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- ¿Pudiste?—
- ¿tengo la cara como que pude?– Richard giró los ojos con molestia–
- Yo te lo dije, americano–
- ¿y sabes dónde está?– Samael se cruzó de brazos, tomó aire– El único hombre que tiene la dicha de saberlo, tiene cinco años–
- Mira nada más, ya son amigos– Dorian molestó–
- ¿sabes dónde está Eleanor?– preguntó Samael–
- No lo sé. ¿Por qué?–
- porque no la encontramos– Soltó Richard con obviedad— Dorian rió–
- Yo dudo que a Eleanor le agrade verles juntos ¿traman algo? Porque quiero estar en primera fila cuando los deseche–
- No estamos planeando nada y no nos va a desechar–
- Es verdad, tú ya lo estás–
Richard soltó una carcajada.
- Y tú amigo, si te está evadiendo, no vas por buen camino. ¿Sabes la cantidad de hombres que hay ahí dentro? Todos querrán a la heredera pierce–
- que gracioso– musitó– Es bueno que te divierta– Dorian sonrió–
- Samael– Sila lo miró mal, el mencionado tragó saliva nervioso. El joven miró a los otros dos y asintió como saludo– Necesito hablar un segundo contigo–
- ¿conmigo?–
- ¿hay otro idiota aquí que se llame Samael?– Sila se alejó varios metros.
- ¿qué hiciste?— Dorian cuestionó–
- nada– caminó en dirección a Silas.
- Primero que nada, no era Piero. Y no debes de contarle a nadie lo que viste. Menos la parte donde...– Sila carraspeó, miró hacia los árboles– Nada. Solo no lo cuentes–
- Yo no vi nada—
- genial– Samael asintió, claro que era Piero. Caminó de regreso. Sila sabía perfectamente que el mayor lo había reconocido–
- Samael– le llamó, este se giró, caminó de nuevo con el joven – trata de fingir que no lo sabes. Aún se avergüenza. Está muy preocupado que lo vayas a tratar mal después de esto–
- ¿y yo por qué haría eso?– Samael frunció el ceño–
- Porque te tiene miedo, al parecer no eres una buena persona con él. Debes entenderlo, no te conoce. Le hice saber que no eres un homofobico. Pero de todas maneras me hizo hablar contigo, hacerte entender que no era él. Al parecer para ese chico si eres gay no tienes tanto valor–
- oh, lo siento. No le diré a nadie. Te lo juro–
- Gracias. Y disculpa cómo te he tratado estos últimos meses. Creo que si fueras una mala persona, estarías chantajeándome–
- No te preocupes, Piero no sabrá qué lo sé. Realmente él y yo ni siquiera tenemos una buena comunicación–
- Gracias de igual forma– Sila sonrió de lado– Ya que no puedo seguir molestándote– Soltó aire– Eleanor está en el establo. Me preguntaste hace rato y la verdad no estaba de humor para decirte–
- Gracias– Samael sonrió–
- fue conmovedor lo que dijiste esa noche– El alagado se ruborizó– Mi hermana no habla mucho de esas cosas conmigo. Creo que la he molestado demasiado para que me tenga esa confianza. Pero la conozco, y lamentablemente te está cumpliendo tu deseo– le palmeó el hombro– Debiste rogarle regresar, no olvidarte– Sila se retiró.
No le agradaba ni un poco Richard, y Samael aunque era un infiel, creía que en él. Como todos, quería felicidad para Eleanor.
No regresó con los demás, no los miró. Solo se encaminó al establo que aún no sabía dónde estaba. Para no perderse de nuevo, decidió pedir dirección. Una de las empleadas no solo le dijo el camino, si no que lo llevó hasta ahí.
A lo lejos la pudo ver acariciar a un peligroso y enorme perro. Supuso que si se dejaba acariciar como si fuera un peluche, no le haría daño.
El perro ladró con fuerza al escuchar pasos, alertando a dos más. Samael se detuvo con miedo.
- Silencio– los perros acataron la orden, miró a Samael– ¿quién te dijo dónde estaba?–
- Creo que no debería revelarlo–  Eleanor negó divertida– ¿nos estás evitando? Sé que Richard trató de hablar contigo y no lo logró– Eleanor solo asintió–
– pero tú siempre encuentras la manera de encontrarme– lo miró–ellos no van a lastimarte. Puedes acercarte–
-No se ven tan amistosos– Se acercó con miedo–
- ¡No!–
- ¿qué?—
- ¿cómo vas a sentarte? Está sucio. Ya estás arreglado–
- hablando de eso ¿por qué tú sigues en jeans? La misa comenzará pronto. Alexander va a molestarse– Eleanor siguió acariciando al perro– ¿y Oliver? Creí que estaba contigo–
- Estuvo un rato. Pero sigue explorando–
- Si yo me perdí, encontraremos a nuestro hijo en algún agujero–
- No te preocupes, uno de mis guardaespaldas lo cuida. Además de uno de ellos– señaló a los animales–
- ¿son tuyos?–
- Algo así. A mi abuelo se los regalaron hace como tres o cuatro años. Cuidan la casa–
- Y a ti–
- A todos. Si le digo a uno que te acompañe a todos lados, lo hará. Para eso están entrenados. Si realmente fueran míos, ni siquiera supieran sentarse– ambos rieron– 
- Ell, yo quería hablarte sobre....bueno, que nos encontraste—
- Te pido una disculpa. Les grité sin razón. Estaba algo...estresada. Si ustedes se agradan, a mi no me interesa. Eso sería muy...raro de mi parte–
- ¿No te molesta ni un poco?–
- Ehm...no–
- Pues él dijo que si te molestarías. Realmente dijo cosas que me hizo sentir muy mal–
- Hablaré con él–
- No, no hace falta. Solo quiero que me respondas algo con mucha sinceridad– Eleanor suspiró–
- A ver, dime–
- ¿soy un juguete para ti? O bueno ¿lo fui? ¿O solo me amaste como un niño a su oso de peluche?—
- Pos su puesto que si– Samael la miró con tristeza– Si, por eso tenemos un hijo juntos y nos íbamos a casar– giró los ojos molesta– ¿de dónde sacas tantas estupideces?–
- Pues...bueno...ya sabes...lo pensé–
- Claro– Sus manos acariciaban la cabeza del animal– No te dejes manipular por Richard– habló sin mirarlo–
-Yo no soy manipulable– Habló indignado–
- Entonces no le hagas caso. Creo que tú eres muy inteligente para darte cuenta de sus malas intenciones—
- Si es tan malo, y sabes que lo es ¿por qué estás con él?– cuestionó sin entender–
- Es fácil– se puso de pie, abrió una las puertas del establo, los perros entraron– Con alguien tengo que pasar el tiempo–
-  Eleanor, Eso lo puedes hacer conmigo– gruñó—
- Bueno yo no te entiendo. Pediste que te dejara en paz–
- ¿qué?¿yo cuando dije eso?–
- Dijiste que te dejara de amar, eso trato de hacer– Samael se relamió los labios, llevó sus manos a su propia cintura– me esfuerzo–
- ¡estaba borracho!–
- No no no, a la mañana siguiente volviste a aceptarlo, dijiste que lo que habías dicho era cierto–
- No esa parte Eleanor, me refería a las partes buenas–
- No te preocupes, de todas formas ya no recuerdo mucho– mintió, había memorizado cada palabra–
- ¿quieres que te lo diga de nuevo? Puedo hacerlo– Su ceño estaba fruncido–  Tú no puedes dejar de amarme. Eleanor, tú puedes estar con cualquier hombre, con muchos. Pero yo soy el único que en verdad va amarte. Estoy tan estúpidamente enamorado de ti, que puedes hacer conmigo lo que quieras y yo pediré más. Eleanor, jamás encontrarás a alguien que te ame tan perdidamente como yo. Si no lo sabías, si no te habías dado cuenta, la realidad es esa. Y tú, tú también me amas con locura, tanto es ese amor que me quieres reemplazar con alguien que no te dará ni un poco de lo que yo te doy. Me enoja demasiado. Maldita sea. Me amas, aunque lo niegues. Así que deja de pensar que algún día dejarás de amarme–
- Bu...–
- ¿y sabes algo? Seré paciente. Seré muuuuuy paciente. Me tragaré todos mis celos enfermos y me haré amigo de tu estupido novio, yo sabotearé todo– Se cruzó de brazos– Lo hice una vez, lo haré de nuevo–
- ¿cómo que lo harás de nuevo?– 
- ¿cómo crees que dejé de preocuparme por Piero ? Me hice su amigo, me contaba todo lo que hacían cuando se iban por ahí–
- Eso es...muy sociopata de tu parte– Habló incrédula. Samael se relajó–
- Lo siento. ¿Puedo saber por qué le gritabas a tu padre por el móvil? ¿Y por qué no quieres que vengan tus abuelos?–   Samael había entendido cada frase de la llamada, así que le había mentido a Richard—
- Mis abuelos son personas muy difíciles. Siempre me están molestando porque no fui criada en un palacio y que no estoy asistiendo a una escuela de señoritas en paris– giró sus ojos– bueno...si  lo estuviera haciendo...hubiera sido una gran esposa para ti...cocinaría, sabría tejer...–
- Tú no necesitas saber nada de eso para ser mi esposa–  la interrumpió. Eleanor sonrió–
- eres tierno, pero ambos sabemos que lo necesito. Bueno, como sea. Vendrán, es más, no solo ellos, si no tooooda la familia Parisi. Es mucha presión. Se supone que debería estar llorándole a mi abuelo, no preocupándome por aristócratas– Habló frustrada–
- Ya no eres una parisi, relájate. Ellos deben entender que ahora eres un Davies—
- No. ¿tú sabes lo tanto que odian a Alex? Lo detestan. El juicio para mi cambio de apellido fue un desastre. . Alex casi no logra tener mi patria potestad, ni mi custodia. por un momento pensé que estaría en una torre en Francia o encerrada en la escuela de señoritas–
- ¿qué? ¿Cómo que en Francia? ¿Cómo que...?– Samael negó– ¿qué?–
- ¿no te dije?– Mostró sus dientes—
- Nooo, me acabo de enterar que fue un juicio y que casi te vas a Francia–
- ¿lo siento?– Samael la miró mal– Pero no pasó. Alex aveces me da miedo, logró solucionarlo–
- No puedo creer que estuvimos de novios por dos años y no me contaste que estabas en juicio– 
- Solo olvídalo–
- Solo olvídalo– musitó– Son solo personas, sabrás sobre llevarlo...¿los presentaras  con Richard?–cuestionó aún sabiendo la respuesta, de todas formas quería confírmalo–
- ¿y tú cómo por qué crees que haría eso?¿no estás escuchando? Si a mi me odian, a Richard peor. Son racistas, clasistas...no no no –
- No creo que sean tan malos, son ancianos–
- Samael, tuve miedo de presentarte con ellos, y tú eres el ser más perfecto– negó–
- ¿yo?¿yo no les agradaría? Entiendo lo de Richard ¿pero a mi?¿por qué? Y no soy perfecto–
- Porque eres huérfano. Es una estupidez, lo sé. Ellos no ven el presente ni el futuro, solo el pasado de las personas. No importa que tan rico seas, por eso no les agrada Alex–
- ¿y a ti no te molesta?–
- No. Mi abuelo y Alex me educaron de otra forma. De ser como los parisi, Richard no sería mi director– se encaminó a la salida–
- ¿no irás a la misa?–
- No, iré a la capilla y ahí me quedaré–
- Entonces me quedaré contigo–
- No es necesario. Estaré bien–
- Montemos–
- No lo sé. Arruinarás...–
- Vamos, salgamos un rato. Estaremos cuando termine la misa– Eleanor lo pensó. Asintió–
Entre risas ensillaron a los caballos.
- Me encantaría conocer al exótico caballo que tienes–  le habló ayudándola a subir–
- Ah, está en una de las casas de Alex. Me lo regalaron cuando cumplí 16. Tal vez algún día lo conozcas. Es precioso—
- si no es muy lejos, podemos pasar el verano ahí–
Eleanor sonrió, salieron de ahí dirigiéndose al campo.
- Sam, nosotros ya no estamos juntos. Sería perfecto en otros tiempos—
Lejos de la mansión, Samael se detuvo.
- Eleanor, aún no lo sabes, pero juntos conquistaremos el mundo. Nuestros hijos lo harán. Serán los niños más hermosos e inteligentes. Seremos una gran familia, te lo aseguro–
Eleanor lo observó, no entendía porqué estaba tan seguro que terminarían juntos. No pudo no fijarse en lo apuesto que se veía montado en aquel caballo. 
Solo pudo pensar que era un príncipe que había escapado de un cuento de hadas.
siguieron camino.
- ¿de quienes son estos caballos?¿tuyos?—
- Ahora lo son. Mi abuelo me dejó esta casa y todo lo que está en ella. En el que estás montado se lo regalé a Oliver–
- ¿qué? No, no puedes regalárselo–
- ¿y por qué no?—
- Porque no, es demasiado, no lo aceptará—
- Pues ya hasta le puso nombre. ¿Hércules? Creo que así era–
- Eleanor, no– gruñó– No puedes ir por ahí regalando animales, tu dinero–
- Nah, es solo dinero. Viene y va. Y yo amo a Oliver, no me molesta regalarle nada—
- Lo consientes demasiado. Todos los Davies lo consienten demasiado–
- Claro que no. Lo mismo que yo tuve es lo que le daré–
- En ese caso, solo le falta su castillo–
- ¡oye!–
- Como tu asesor financiero, he revisado tus cuentas, casi todo va a la fundación Dp y Oliver . Si sigues así, terminarás el año en números rojos–
- Hablando de la fundación ¿qué hay de nuevo?–
- A decir verdad, muy bien. Todo el dinero está asegurado. Solo Alex, tú y yo tenemos acceso a él. Organicé una serie de eventos hasta agosto. No es necesario que asistas, solo a dos.Ayudarás a construir una escuela–
- Ayudarás tú , porque de no ser por ti, yo no sabría de la existencia del proyecto–
- Entonces ayudaremos. Nicky está ayudando con los planos de las casas. Conseguí que fuera aprendiz del arquitecto–
- Gracias–
- ¿por qué? No necesitas darme las gracias–
- te doy las gracias porque a pesar de romper tu corazón y tratarte como basura, no me dejaste sola. Eres la única persona que nunca me ha dejado sola– su voz se quebró, limpió rápido la lágrima que escurrió por su mejilla– en esta vida, ni en las siguientes, encontraré a un hombre que pueda reemplazarte–

MY DADDYDonde viven las historias. Descúbrelo ahora