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Después de charlar con sus amigos por media hora, decidió que era el momento de buscar a Eleanor.  Realmente, preguntó a Frederick dónde estaba.  Cuando le dijo que estaba en la cocina, se digirió hasta ahí.
La encontró aún viendo la película en su celular, solo que estaba vez sin auriculares. El electrónico se encontraba en la mesa sostenido por el recipiente de azúcar, mientras ella comía sus gomitas.
- Hola– Al escucharlo, pausó el video– Yo vine a disculparme por decirle a ese par de tarados lo que me especificaste no decir– Se sentó en una de las sillas frente a ella– Sé que también me hace un tarado, perdóname–
Eleanor lo había pensado rato atrás, su novio necesitaba contarlo a alguien, desahogarse para estar bien. Notó el cambio, en verdad eso lo calmó, su cara de tristeza desapareció solo dejando preocupación. Se sintió estupida por torturar de esa manera a Samael. Fue insensible pedirle callar a pesar de conocer sus posibles reacciones. 
- Papi– Sonrió con ternura. Samael la observó pararse con las gomitas en manoy sentarse en sus piernas– Tú no tienes que disculparte de nada–
- ¿no? Te veías muy molesta conmigo–  Eleanor comió una de las gomitas llenas de azúcar que tanto le gustaba–
- Mmmh, tal vez, pero debiste tener tus razones, así que ya no lo estoy–  Samael sonrió–
- Gracias...¿quieres saber porqué se los dije?–
- si eso quieres, adelante, yo te escucho–
Samael la abrazó por la cintura.
- Tal vez yo...tuve una crisis camino a la ciudad.  Me dio un terrible ataque de pánico– Eleanor lo miró preocupada–
- Sam– Le acarició el rostro– ¿estás bien?–
- Fueron solo unos minutos, ojalá nunca me suceda frente a ti porque sería muy vergonzoso. Pero ese no es el punto– negó con su cabeza– en verdad estoy aterrado con todo esto, Ell. No paro de pensar en cosas terribles, por eso tuve uno. Pero aún no se los decía, cuando fui al apartamento a recoger los videojuegos para Oliver, Dorian se dio cuenta que me sucedía algo, así que cuando salimos, me amenazó en encerrarnos en el elevador si no le decía lo que me pasaba...–
- Y a ti no te gustan del todo los elevador– Samael asintió–
- Tuve que hacerlo o en cualquier momento dejaría de respirar,no querías eso¿o si?– Hizo un puchero. Su novia  le siguió el juego  hablando como si Samael fuera un niño–
- Claro que no, mi vida. Por eso no estoy molesta contigo–  Eleanor sonrió, sacó una gomita del empaque– ¿quieres?— la puso a centímetros de él. Samael asintió, abrió su  boca un poco, Eleanor la acercó más a sus labios dejándole un poco de azúcar en ellos, pero lo engañó metiéndola a su boca. 
- Eso es malvado– Samael se relamió los labios quitándose el dulce mientras ella soltaba una risita.La miró – vas a tener que dármela–  
- Acá hay más– sacó otra—
- No, no quiero esa. Quiero la que es mía– tomándola por las mejillas, la atrajo hacia él y la besó, beso que fue correspondido segundo después.  Disfrutaron el apasionado beso sabor a morar y fresas hasta que el aire les faltó. Samael masticó y sonrió triunfante el dulce que adquirió de la boca de su amante.
- Profesor Ryman– Eleanor no le preguntó y lentamente le hizo comer la gomita que tenia entre sus dedos. Miró los labios masculinos y después sus ojos– a mi me encantaría chupar mi paleta favorita– Pasó su lengua por los labios de su amante, y sin aviso, fue él quien la tomó de nuevo. Esta vez la menor recorrió con sus manos rostro, cuello y cabellos del hombre. Ambos soltaban pequeños gemidos entre besos, y es que sus lenguas les parecían la gloria.
- Ya vemos cómo solucionas la situación– Richard habló entrando a la cocina junto con Dorian–
Eleanor terminó el beso dejando caer su frente sobre el hombro de su novio.
Samael resopló, no quería ser interrumpido en ese instante.
- Gracias– gruñó– Les dije que en un minuto regresaba con ustedes–
- Pasaron 20, creí que te habían matado, pero ya vemos que no– Dorian bromeó–
- Creo que yo me voy– Eleanor se levantó–
- Niña linda, nos preguntábamos si podemos hacer algo para que no estés molesta. Entiendo que fui grosero–
- que fuimos groseros– Añadió Dorian.
Fueros ignorados, la joven solo recogió sus pertenencias y miró a su novio.
- ¿quieres entregarle ahora el regalo a Oli?–
- ¡Claro!–
- Te espero en el salón de estar– se acercó a él y besó rápido-
- voy en un minuto–
- Niña linda, vamos, no nos ignores– Richard suavizó su voz, pero eso no la detuvo, dejó de nuevo solo a los tres.
- ¿al menos le dijiste que nos disculpara?– Dorian le reclamó posicionándose frente a él–
- Si, fue lo primero que le dije– Mintió, a él le importaba más estar bien con ella. No quería estar semanas peleando con su esposa, menos con lo que estaba sucediendo–
- Pues no funcionó, papi–
- Rick, dije que hablaría con ella, no que la obligaría a perdonarlos. Yo una vez traté de obligarla, y mira, estás aquí. Por experiencia, mejor dejen que se le pase solita– miró a ambos– es sugerencia–
- Si hacemos eso, esperaremos varios meses como tú– Señaló Dorian–
- pues entonces no sé, hagan lo que quieran– se encogió de hombros. Sus amigos lo miraron mal–
- claro, como a ti ya te perdonó. Traidor– Richard tomó un trapo de la isla y se lo tiró–
- Gracias– Samael lo llevó a su entrepierna. Sus amigos incómodos por la acción miraron a otra parte. Se imaginan la causa, y aunque fueran muy abiertos a bromas sobre esos temas, pensaron que no era el momento–A Ell se le va a pasar pronto. Son sus amigos. sabe que sus reacciones fueron porque la quieren. Que ustedes estén tan nerviosos como yo, dice lo tanto que la quieren, eso para mi cuenta mucho, no duden que ella sienta lo mismo–
- ¿qué tal si muere?– Richard se cruzó de brazos– ¿crees que será lindo que no hable conmigo?–
- Rick, te agradecería que no alimentes más mi mente . Ya suficientes voces tengo que me lo recuerdan para que tú también lo hagas–
- Lo siento, pero entiéndeme. Ell y yo...quizá no duro mucho, pero le tomé cariño– Tomó lugar en una de las sillas– No es bonito enterarse de algo así–
- Yo no fui su novio, pero también la quiero. Yo no se como les eligió a ustedes y a mi no–
- Ella dice que tengo una linda sonrisa–
- Pues yo tengo una GRAN inteligencia...eso le gana a ambos– Samael le palmeó el brazo a Richard y se paró– con permiso–
- Eres un presumido de lo peor, papi—
- Oye, ustedes comenzaron a molestarme, especialmente tú ¿lo recuerdas?– le tiró el trapo que antes cubría su aún creciente erección a la cara del amaricano, este de inmediato se la quitó–
- Bueno, tiene razón– Dorian asintió varias veces–
- Bien, mi culpa–
- Oye Sam, antes que te vayas, ¿ya enviaste tus formas a la universidad?– Samael lo miró sin entender –
-¿qué formas?–
- Sam, los cursos.Las preparaste¿no?– Samael cerró un momento sus ojos.– Ese es un no–
- Tengo cosas más importantes en mente que unos estupidos cursos. Ya lo haré mañana y los enviaré. Gracias por recordarme–
- Si, de nada, irresponsable–
Samael rió antes de irse con su esposa. Decidieron que instalarían la consola,y después le llamarían. En Verdad querían que fuera una sorpresa.
Samael sacó todo de la caja, lo cual no era mucho.
- Los videojuegos son muchos ¿le damos uno cada mes?– Eleonor sugirió cerrando la caja–
- estoy de acuerdo– feliz por la actitud de Eleanor, sonrió y la besó– ¿le diremos lo de Andrew?—
- No lo sé...¿no es muy pronto?– Samael no contestó,no sabía la respuesta. Tomó el aparato en mano junto con sus cables dirigiéndose al televisor.
Oliver se mostró celoso de Andrew cuando convivieron por tres cortos días. No lo quería para nada, a pesar que le encantaban los bebés y hacerles caras para que rieran. Un ejemplo muy claro de ese gusto era la hija de Tomas y Maria. Siempre que los visitaban, El Niño jugaba y se divertía con la bebé. Pero todo era diferente con Andrew. Samael trató de hacerlo entender que era su hermano, pero Oliver se negó rotundamente a aceptar esa idea. No lo quería.
Como padre, se sentía preocupado de lo que se aproximaba. Su hijo era testarudo, con un carácter formado a base de él y Eleanor. Estaba consiente que había copiado todo de ellos, especialmente de su padre.
Oliver pasó de ser su hijo adoptado a su adoración. Como Eleanor, no quería que nada le lastimara o rozara. Andrew lo disgustaría, no quería eso, sin embargo, era necesario.
- No lo sé– Suspiró– creo que no quiero que esto pase y jamás decirle. Pero es necesario–
- Claro que debemos decirle, los bebés no son inviables– Bromeó robándole una risa a su novio– Yo tampoco quiero que pase...yo digo que debemos de decirle ahora. Cundo lo llevemos a Londres se le comenzará a pasar¿tú qué dices?–
Samael la miró asomándose por el televisor mientras conectaba los cables.
- Si seguimos posponiéndolo, terminaremos diciéndole un día antes– Mierda, no entra– Se quejó, desapareció unos segundos tras la pantalla–
- que raro, tú jamás has tenido ese problema. Eres muy acertado– con malicia esperó la reacción del hombre. Quien salió y le sonrió–
- conejita, no me haga pensar cosas indebidas, por favor–
- ¿Yo?–
- si, tú– caminó hasta ella cuando terminó de conectar todo– Esperemos cuando todos duerman– le besó–
Mientras él lo configuraba, ella recogía los empaques y ponía con la otra caja. La segunda consola sería abierta hasta el cumpleaños del pequeño, mientras tanto, jugaría en la sala.
- Sam–
- ajam–
- ¿tú qué sabes de la discusión de Alex y Henry?– Samael pegó su espalda al respaldo–
- ¿tú cómo sabes?–
- Iba pasando por la habitación de ellos y los escuché discutir– Eleanor explicó–¿tú cómo sabes?–
- Entraron al estudio muy poco después que tú saliste–
- Los vi salir y yo me escondí, Henry iba muy enojado–
- Y lo estaba. Creo que terminaron para siempre. Henry le reclamó sobre que lo escondía y Alex a él sobre infidelidad– Eleanor giró todo su cuerpo hacia su novio–
- ¿en serio crees que para siempre? Yo escuché a Alex gritarle sobre un tipo–
- pues debe ser el mismo. Algo de un trago, tal vez a Alex le dio celos—
- Pues claro, ese sujeto si sale con Henry como una pareja, y Alex bueno, no puede ir a marcar tu territorio.
- Imagínate no poder hacer nada porque nadie sabe qué es tu pareja. No, y tener que esperar hasta que regrese para decirle algo, ufff, eso es terrible–Samael negó, Eleanor también lo hizo dándole toda la razón a su novio–
–Diablos ¿en serio crees que terminaron para siempre?—
- Pues yo vi muy triste a Alex y a Henry entre furioso y melancólico–
- Si...no se gritaban nada bonito. Alex debió llamar a la prensa y decir que es gay, creo que eso era lo que quería Henry. Que tonto– Samael asintió compartiendo el pensamiento–
- No es nada bonito querer besar a la persona que amas en público y no poder hacerlo porque eres un secreto–
- ¿esa fue una indirecta?–
- Tal vez– Samael sonrió mostrando sus dientes–
- tonto– le golpeó el brazo sin causarle dolor– Me gusta chismear contigo¿lo sabias?–
- Igual a mi– ambos restregaron su nariz con la del otro–
- Oye, hice el papeleo para darle la siguiente obra a la productora de Alex...pero si Henry no está, correría peligroso.¿crees que deba cancelarla? Los inversionistas aún no firman nada–
- Cariño, yo pienso que esa obra te está trayendo muchos problemas. Es como si el destino te dijera que no la produjeras– Eleanor hizo una mueca, recordó todos los obstáculos que tuvo y que tiene– piénsalo, sabes que yo te apoyo. Además, Ell– le tomó la mano poniéndola en su pecho– Quiero que estes libre de preocupaciones, te necesito conmigo. Que descanses–
- Papi, tienes razón, lo mejor será olvidarle de la obra y estar contigo– Se acercó y besó–sabes que si tú me pides algo, yo siempre brinco a obedecerte–
- A mi me gusta que brinques, pero sentaba sobre mi–
- Papi– Susurró ruborizándose–
- Llamemos a Oli antes que te lleve a nuestra habitación– Samael pronunció con voz ronca, le guiñó un ojo para después seguir con la pantalla—
- Llamaré a Fran...— El hombre aún lado de ella la miró de inmediato con molestia–James, a James, para que lo haga bajar— Se corrigió –
- yo ya te dije que si lo llego a ver, cumpliré golpearlo hasta que lo desconozcas ¿entendido?— Eleanor asintió acariciando los cabellos miel– Bien, no me hagas ser un monstruo— giró al televisor—
- Tranquilo– sin dejar de acariciarlo, marcó el número de James. Cuando su llamada fue tomada, no tardó más de un minuto en decir la orden y obtener una afirmativa— Ya viene—
- Bien, lo apagaré–
- ¿dónde están Dorian y Rick?se quedaron ¿no?– Samael tomó aire, pasó un brazo por los hombros de ella y la atrajo hacia él–
- en la cocina comiéndose seguramente el pastel de Sila– ambos rieron. Entre bromas y preguntas sin mucho que responder, esperaron a Oliver.
Sonrieron al verlo aproximarse a paso rápido pero firme. Su hijo era precioso, lo amaban.
- James me dijo que viniera ¿hice algo malo?—
- No, dinosaurio. Ven, siéntate— Su padre le señaló la mesa de centro frente a ellos. Oliver obedeció–
- Ángel¿eso es pelo?– Eleanor le sacudió el pantalón. Oliver rió nervioso—
- Es que Maria y yo jugábamos con unos peluches— Mintió sacudiendo sus piernas. La verdad era que, con la ayuda de los dos guardaespaldas, los niños habían metido a la mansión a los tres gatitos – se ha quedado dormida–
Los dos padres asintieron.
- Está bien. ¿Qué crees?—
- ¿qué?– Sonrió emocionado ante las palabras de su mamá–
-Te compramos la play que querías– Samael le mostró el mando–
- ¡¿es mío?!– Oliver abrió sus ojos los más que pudo y de un brinco dejó la mesa–
- Todo tuyo, dinosaurio–
El Niño tomó el electrónico saltando de alegría.  
- ¡Gracias!– sin delicadeza los abrazó a ambos fuertemente al mismo tiempo.–¡quiero jugar! ¿Puedo?— se separó de ellos, quienes estaban igual de alegres por ver en su hijo felicidad–
- En un momento, primero queremos hablar contigo–  Samael lo hizo sentarse de nuevo. Miró a Eleanor como señal que era momento. Ella tomó aire, se acercó a él y le tomó la mano con cariño.
- Ajam– El Niño movía su pie desesperado, quería jugar su juguete nuevo lo antes posible– ¿si, mami?– insistió con ternura–
- Ángel, papi y yo decidimos que tendrás un hermanito— Oliver paró en seco su movimiento, y todo aquel gesto de felicidad, se esfumó convirtiéndose en sombrío–
- Dinosaurio, adoptaremos a Andrew¿lo recuerdas?–
El Niño se soltó de la mano de Eleanor.
- Yo no quiero un hermano– frunció su ceño– Yo No Quiero un hermano– repitió con pausa en cada palabra–
- Ángel, no está a discusión. Verás que será divertido–
- Oli, ya lo hablamos, nada cambiará–
Oliver apretó sus dientes casi haciéndolos chillar, su mano desocupada sostuvo la orilla de la mesa con fuerza y la otra el mando.
- ¡no quiero!– Gritó– ¡No quiero al tonto de Andrew! ¡No quiero un hermano!–
- Oliver, deja de gritarnos–  Samael lo reprendió con calma para tranquilizarlo–
- ¡no quiero!— Se paró–  ¡odio a ese feo bebé rojo!–
- Ángel, pues tendrá que gustarte. Andrew vivirá con nosotros— 
Los ojos de Oliver reflejaban rabia, furia.
- Dinosaurio, tendrás que acostumbrarte. Es una decisión que tú madre y yo tomábamos—
Eso lo enfureció aún más, el único culpable era el hombre frente  a él. No entendía por completo lo que días atrás había escuchado tras las puertas , pero estaba seguro que por su culpa traerían a Andrew a su casa.
De igual forma, estaba enojado con Eleanor, ella lo había permitido, y pensó que, si ella aceptó que lo trajeran, también quería reemplazarlo–
- ¡No quiero al bebé rojo!, ¡no quiero un hermano!, ¡y tampoco su tonto regalo!– con todas las fuerzas que un niño de 6 años podría tener, Oliver lanzó el mando haciéndolo caer y romperse contra el suelo–
- ¡Oliver!– Ambos lo reprendieron poniéndose de pie—
- ¡Ve y recoge eso ahora mismo!— señaló Samael el aparato–
- ¡Pues no quiero!– 
- Oliver, obedece— intervino Eleanor–
- Dije ¡que no quiero!– gritó–
- Bien, estás castigado–  Samael habló tomándolo del brazo–
- No me importa– Gruñó y se soltó con brusquedad— Yo dije que no quiero un hermano, ¡OBEDEZCAN!–  Soltó varias lágrimas amargas mientras su respiración se aceleraba– ¡te odio!– Señaló a Samael–¡Y a ti!– miró a Eleanor – ¡Creí que me querían! Si quieren  al tonto de Andrew¡bien! Quédense con su bebé rojo–
Empujando levemente a Samael, se marchó prendido en fuego del coraje.
- ¡Oliver! ¡Ven aquí!–
- ¡NO!¡no quiero!– gritó en el idioma que aún aprendía–
Samael se giró a Eleanor.
- ¿eso fue ruso?–
- ¿tal vez?–
- ¿y qué dijo?–
- " No quiero" – Se sentó y bufó– estuvo bien ¿no?–
- Vamos a imaginar que si– se dejó caer a un lado de ella–
- Hay que castigarlo ¿no?–
- ¿ideas?–
Ambos guardaron silencio hasta que Eleanor rió. Samael puso toda su atención en ella.
- ¿qué?– cuestionó contagiándose de su risa–
- Nada, es solo que una vez le dije a Alex que lo odiaba...él me tiró un diente de leche– Eleanor negó divertida– y solo dijo " ponlo bajo tu almohada, el Hada vendrá por las noches" y se fue. A la mañana siguiente tenía 100 libras–
- Debió doler...–
- tenía ocho, dolió por tres días, Pero la lección de por vida– Lo miró– Tuve tres tipos de educación en mi vida: la Rusa, donde tienes cinco y te mandan a cazar tu cena;la Francesa, si hablabas en la mesa, te azotaban frente a todos; y la inglesa, te abofetean y te miran hasta sentir miedo—
Samael entre abrió su boca para hablar , pero no sabía que decir.
- Escoge una de ellas para Oliver– Samael resopló, estaba sorprendido, no creía que Eleanor vivió esas cosas, y más porque estaba siendo seria–
- Ell, Fuiste tú quien me prohibió golpear a Oliver. Casi me dejas por ello–
- Lo sé, odio los golpes. Estoy en contra. Sin embargo, hay momentos que son necesarios. Yo soy una caprichosa, pero respeto a mi padre, respeto a los parisi, y respeté a mi abuelo. Quiero que Oliver nos tenga respeto– Le acarició el rostro– Escoge una– Samael negó–
- No quiero ser malo con él, lo traté como basura por años. No quiero lastimarlo otra vez–
- Sam, no me mal entiendas, no lo golpearemos cada vez que se porte mal. Jamás– Sonrió – Solo digo que nos mantendremos Justo en la línea de ser amorosos y estrictos–
Samael frunció su ceño.
- ¿pero quién eres tú y dónde está mi esposa?–
Ambos rieron– Educación inglesa, esa elijo–
Eleanor hizo una mueca–
- Mmmh, tomaremos la rusa. Nuestro hijo tiene seis y nos grita como si fuera un adolescente–
- Bueno ¿entonces para qué me preguntas?— Samael se cruzó de brazos– Y no mandaré a mi hijo a cazar su cena– alzó una ceja mirándola con curiosidad– ¿en serio te mandaron a los cinco a cazar?—
- El rifle era más grande y pesado que yo–
- es broma ¿no?–
- No, mi bisabuelo es un maldito comunista. Pero era divertido, iba con mis primos o tíos. Jugábamos en la nieve y todas esas cosas– Dejó de mirarlo para teclear un mensaje–
- No te creo–
- Lo sé– Lo besó– Vamos, castigaremos a Oli– se levantó y le tendió la mano, Samael confundido se la dió y se paró.
Caminaron hasta el estudio. Eleanor lo soltó, miró todos los libros.
- ¿qué harás?¿le leerás algo que no le guste?–
- Similar– Le sonrió y comenzó a sacar los libros más gruesos que veía y los apilaba en los brazos de su novio–
- oh, ya entendí...eres cruel, conejita– Desocupó una mano, y con esta la azotó–
- ¡Sam!– chilló girándose con un libro en manos–
- ¿qué?– fingió desentender.
Cuando salieron del estudio, encontraron a James tratando de controlar a Oliver, quien trataba regresar a su habitación.
- James, puedes irte– Habló Samael dejando los libros sobre la mesa del vestíbulo. El guardaespaldas asintió y se retiró.
- ¿qué?– Espetó El pequeño acomodando su camisa—
- Ángel– Eleanor se posicionó justamente en el centro– Ven aquí—
- No–
- Oliver, obedece a tu madre—
El Niño se acercó molesto a Eleanor.
- Tú no eres mi madre– retó–
- Malas noticias, cariño, Ante la Reina lo soy, ahora de rodillas– lo obligó a hincarse. Samael solo observaba, estaba admirado, por primera vez él no era el verdugo– Papi– Oliver lo miró con tristeza. Sintió pena–
- Cariño, creo que no es necesario, podemos hablarlo– Ser por primera vez el policía bueno le sentaba de maravilla para mejorar su relación con su hijo. No quería que lo odiara–
- Mmmh no, es necesario– entre cerró sus ojos– Tus brazos abiertos y a los lados, Ángel—
- Mami, perdón ¿si?–
- Hazlo– Oliver obedeció comenzando a llorar. No sabía lo que le esperaba, no tenía miedo, pero librarse del castigo le daría la victoria. No contaba que su joven madre no estaba en condiciones de ser manipulada–
- Ell...– Eleanor hizo callar a Samael solo con la mirada–
- Ángel, te voy a castigar porque debes entender que a tus padres no les gritas–
- No son mis padres– soltó con rabia– Te odio– sus lágrimas cesaron–
- Eso me entristece, porque yo te amo, y por eso, te castigaré– hizo una mueca. Puso el primer libro sobre una de sus pequeñas manos– A papá no se le grita, Oli– Tomó otro y lo llevó a la otra– Tampoco a mamá, y a ninguna persona mayor que tú. No vas a bajar los brazos hasta que yo lo diga ¿entendido?–
- ¡bien!–
- Rompiste tu regalo, Oli.¿sabes lo que tu padre hizo para comprártelo? Condujo y gastó libras para que lo tuvieras–
- No me importa, somos ricos, que me compre otro y ya–
- Dios mío– Susurró, giró su rostro a Samael–¿oíste eso?— el hombre negó soltando aire– Eleanor miró al niño– Oli, nosotros no somos ricos. Papá es rico, yo lo soy, pero tú, mi dulce Niño, tú no eres rico. Así que...– puso otro libro en cada mano perfectamente alineado. Oliver se quejó en silencio– Ojalá no hubieras dicho eso. Mañana te levantarás a las seis en punto, te ducharas, vestirás, e irás a trabajar como El Niño grande que crees ser. Entenderás que no solo es pedir y recibir. Hay que ser humilde–
- bien–
- Bien, tal vez para la cena entiendas que no se grita–
- ¡Papá lo hace todo el tiempo!–
- Papá es papá, y él puede hacer lo que le venga en gana, tú no. Ahora guarda silencio o pondré más libros– le habló en ruso, Oliver gruñó moviendo su nariz por el enojo–
Samael pidió la traducción cuando se alejaron de ahí.
Con el pasar de los minutos, cada persona que veía a Oliver trataban de ignorarlo, pero era imposible no sentir lástima por él. Ver el pequeño príncipe en esa situación les desgarraba el corazón. Sus padres les dijeron no levantarle el castigo aún si lloraba y rogaba, así que lo respetaron. El servicio como familiares se vieron obligados a aceptar.

MY DADDYDonde viven las historias. Descúbrelo ahora