Capitulo 16

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El centro comercial era un caos, faltaba poco para navidad, los niños corrían por todos lados y había una fila para un falso santa.
- Oliver, deberías de ir con santa– Habló Eleonor entusiasmada.
- Hay una gran cola, mejor le pido mis regalos a Pa' Dorian– El Niño hizo una mueca.
- oh vamos, es divertido–
- Deberías ir Oliver– Sonrío Samael.
- No gracias profesor–
- Oye, eres muy aburrido, te pareces a tu padre, así que como la inmadura que soy...–
- ¿vas a ir con santa?– interrumpió Samael sorprendido.
-¿qué ? No, siempre me ha dado miedo, voy por un helado–
- Yo quiero un helado– levantó la mano Oliver.
- vamos, será divertido hacer gastar a tu padre– lo tomó de la mano y caminaron hacia la heladería, Samael sonrió y los siguió. Los helados fueron comprados.
Oliver leía su cómic mientras comía, Samael y Eleonor hablaban de cosas sin sentido.
- Tengo una pregunta– Ambos miraron a Oliver.
- ¿por qué eres novia del profesor?–
- Bueno...tu padre me gusta mucho y su gran inteligencia– Eleonor apretó la hombría de Samael, él dió un respingó y sonrió–
- ¿y van a tener un bebé ?–
- Claro que no– Respondió Eleonor.
- Seria genial una hermanita–
- Tienes a María–
- Pero no es lo mismo, algún día ella se irá y tal vez nunca la vuelva a ver–
- No digas eso, Oliver, ustedes siempre estarán juntos– Samael le dijo tomando su mano.
- Todo el mundo dice eso– susurró Oliver retirando su mano, sonrió olvidando lo anterior– ¿podemos ir a las maquinas de video?
- Claro– asintió Samael. – pero primero termina el helado.
La tarde y parte de la noche fue agradable para los tres. Eleonor ayudaba a ese par de rubios a convivir más de lo que alguna vez habían hecho. No quiso entrometerse en su relación para mal, amaba que Samael tuviera el amor y cariño de un padre, tal vez no lo demostraba, pero sabía que haría de todo por ese Niño.
La cena había llegado, Oliver comía una hamburguesa decorada con detalles divertidos, algo común en los menús para niños. Sus ojos cansados se hicieron presentes poco después, sin que se dieran cuenta, el infante había apoyado su cabeza en un brazo sobre la mesa, una de sus manos aún estaba dentro del plato con una papa frita entre sus dedos.
- Creo que ya deberíamos irnos, Oliver se durmió– Eleonor anunció.
- Rayos, debió avisarme–
- Si yo tuviera 4, no te avisaría, haría exactamente lo mismo– Lo miró y sonrió– si no pregúntale al profesor Alexander– se paró y se sentó alado de Oliver.
- Observándote bien, creo que tienes muchas similitudes con Alexander– Comentó Samael recordando a su amigo.
- Bueno, fue más que mi profesor, creo que alguna vez lo vi como un padre– sonrío al recordarlo, le quitó la papa frita de los dedos a Oliver y limpió su mano con una servilleta– Un día se me ocurrió la grandísima idea de decirle papá, él casi se desmaya y yo me moría de la vergüenza–
- me lo imagino, le huye a la responsabilidad– Samael giró los ojos.
- Me dejó llamarle así– Eleonor acarició la cabeza del niño, limpió las migajas de su rostro– Deberías pedir la cuenta– Samael están sorprendido por lo que escuchaba y distraído por lo que veía.
- Claro...yo...pediré la cuenta– buscó a un mesero con la mirada, cuando vió uno lo llamó levantó su mano, el chico llegó de inmediato.
-¿qué se le ofrece señor?–
- La cuenta por favor–
- De inmediato– el chico pronunció y se retiró.
- Así que...Alexander...es como tu...¿padre?–
- Algo así, pero después las cosas cambiaron, se enojó mucho conmigo cuando se enteró de mi relación con...bueno, me enojé con él, ya sabes, era una adolescente estupida–
- Oye no digas eso– Samael interrumpió.
- Es la verdad, puse sobre él a un tonto que me dejaría. Me porté muy mal, le dije lo típico, que él no era mi padre para decirme que hacer, y como no es rencorosos– Negó molesta.
- En eso concuerdo– ambos sonrieron–¿Qué te dijo?–
- Que él era más mi padre que el verdadero y que tenía todo el derecho en regañarme, yo me enojé mucho y...– dejó de hablar y apretó los labios –...bueno, el punto es que me dijo que estaba bien, que me dejaría en paz y aquí estamos, con trabajo y me habla–
- No parece que tengan la relación que me dices, le hablaste como cualquier otra persona–
- Eso acordamos después de esa gran pelea, hasta ahorita no le he pedido perdón – suspiró– No le vayas a decir que somos novios.
- Este...hablando de eso– Eleonor lo miró mal– perdón, yo les conté a mis amigos, pero no sabían que eras tú, solo Alex lo sabe porque no los encontramos– dijo para su defensa.
- Ay Sam–
- ¿qué tiene? No me dijo nada, solo que tuviera...– Samael recordó las palabras que le había dicho, si lo pensaba bien, fue una amenaza pasiva– Oh vamos es mi amigo ¿qué podría hacerme?–
- Aquí está su cuenta señor –
- Gracias– Samael pagó en efectivo en ese mismo instante– quédate con el restante– el chico sonrió agradecido y se fue.
- Sam, me preocupa lo que piense de mi, no me habló bonito cuando lo de Lucas, mi abuelo me dijo menos–
- Creo que exageras, él debe de entender que...–
- ¿qué salgo con su amigo?–
- Con un hombre que te ama y respeta– Samael sonrió– Pero al único que me voy a enfrentar va a ser a tu abuelo cuando sea necesario–
- Si te lo permito– susurró.
- ¿perdón?– dijo indignado– creo que algún día tendremos que hablarlo con tu abuelo.
- Hay que irnos, Oliver no está muy cómodo aquí–
- Claro evádeme– ambos se pararon, Samael cargó a Oliver, quiso despertarse, Samael le sobó la espalda, los pequeños brazos del Niño se enrollaron en su cuello y su cabeza cayó rendida en su hombro. Con paso lento caminaron a la salida. –¿puedo hacerte una pregunta?
- Dime–
- ¿Alexander conoce a tu padre?–
- lamentablemente si–
- ¿y me dirás? Me intriga bastante–
- Lo conocerás en la cena, los tres hombres que más amo estarán frente al que nunca he podido amar– se rió– esa cena será una locura.
Samael sonrió, lo amaba y eso lo hacía feliz, si tuviera un día malo, sería suficiente un te amo de Eleonor para mejorarle la vida.
- ¿Sabes cariño?me la pones muy difícil estamos hablando que debo de pasar a dos personas y tal vez a una más para salir contigo, y no creo que que te dejen en mis manos así porque si, deben ser celosos, es más, se que son celosos.
- Sami...se me hace increíble todo el tiempo que hemos pasado conociéndonos. Se ha ido volando, ¿no lo crees?–
- Bueno...eso creo, hasta ahorita no se cuando es tu cumpleaños–
- ¿Lo olvidaste?-
- Es broma, claro que lo sé–
- ¿Cuándo cumple años Oliver?– preguntó
- El mismo día que yo–
- ¿en serio?–
- si, celebraba mi cumpleaños cuando las monjas avisaron que una de las señoritas alojadas iba a tener a su bebé–
- Espero y pase otro de tus cumpleaños contigo, quiero verte de nuevo molesto por recordarte que te estás volviendo viejo–
- Tener 36 no es malo–
- Eso no dijiste ese día– ambos rieron. Al llegar al auto, Samael puso a su hijo en el asiento de atrás, cerró la puerta con cuidado y le abrió la suya a Eleonor. – Gracias– sonrió.
- A sus órdenes mi Reina– besó su mejilla y cerró la puerta, no tardó en estar a su lado.
- ¿fue lindo cuando nació Oliver?– preguntó interesada.
- Para mi si, para su madre y las demás monjas no–
- ¿por qué?–
- Su madre era una niña, tenía no se ¿12?–
- ¿qué? ¿12? Wow, debió tener una vida dura– Samael negó, la realidad no era tan cruel como muchos podían imaginar.
- Solo era una niña...que le gustaba el sexo. Su familia la dejó ahí por vergüenza–
- pobre– susurró Eleonor.
- En fin, ese noche llovía como si el cielo se cayera, todo el lugar quedó a oscuras gracias al apagón, imagínate un lugar lleno de niños asustados por la oscuridad y una niña gritando del dolor, era un caos, finalmente todos terminaron en la habitación donde iba a nacer Oliver...yo Creí que la chica necesitaba el apoyo de un hombre, así que yo estuve ahí para apoyarla.– suspiró– no tardó mucho en nacer , me asusté porque no hubo llanto, cuando me acerqué a ver qué sucedía, la monja me lo entregó, era...yo realmente no se como es un ángel, pero deben tener la apariencia de aquel bebé que tenía en mis manos– Samael sonrió recordando aquello sin despegar la vista del camino– me enamoré de Oliver cuando lo ví, era tan pequeño, cuando lo cargué no lloró, solo me miró con sus grandes ojos grises...aunque no sea su padre biológico, creí en ese momento que se parecía a mi. Dios...fue el mejor regalo que me pudieron dar. Lamentablemente Su madre murió, así que me hice cargo totalmente de él sin ningún problema.
- Debió ser muy linda esa experiencia–
- Lo fue, no esperaba nada de eso en mi cumpleaños, esa noche lo único que iba a hacer era embriagarme– se rió– Oliver fue lo mejor que me pudo pasar en ese entonces. Y cabe mencionar que Dorian se desmayó al ver como nacía.
- Cielos, Dorian y sus cosas–
- La historia que él tiene con María es similar, solo que aquí nacían tres niños. No se exactamente como pasó, pero solo recuerdo a Dorian recibirla y de repente comenzar a llorar junto con ella, fue tan extraño.
- Es fantástico que hayan estado en el nacimiento de sus hijos–
- fue un amor a primera vista para ambos. Haríamos de todo por esos niños, y tal vez no se lo demuestre, pero lo amo con toda mi alma–
- Eres perfecto ¿lo sabias?–
- Claro que no lo soy–
- para mi lo eres–
Al llegar a la casa, acostaron a Oliver en la cama donde los tres dormirían, aparentemente ya todos dormían.
Samael bostezó mientras se cambiaba de ropa. Eleonor le quitó los zapatos al Niño.
- Ell– llamó Samael.
- ¿si?–
- Gracias–
- ¿gracias? ¿Por qué?–
- Por todo, por hoy. Nos diste un gran día a ambos. Gracias por tratar a mi hijo con tanta dulzura–
- Sami,¿Sabes que te amo cierto?– él asintió– Oliver es parte de ti, así que lo amo también.

MY DADDYDonde viven las historias. Descúbrelo ahora