá Dorian–
- Lo dices porque estás enojado con él, verás que en pocas horas se te pasará. Tú eres muy bueno, puedes querer a todos–
- me pica– señaló su espalda, Eleanor alzó la playera, había una pequeña pero hinchada marca– No te rasques–
- pero arde–
- te picó un mosquito, y si te rascas te dolerá  más–
- está bien–  
- Eso es, mi angelito. Serás lindo y le pedirás perdón a tu padre por tu comportamiento ¿si?– El Niño asintió– y le vas a decir...—
- papá–
- así es– le hizo un poco de cosquillas, las risas sobraron. Samael cerró los ojos un momento, se sentía el hombre más estupido del mundo.  Entró alarmando a ambos, cerró la puerta tras de él,Oliver tenía miedo, Samael enojado es un monstruo y un niño de casi 5 años lo sentía–
- Háganse a un lado, voy a acostarme– ambos obedecieron, en el pequeño espacio que quedaba se acomodó. Los abrazó,los atrajo a su cuerpo, se relajó cerrando sus ojos.Se sintió pésimo al sentir lo tanto que su hijo temblaba  solo por estar acariciandolo–
Sin pensarlo los tres cayeron rendidos, dormían con tranquilidad.

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