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El fin de semana, las cosas un poco mejores, pues Eleanor a pesar de no permitirle a su esposo que la viera desnuda, al menos lo dejaba en ocasiones dormir con él.
Era sábado, por lo que el desayuno sería los únicos alimentos que recibirían del servicio. La comida y la cena, tendrían que pedirle a las nanas abusando de sus servicios o hacerlos por su cuenta. No solían llamar al personal de cocina de los fines de semana, pues usualmente comían comida rápida.
Eleanor no podía evitar sentirse triste al ver el asunto vacío junto a Sila. Uno de sus hermanos no estaba. A pesar que el mayor de los trillizos era muy poco sentimental, se le veía triste. Ellos dos eran inseparables. Iban al hockey juntos, hacían travesuras, la molestaban con sus pesadas bromas siempre, pero ahora, nada. Si no estaba uno, el otro era tranquilo sin brillo. En cambio Nicky no se preocupaba mucho, siempre vio a sus dos hermanos como superiores a él, más fuertes, según, nada podía dañarlos.
- ¿alguien sabe cómo está Mich?— cuestionó recibiendo una mala mirada de su padre—
- ¿no es Voldemort o si? ¿Si lo puedo mencionar no?– carraspeó al ver el gesto serio del hombre– si...es Voldemort– susurró–
- Pues que bueno que preguntas, Ell. Yo estuve investigando, y Michael está congelándose las pestañas en Rusia. Hablé con los padres de Sarah, están brindándole a ambos una mano—
- Samael yo te dije que no lo ayudaras– Espetó Alexander. Henry llevó una mano a su brazo para calmarlo–
- Tienes que ser muy específico en tus órdenes, Alex. Tú dijiste que no podíamos ayudarlo o buscarlo. Yo no hice ninguna de las dos. Yo busqué a los Ivanovic, tomamos té y la platica surgió– Samael sonrió—
- ¿tomas té con ellos?– Eleanor preguntó curiosa, su esposo la miró y asintió–
- Dije que era tu esposo, cuando en dejaron sentarme con ellos se sintió algo...extraño.¿cuando ibas a decirme que Oli ya los conocía?–
- No preguntaste– Oliver respondió comiendo un poco de frutas– Su nieto no se qué, práctica equitación conmigo. Es un asco, pero como es un Ivanovic– Giró sus ojos–
- ¿no te dejan entrar a Belly con créditos infinitos por llevar el apellido Davies?– Nicky comentó–
- Es diferente– Frunció su ceño–
- No– Hablaron todos en unísono–
- Eso no es verdad– Se quejó—
- ¿entonces está bien?— Eleanor preguntó preocupada como sus dos hermanos—
- Si, pero como que no les agrada mucho Alex...traté de decir que solo estabas enfadado pero...como que no– Negó con una mueca—
- Pues pueden irse a la mierda esos rusos pretenciosos– espetó– sin ofender, conejito–
- Nah, yo ya les dije que...ay olvídenlo– comió de la fruta en su plato– Oye, Sy, ¿y Piero?. Hace como dos días no se de él–
- ¿y yo por qué sabría dónde está?– frunció su ceño–
- Bien, ¿hoy nos despertamos fieras no?– giró sus ojos–
- a mi se me acaba de caer un diente– Oliver avisó escupiendo en su mano el aún manchado diente de gotas rojas. Sus padres quienes estaban a cada lado de él lo auxiliaron dándole servilletas de papel para limpiarse–
- Ponlas en dónde se te cayó, así dejara de sangrar– Habló Samael–
- Alguien tendrá un par de dolores bajo su almohada– Richard celebró–
- Libras, serán libras– Eleanor aclaró con diversión–
- ¿el hada tiene acaso dinero de todo el mundo?– cuestionó con su mano y servilleta en la boca—
- Depende de donde estés, tu mami tiene razón, serán libras—
- ¿y cuánto va a darme por mi diente?–
- No lo sabremos hasta mañana– Samael besó su cabeza–
- a mi me daba mil libras por diente– Nicky bromeó–
- si, que buenos tiempos– Sila le siguió el juego–
- ¿ustedes creen que el Ada iba a repartir cuatro mil libras en cuatro niños desobedientes? Ni que estuviera loco– Alexander se mofó—
- ¿loco?¿no es mujer?–
Eleanor con seriedad volteó hacia su padre.
- No lo sabemos, Ángel, nadie la ha visto. Es decir, un Ada puede ser hombre o mujer– Explicó Eleanor–
- Si, Dino, Ada se refiere a la especie¿entiendes? Nosotros le decimos que es mujer porque...así nos enseñaron, pero nadie lo sabe— Añadió Samael–
- ah...pues me gusta la idea que sea mujer. Espero me de muchas libras– Sonrió emocionado– le diré a mis nuevos amigos que ya se me cayó uno–
- ¿nuevos?— Eleanor miró a Samael, este solo se encogió de hombros sin saber nada al respecto, después a su hijo— ¿de la escuela?–
Richard golpeó sutilmente a Su amigo en el brazo.
- Aprende– musitó solo para él metiéndose unas fresas como disimulo. De todo el tiempo que Oliver estuvo solo con ellos, a ninguno se le ocurrió hacerle preguntas como Eleanor le iba a hacer. A pesar de no ser el padre del niño, se sentía culpable, a ella le había prometido ayudar a Samael con Oliver, cuidarlo, pero había fallado. No se entendía, había sido papá, ¿cómo pudo olvidar ser uno eficiente?.
A los niños se les debía cuestionar de todo, indagar en sus vidas, pero lo olvidó.
Samael también lo hizo, él aprendió de Eleanor cómo ser un buen padre, pero no supo controlar sus emociones como era debido. Se sentía pésimo y jamás se lo perdonaría.
- No, los conocí aquí ¿por qué?—
- curiosidad. ¿Y a qué escuela van?–
- No sé, creo que no van a la escuela. Soy hijos de la servidumbre– Se encogió de hombros– está Clara, Merle y Brooke. Creo que son hermanos–
Samael frunció su ceño, esos nombre los había estuchado en alguna parte.
- Pues deberías decirles que vengan a la merienda algún día–
- ¡si! Por cierto, hay una niña que se llama Sofía, es hija de Mario, dice que si quiero jugar con ella, ustedes tienen que hablar– hablo rápido–
- oh...está bien, papi y yo lo vamos a hablar ¿si?– le acarició la mejilla– Si quieres puedes...– Se interrumpió al ver su celular prenderse en una llamada. Lo tomó ente sus manos extrada al ver que era su padre. Nunca le hablaba, así que supuso que era para asistir a algún velorio. Solo de pensar que su abuelo había muerto le daba pena, no habían quedado de la mejor manera–
- ¿quién te llama a estás horas?— Alexander cuestionó de inmediato– en sábado– terminó–
- Mi novio– bromeó contestando el celular– Dime—
Escuchó a su padre atenta.
- entonces...¿no se murió nadie?–
- No–
Todos la miraban, Samael trataba de escuchar a quien estaba llamando, pero no entendía nada.
- ¿estás enfermo? ¿Tienes cáncer? Porque yo si–
- solo estoy pidiendo un minuto de tu tiempo–
- y ya he perdido dos hablando contigo. Mira, lo que tengas que hablar, dile a mi padre ¿bien? Él te escuchará. Hasta luego– colgó dejando el móvil en su lugar, se giró de nuevo a Oliver— ¿en que estábamos?–
- En que nos decías quien era el francés que hablaba contigo, mami– Oliver sonrió–
- Oliver, no le hables así a tu madre– Reprendió Samael fingiendo desinterés–
- Ay papá, tú quieres saber–
- De hecho, yo quiero saber porque lo mandaste conmigo— Alexander se integró a la charla– ¿francés?–
- Era mi padre–
- ¿tu padre?– cuestionó indignado–
- Eric, da igual, como sea– Habló molesta– Tú eres la única persona que tiene cosas que hablar con él¿por eso lo invitas a los eventos importantes no? Supongo que es por la recaudación de fondos–
- ¿me estás reclamando, Eleanor?—
- Tal vez ¿por qué insistes, eh?–
- Es trabajo, los Parisi...—
- Los Parisi no son mi familia, No son mis amigos y tampoco son mis socios– sentenció–
- Lamentablemente los estudios de ADN dicen lo contrario, Isabell—
Eleanor cerró sus ojos un momento al escuchar la voz de su padre.
- tanta seguridad pero todo mundo puede entrar– masculló
- Estoy en tu lista–
- Solo en casos de velorios– Se paró– ¿qué haces aquí?—
- Te pedí amablemente que charláramos– Eric miró a todos– Buenos días a todos–
Todos respondieron desconcertados.
- Ya te lo dije, no tenemos nada de que hablar–
- Por favor, es importante– Habló en francés–  De no ser así no habría venido aquí. Solo será...¿media hora? Será rápido– todos sabían el idioma, así que no fue difícil comprenderlo.
Eleanor lo miró, miró y miró.  Rara vez un Parisi decía esas palabras.
- Está bien– asintió no tan convencida–
- Excelente- Eric sonrió. La observó dejar su lugar para caminar pasando a un lado de él. Supuso que debía seguirla, así que lo hizo– yo pensaba en ir a algún lugar. ¿Un helado?–
Eleanor paró en seco girándose.
- ¿un helado?¿cuántos años crees que tengo?–gruñó antes de seguir el camino al estudio. Cuando llegaron abrió la puerta, esperó a que entrara para cerrarla.
- ¿el niño a tu lado era Oliver?–
- No ¿qué sucede?– caminó a la ventana ubicada detrás del escritorio–
- Lo sé porque me miraba de la misma forma que tu esposo–
- ¿Qué sucede?—Insistió disgustada por su presencia—
- Isabell, se que estás molesta conmigo, pero...me encantaría que solo por una vez fuera tu padre—
La joven soltó una risa sarcástica.
- Yo lo necesitaba hace quince años, es tarde para pedir algo así– se cruzó de brazos— Solo dime que es tan importante—
Eric suspiró guardando los guantes que tenía en sus manos en el bolsillo de su abrigo.
- Renuncié a los títulos nobiliarios–
Eleanor entre abrió su boca sorprendida.
- Creí que era broma cuando me lo dijiste. Fue hace años...¿en serio lo hiciste?—
- Si, yo te dije que cuando cumpliera 39 dejaría mis títulos para ser libre. Es sorpréndete que lo recuerdes, aún eras una niña muy pequeña–
Eleanor suspiró.
- supongo que es mi único recuerdo de ti– hizo una mueca– ¿eso que me afecta a mi? No puedo hacer nada al respecto.¿quieres un abrazo? Lo siento pero no–
Eric negó divertido por lo irritante que estaba su hija.
- Sabes, Isabell, te pareces mucho a tu madre. Tus ojos me recuerdan a ella, se molestaba...–
- No me hables de mi madre– lo interrumpió–
- No, tienes que escucharme. Se qué soy un pésimo padre, un patán, pero la amaba, y te amo a ti– Eleanor al escuchar aquello se mofó– estoy arrepentido, ¿bien?, ojalá me amaras al menos un poco de lo que ama a Alex–
- Eric, por favor, sólo dime qué quieres. Nosotros jamás podremos...– apretó sus labios– Me cansé de esperarte, ya es tarde–
El hombre asintió dolido.
- Hablé con el parlamento y conseguí una audiencia con la reina, te conseguí heredarte mis títulos–
- Soy mujer, no puedes heredarme nada–
- Eres mi primogénita. Mi única hija legítima, es tu derecho–
- No, tienes hijos varones, dáselos a ellos, yo no quiero nada de ti– habló con amargura–
- Isabell– Gruñó– ¿puedes escucharme? Acabo de decirte que eres mi única hija legítima. He estado viudo por quince años. No he contraído nupcias desde tu madre, por lo que mis hijos son bastardos. Deshonré su memoria, pero contigo aún tengo tiempo. Te mereces esos títulos por todo lo que te he hecho–
- Oh...por eso el abuelo te detesta—
- Si, gracias por notarlo– giró sus ojos– Contigo no se puede hablar, Isabell, eres tan irracional cuando algo no te agrada. Dios santo– talló sus sienes–
- Eric...
- ¿al menos podrías decirme papá ?–
- No y no quiero tus títulos. Fin de la discusión–
- Isabell, no tengo más hijos a quien dárselos, de haberlo sabido que te pondrías de esta manera, todos se los hubiera dado a tu hijo–
- No, a Oliver no lo metas en esto– lo señaló
- pues muy tarde. Le he heredado– Habló malhumorado como su hija–
Eleanor gruñó frustrada.
- ¡eres increíble! ¿Cómo te atreves a querer controlar mi vida cuando ni siquiera me enseñaste a andar en bicicleta? ¡No te da derecho!–
- ¡claro que si !– Regañó– Eres mi sangre. Por tus venas corre el apellido Parisi. Jamás podrás quitártelo, soy tu familia, soy tu padre– afirmó histérico–
- No me grites. No tienes derecho– espetó– Podrás ser mi sangre, pero jamás mi familia. Ya tengo una, no te necesito a ti, jamás lo hice, no lo haré ahora–
- ¡Isabell, ¿por qué debes ser tan testaruda!– Frustrado pasó su mano sobre su cara– Eres duquesa y condesa. Tu hijo es un vizconde. Esos títulos podrás heredárselos a él –
- No quiero–
- Pues ve y díselo a la reina de Inglaterra y Dinamarca–
- ¿y por qué diablos a la de Dinamarca?–
- ¿quieres nuestro árbol genealógico? No tengo el tiempo ni la paciencia de hacerte el dibujito, Isabell–
- que grosero. Vienes aquí y me dices que quieres darme la presión de títulos y ni siquiera quieres explicarme. Eres sorprendente– Gruñó– 
- a ver. Eres duquesa de Inverness. Duquesa de Decazes y Glücksbierg. condesa de  Snowdon dejando tu título de vizcondesa de Linley–
- Creo que voy a vomitar–
- Oliver por ser tu hijo será vizconde Linley y de Ledbury. No pude heredarle mi título de caballero—
- No no y no. ¿Me veo como alguien que puede tener títulos? No, lo siento mucho, pero no. –negó con sus brazos– Oliver ni siquiera puede, es adoptado–
- Tú ya tenías un título, que no aceptaras ir a los eventos es otra cosa. Respecto a Oliver, el parlamento no lo sabe. No seas tonta y acéptalo, si los rechazas, se perderán– Suspiró– Hazlo por El Niño. Él heredará todo eso–
Eleanor miró sus manos por un momento. Su padre tenía la formar de siempre convencerle de hacer cosas.
- cuándo te dije de mi relación me trataste de Zorra y me dijiste que deshonré a la familia—
Eric suspiró con pesadez.
- Lo siento, pero estaba enfadado, Samael te dobla la edad, estudió conmigo, le quité novias y él se acuesta con mi hija–
- Se llama karma, y no necesitabas tratarme como lo hiciste ¿por qué no fuiste y le reclamaste a él?– lo miró–
- Tu esposo mide dos metros Eleanor– Dijo como si fuera obvio– Soy alto, pero no tanto como ese poste de luz–
- ¿acabas de llamar a mi esposo poste de luz?–
- Isabell, a Samael lo molesté demasiado y lo sigo haciendo cuando puedo, creo que se está vengando. Te buscó solo para molestarme– los ojos azules del hombre se giraron con desagrado. Eleanor podía negarlo las veces que fuesen, pero a pesar de ser diferente el color, sus ojos eran igual de expresivos que los de él.
- Si, claro. A Sam lo tienes sin cuidado. Pero digamos que entiendo tu punto. ¿Qué hay de Richard?–
Eric la miró con seriedad.
- ¿en serio lo preguntas? Es un americano, de toda la familia, serías la única tonta en relacionarte con uno de esos. Mi hija no iba a ser la causante de tal aberración cómo hacer de nuestro linaje puro una corrupción–
Eleanor rió con ironía, se acomodó la gorra sin necesitarlo.
- ¿qué? ¿Los Parisi son los Malfoy o algo así?–
- ¿ves? Contigo no se puede hablar, para ti todo es una broma– Habló frustrado—
- Ni de decirte que lo aprendí de ti porque si no me ensañaste el francés que estamos hablando, menos a ser insoportable como tú– atacó–
- Mira Isabell, Richard Greene Es un americano, ellos nunca serán parte de familias como nosotros. Tiene una forma tan extraña de ser, que en ninguna corte lo admitirán . Me enojé tanto por ello porque yo había hablado con el parlamento para que aceptaran tu relación con Samael, después llegas y me dices que se acabó, pero no solo eso, si no que tienes un novio más grande y encima de todo, un norteamericano. Por el amor de Dios, entiéndeme– histérico movió los guantes hacia ella— Ese tipo me agrada, en serio que si, pero...–
- pero nació en el país equivocado– Eleanor terminó la frase molesta–
- No sólo eso, fue criado con ideales equivocados...y se acostaba con mi hija– Refunfuñó–
- Si me quedo con tus títulos, lo primero que haré es conseguirle uno a Richard, él es inglés como tú y yo–
- Si, claro, ¿qué vas hacer?¿Secuestrar a la reina?– Eleanor lo imitó. Su padre esperó que termina para seguir hablando.– la verdad agradezco que no haya funcionado, porque ni a golpes iba a poder conseguir que te dieran los títulos con un esposo norteamericano–
- ¿y con Sam si? Es huérfano–
- Pues tuve que pelearme con todo mundo para que lo aceptaran, niña. Cuando lo hicieron, una semana después me dices que no te gustó la mercancía escocesa y si la de otro continente. Recé y de todas formas seguí con el papeleo de los títulos–
- pero...yo te dije después que adopté a Oliver...–
- Isabell, por ti casi les doy mi pulmón, acepta los malditos títulos. Fueron varios meses de proceso– se talló las cienes—
- Pues yo no te lo pedí–
- Pues to no te lo pedí– La remedió– Pues no, pero ya está. Ni modos. Solo tienes que casarte por la iglesia, así no tendrás otra cosa para que te miren como bicho raro. Hasta que lo hagan, no serán invitados a ceremonias y todo esas mierdas–explicó– Es importante que lo hagan–
- pero yo no quiero casarme por la iglesia¿qué tal si me quiero divorciar mañana?–
- Pues hazlo mañana, pero no cuando ya estés casada frente a la iglesia, porque vas a tener que ir a Roma. Por experiencia, no te recomiendo iniciar un proceso como esos– Soltó aire con solo recordar lo tan cansado que fueron los trámites. Tuvo que hablar cada uno de sus pecados para que accedieran a darle los títulos a su única hija, alegando que había deshonrando a su difunta esposa con sus actos, y que de la única manera que podría estar en paz con su alma, era heredarle lo que merecería y era su derecho, sus títulos. Había sido sincero. Su hija no lo sabía, pero cuando Isabell, su esposa, se quitó la vida, se asustó y deprimió tanto que no podía cuidarla. Él temía odiar a su hija como su joven amada lo hacía, por ellos se alejó.
Eleanor no lo recordaba, pero Eric discutía día y noche con Isabell por darle un trato tan animal. Él le daba los cuidados más que necesarios como cualquier padre amoroso. La consolaba por ser rechazada por su madre, le cantaba,le leía cuentos y aveces dormía con ella en la enorme y solitaria habitación. Era una bebé, no le gustaba dejarla sola.
Le dolía que esos cuatro años que la cuidó con tanto amor, ella no pudiera saberlo para quererlo un poco. Solo tuvo miedo, pero eso después de años, solo lo había dicho frente al parlamento y la reina. Solo él y esas personas lo sabrían. Jamás su hija, jamás su familia, jamás sus amigos.
Él se hacía El Fuerte frente a todos, mentía diciendo que Eleanor no le hacía falta, que no la necesitaba por ser mujer y no servirle para seguir el linaje Parisi, la verdad era que eso le importaba poco. 
Solo quería ser parte de su vida. Ella ni siquiera se molestó en avisarle de su cáncer, tuvo que esterarse por uno de sus sobrinos un mes después. Se preocupó, y a pesar de no rezar ni por él, lo hizo por ella. No la visitó por no molestarla, sabía que su presencia le causaba disgusto. Dándole sus títulos al menos siempre estaría ahí.
- No quiero casarme...ni mucho menos tener hijos, Eric– Eleanor se sinceró preocupada. Se sentó y suspiró. Eric al ver aquello también lo hizo en una de las sillas. Era un patán, pero con frente a su hija trataba de no serlo . Si una mujer estaba de pie, él igual lo estaría, y
se sentaría hasta que ella lo hiciera–
- ¿Samael lo sabe?– cuestionó relajando su voz–
- Si...pero no creo que lo tome en serio, siempre se lo digo cuando peleamos– suspiró– iba a sacrificar eso por él hace unos meses...pero en verdad no lo deseo...– Guardó silencio, miró a su padre y frunció su ceño– Lo siento, tú no quieres hablar de eso–
- No, Isabell, yo con Gusto te escucho, y con gusto te daré consejo–
- Gracias. Pero lo único que debes saber es que no me casaré por la iglesia. Si llegase a aceptar los títulos, quedará en Oliver que sigan existiendo–
- Isabell...¿Amas a Samael?—
- Por su puesto– Dijo obvia–
- ¿y él te ama?–
- Supongo...–
- Entonces háblalo con él–
- No, él si quiere Hijos y también casarse por la iglesia. Soy yo quien evito esos temas. Que me des la presión de esos títulos me obliga más a aceptar ese destino. Ni siquiera uso anillo de bodas, Eric–
Su padre la miró por varios segundos.
- Si te ama, va a entenderte, y será paciente, te esperará. Aunque si me lo preguntas, a él se le acaba el tiempo. ¿Por qué no eliges a alguien de tu edad? Conozco a muchos jóvenes de nuestro nivel social–
- Oye, no quiero tener hijos ni tampoco casarme, pero eso no significa que no ame a Samael– Giró sus ojos– Además, tú provocaste que me gustaran hombres más viejos, es tu culpa–
- ¿perdón?–
- Tu me abandonaste, busco en ellos lo que tú no me diste–
- perdóname, Isabell, Pero el incesto no es lo mío–
- No me refiero a eso y que asco que lo menciones– Eric rió por el gesto de su hija–
- Richard me agrada, que mal que no sea europeo, ni católico, y con ausencia de modales–
- Pues a él no le agradas, y créeme, es difícil no agradarle a ese hombre¿cómo le hiciste para que te insultara?–
- No sé– Se encogió de hombros– ¿qué tal con él?¿él también quería tener hijos y casarse?–
Eleanor lo pensó jamás hablaron de eso.
- No se, salimos mucho tiempo, pero muy poco de novios. Pero no creo, Rick es...es Rick–
- Que cosas, dos hombres adultos queriendo hacer una familia contigo y tú les dices que no. Comúnmente son ellos los que no quieren–
- tal vez sea porque...– Frunció su ceño– Creo que ya te dije muchas cosas de mi vida privada. Ya te lo dije, no me casaré por la iglesia– Se puso de pie, Eric un segundo después–
- Bambi...
- No me digas así– lo interrumpió– Eric, yo lo pensaré ¿si? Lo hablaré con mi padre y con Samael. No puedo tomar una decisión así de importante solo por mi cuenta, mucho menos si Oliver esta involucrado– Su voz era firme–
- Cuándo se entere que será tratado de " su gracia" dudo que se niegue–
- No es tan narcisista. Pero bueno, ya te lo dije, lo pensaré–
- Oliver tendrá títulos de cortesía, recuérdalo–
- Igual ya no es tan importante esos títulos, Eric. Solo es tradición–
- claro que no–
- Si, claro que si, pero no lo voy a discutir. Te avisaré mi decisión–
- Isabell, tienes que aceptarlos, es lo único que puedo darte después de tanto años– Habló casi en súplica–
- Que te sientas culpable y quieras remediarlo no es mi problema, lo siento, pero tuviste tiempo. Ahora debo pensar las cosas, espero respetes la decisión que tome–
- Eres cruel ¿lo sabes? Alexander en verdad te enseñó a ser como él– negó molesto– Está bien, como sea. Si no los quieres, tendrás que hacer todo lo que yo hice para que te los dieran–
- bien. ¿En verdad negaste todos tus títulos?– Preguntó curiosa–
- Si, solo tengo los de cortesía por tu abuelo, no soy el primogénito, así que no tendré ningún. Y el de caballero, pero eso no es tan malo después de todo. Te dije que ese se lo iba a dar a Oliver ¿recuerdas? Pero no pude, Tal vez cuando muera. Es difícil irte de esa mierda de la nobleza–
- Si, por eso no me quiero meter en eso. O sea, tú te quieres salir pero me estás obligando a entrar¿qué con eso?— Se cruzó de brazos–
- Eleanor por Dios santo, esos títulos no podían morir conmigo, quiero que tú los disfrutes–
- ¡pero es que es un infierno!– exclamó–
- Ya sé, pero piénsalo, después de esto no serás la única mujer que heredará títulos de sus padres, se que muchos desean hacer lo mismo y lo intentarán al ver que es posible, .... Luché por tu Derecho, Bambi– melancólico, miró un momento sus zapatos. Eleanor suspiró, se sintió mal por tratarlo de esa manera. Era difícil ver a un Parisi arrepentido o con los ojos pegados al suelo.
- Gracias, Eric. En verdad agradezco tu esfuerzo, pero no quiero pertenecer . No me gustan las fotos y estar en la primera plana de revistas y periódicos...o en cualquier página–
Eric asintió, entendió lo que su hija sentía.
- No será lo mismo, lo juro. Te ayudaré en lo que quieras...si es que aceptas. ¿Si?–
Eleanor asintió no tan convencida.
- Está bien...lo pensaré. ¿Estás aquí en Inglaterra?–
Eric asintió.
- Estaré algunos días aquí. Si necesitas algo, estaré libre por las tardes. ¿Cómo estás, Bambi?–
- Bien...gracias por preguntar, ya no me llames así– Caminó a la puerta–
- Papá dijo que te habías revelado–
Eleanor rió contagiándolo.
- si, es que...ya sabes cómo es. Le envié una disculpa en carta– comentó–¿sabes si la leyó?–
- No, pero te aseguro que si. Eres celebridad entre tus primos y algunos tíos–
- Bueno, le grité al abuelo– abrió la puerta, se le hizo raro no encontrar a alguien espiando.
- espera, te daré algo– guardó lo que tenia en sus manos para sacar de uno de sus dedos un anillo con un emblema. Se lo extendió– tómalo, tu madre me lo dio cuando nos casamos. Íbamos a crear nuestra propia familia y tradiciones, pero...tómalo– Insistió. Eleanor lo agarró con desconcierto–
- ¿y qué debo hacer con él?—
- Los Parisi y Los Volkov se unieron aquella vez. Ese anillo representa no sólo esa Unión si no también el amor que nos profesábamos. Me encantaría tener el suyo, pero está con ella. Crea tu familia Isabell, vive tal libre como puedas– Eleanor vio la sortija donde estaba grabado la silueta de un lobo– no vivas con tradiciones tan estupidas como yo lo hice. Haz propias, crea principios. Educa a tus hijos sin cadenas – suspiró–Puede ser tuyo o del hombre que amas. Tú decídelo–
- Gracias–
- Tranquila, no Es nada–
Salieron en silencio, Eleanor lo guió a la puerta principal–
Tras algunos muros todos esperaban escondidos que salieran. Observaron cómo Eric le decía un par de cosas a Eleanor.
Samael notó como el padre biológico de su esposa dudó en la forma de despedirse de ella. Todos vieron como le tomó la mano, depositando un beso haciendo una reverencia.
Todos querían saber que le dijo antes de irse, pero estaban muy lejos para escucharlo y se les hizo difícil leer sus labios por el Francés.
Cuando la vieron ir a su dirección corrieron de nuevo al comedor. Calmaron sus respiraciones para fingir que no había pasado nada.
Eleanor los miró a todos para después seguir su camino al asiento que le correspondía. Carraspeó nerviosa. Sirvió un poco más de fruta en su plato. Debía pensar muy bien si negarse o aceptar–
- Oye mami, nadie va a preguntarte, pero yo si ¿a qué vino ese señor y quién es? Nadie quiso decirme– Oliver captó la atención de su abrumada madre. Eleanor tomó aire y sonrió–
- Es mi papá, y solo vino a invitarme a una reunión en Paris– explicó dándole un Beso en su cabeza–
- ahhhh.¿tienes otro papá?–
- No, no tiene, y tampoco puede ir a Paris– Alexander celoso se paró de su asiento para retirarse–
- ¿irás a Paris?– Samael cuestionó de inmediato mirándola–
- Llévame, sácame de aquiiiiiii— Sila lloriqueó dramático—
- No, yo no voy a Paris, le dije que no— Eleanor rió–
- pero yo quería ir a Paris– Oliver hizo un puchero–
- Mi Ángel, ¿Paris? es terrible, en las calles hay ratas y hombres orinando en los parques— le acarició los cabellos con ternura–
- ¿en serio?–
- Ajam, estás tomando un café y zaz, un chefcito te pasa por los pies–  todos rieron por la broma de Eleanor, creyendo así lo que decía–
Eleanor pasó toda la tarde con Samael y Oliver en el estudio. Su esposo hacía anotaciones en un viejo libro y su hijo dibujaba con su gata quien estaba encima del escritorio.
Pensaba seriamente que hacer respecto a esos títulos. Nunca le importó ser parte de los Parisi, mucho menos de su vida tan excéntrica.
Samael en algunos momentos despegaba su atención de su libro para mirarla, la veía agobiada dejando de lado la tarea que hacía.
No iba a preguntar, otra cosa que decidió mejorar es darle su espacio. Esperaría que ella  le dijera lo que la había pensar tanto, no la presionaría. 
En la noche, ambos padres decidieron ir con Oliver a su habitación para arroparlo. No tardaron mucho en que se durmiera, pues había jugado mucho tiempo con sus nuevos amigos que ellos aún no conocían.
En la habitación de Eleanor, ambos vieron un poco de televisión antes de dormir.
- me iré a dormir. Creo que ya estoy viejo– Samael habló acomodando la almohada, se sentía cansado, ya no recibía el estimulante de siempre. Eleanor rio, apagó el televisor acomodándose frente a él. Lo observó un momento. Su esposo era apuesto. Le acarició el rostro haciéndolo suspirar con gusto.
- así me dormiré más rápido...– susurró adormilado–
- Papi– le peinó los cabellos color miel. Samael tomó aire aún con los ojos cerrados para responder–
- Si conejita–
- ¿puedo hacerte una pregunta?–
- dime, mi amor–
- ¿no estás muy cansado?– cuestionó pasando su dedo sobre sus cejas y su ya un poco rasposa barba. Las pestañas de su esposo eran tupidas, bonitas. Pensaba que todo en él era Perfecto. Delineó cada facción.
- No, te escucho–
- Sam...¿a ti te gustaría tener títulos nobiliarios?–
Samael sonrió divertido aún con sus ojos pegados.
- Cariño, soy huérfano, aún si fuera dueño de la mitad de Inglaterra, yo no podría tener un título– tanteó hasta encontrar la pequeña mano para besarla– ¿por qué lo preguntas? ¿Quieres que consiga uno? Es imposible, Ell, ni vendiéndome consigo uno–
Eleanor giró sus ojos.
- No te pregunté si podías tener uno, te pregunté si te gustaría. Ya sabes, se llamado "su gracia" y esas cosas–
- Se vale soñar. Pero repito, cariño, yo no puedo, soy huérfano–
- ¿te gustaría si o no?–
- No lo sé. ¿Si?¿tendría una corona?–
Eleanor rió contagiándolo– Tal vez si me gustaría, de Niño no aspiraba a nada, mi padre no esperaba nada de mi y comencé a pensar lo mismo– frunció levemente su ceño, recuerdos amargos llegaban a él.
Su esposa volvió a acariciarlo con ternura para relajarlo. Estaba deicida, haría todo por él. Escondería sus miedos muy en el fondo de su alma Para hacerlo feliz, porque si él lo era, ella también. Amaba a Samael con locura, dejaría todo por su amor, sacrificaría su propia alma para poder estar a su lado.
Su esposo era su vida, le había demostrado que la cuidaría, que la protegería de todo, así que decidió no tener miedo. Él estaría a su lado.
- Nací siendo Lady Isabell Parisi, vizcondesa  Linley—Samael abrió sus ojos lentamente para mirarla sorprendido.– pero acabo de perderlos...ahora Oliver es vizconde Linley porque yo soy condesa  Snowdon . Y tú eres duque de Inverness, de Desazws y glücksbierg porque yo soy duquesa de Inverness. Duquesa de Decazes y Glücksbierg–
- ¡¿qué?!– Exclamó atónito sentándose– pe...pe...¡¿qué?!–
- ¿Te acuerdas que te dije que Eric le heredaría el título de caballero a Oliver cuando muera?–
- Si, si, si...– habló atónito–
- Pues no pudo. Cuando era niña Eric me dijo que negaría sus títulos cuando cumpliera los 39 porque deseaba ser libre...acaba de cumplirlos–
- ¡¿qué?!– Samael volvió a repetir—
- yo por ser mujer no tengo derecho a esos títulos, pero lo consiguió, no se cómo, pero ahora los tengo– Se sentó– si tú quieres, podemos también negarnos, Eric dice que si no los acepto, se perderían porque él ya no tiene más hijos—
Samael se mofó.
- Pero si tiene un equipo de fútbol—
- Resulta que no está casado, solo lo hizo con mi madre...así que yo soy su heredera legítima– le acarició el pecho tratando de calmar el nerviosismo de su esposo–
- si es una broma, no es graciosa, Ell—  
- No es, a eso vino Eric. Le dije que pensaría y hablaría sobre esto Contigo–
- ¿me estás preguntando si quiero títulos nobiliarios?–Eleanor asintió – Ell...¿tú quieres?–
- Si– afirmó segura pero muerta de miedo–
- ¿en serio seré Duque?–
- Eres Duque y Conde. Oliver creo que por título de cortesía también será llamado Conde. Tú y yo Duques–
- mierda–
- Oh y....Oliver Es el único heredero de mis títulos porque el parlamento no sabe qué es adoptado...si tú quieres que Andrew esté dentro, tendré que adoptarlo. No podrá heredar en caso que Oliver niegue los títulos, pero será llamado Lord–
- Espera, Ell, es mucha información–  Samael incrédulo soltó aire– ¿por qué no me dijiste? Llevamos dos años juntos– con voz serena soltó su reclamo. Se sintió excluido–
- Bueno...es que...yo creí que los perdería cuando cambié mi apellido, la verdad Sam, a mi hasta se me olvidó que los tenía. Solo fui como a tres eventos, nadie me conoce. Nadie sabe excepto Alex–
- No puede ser...literalmente deshonré a una lady–
- ¿pero por qué dices eso ?— Cuestionó divertida–
- Pues Eleanor, de haberlo sabido yo jamás me hubiera acostado contigo antes de casarnos...creo que...jamás te hubiera hablando...porque yo soy nadie, ¿sabes quienes son mis verdaderos padres?–
- Sam...–
- Nací en prisión Ell, mi madre era una asesina maniática¿lo sabías? ¿Mi padre?, mi padre solo una víctima. Ella murió de una sobredosis. Mis padres eran nada como yo lo soy. Yo...yo no debía estar contigo—  las inseguridades de Samael surgieron una vez más, salió de la cama agitado. Aquella nueva información la había sorprendido más de lo normal.
- Sam, Eso no tiene nada que ver con nosotros. Si te sientes incómodo negaré los títulos. No hay problema. Tú eres el amor de mi vida, eres un hombre exitoso, eres todo para mi– sinceró apresurada–
- Ell, deberías estar con un hombre de tu misma clase, no con uno como yo. Soy hijo de una asesina ¿comprendes eso?—  se señaló histérico.
- Eso no te hace menos. Yo pertenezco a una familia de racistas, homofóbicos, anticuados, clasistas. Y yo no soy así, por ello puedo ser libre contigo. Nosotros no somos como nuestros padres. Te elegí a ti, los Parisi no eligen, Sam, por ello mi padre y yo no somos Parisi. Somos sólo nosotros...nosotros seguimos nuestro corazón, no un apellido, no ideales de una familia– se acercó a la orilla extendiendo  su mano para que la tomara– A ti ni a mi nos definen nuestras raíces– Samael lo hizo–
- Pero...tú eres...
- Yo solo soy Eleanor Pierce, esa chica Virgen  que se enamoró de tus  lindo ojos grises. Esa chica que te metió a su habitación solo para jugar contigo...y se terminó enamorando perdidamente de ti. Eso soy. Y tú eres ese hombre especialista en Dante y en literatura de todo el mundo. Eres ese hombre inteligente, fuerte y tierno...guapo...muy guapo–
- Ell– susurró hincándose entre sus piernas para abrazarla de la cintura– ¿cómo puedes amarme tanto si yo te he dado pesares con mis  actos? Te he sido infiel, le he sido infiel a un mujer proveniente de la nobleza con alguien tan Ordinario–
- Yo soy simple y ordinaria, Sam, mis títulos no me hacen diferente. Solo soy yo. Yo voy a negarlos, no quiero que te sientas mal–
- No, es tu derecho. Debes conservarlos, yo solo seré tu apoyo en lo que necesites–
- ¿me lo juras?–
- Te lo juro, cuidaré tus pasos y te complaceré en lo que quieras–
Eleanor sonrió tomándolo de ambas mejillas.
- Bueno, su gracia, ¿sabe lo que me gustaría?—
- Dime–
- Que me lleves de compras–
Samael rió.
- ¿lo estás haciendo para que mi masculinidad no se sienta en peligro?–
- lo hago porque quiero hacer compras innecesarias con tu dinero. Oye, mi tarjeta de crédito tiene límite, la tuya no– lo besó– Anda, párate de ahí–
- Oye, Ell, ¿ puedo molestar a Rick presumiéndole que soy Duque? Él siempre me presume sus millones, es Justo ¿no?–
Su esposa soltó una carcajada al escuchar aquello.
- Si puedes. Pero hay otra cosa, ¿tú quieres casarte por la iglesia?– sus ojos se conectaron un momento–
- Amor, si me estás pidiendo matrimonio, deberás esforzarte para que te diga " si"– Bromeó irguiéndose sobre sus rodillas para besarla– Sabes que si. Ese era mi plan el año pasado ¿lo recuerdas?–
- Si, solo quería confirmarlo, porque vamos a tener que hacerlo si queremos que nos tomen en cuenta–
- Ehm...Bueno, Ell, no quiero que pienses que vamos a hacer eso solo por los títulos, al menos de mi parte no sería así. Tu familia es muy complicada ¿lo sabías? Alex primero nos obliga a casarnos, ahora resulta que la única cosa que podía quedar a nuestra elección también será una condición– 
- No pienses eso, Papi. Yo voy a casarme ante Dios porque te amo–
- ¿en serio?–
- ¿por qué lo dudas?– enredó sus dedos en los cabello del hombre– Mírate ¿quién no podría amarte?—  restregó su nariz con la de él provocando risas en los dos–
- Yo igual Te amo. Demasiado–
- Bueno, más te vale no hacer algo malo porque una vez salgamos a la luz, no podremos divórcianos...es decir, si podemos, pero no voy a permitir esa deshonra¿oíste cabezón?–
- Ay por favor Eleanor, de los dos, soy el último que va a querer divorciarse. Agradezco que esto sucediera entonces– llevó una de las piernas de su esposa al hombre para besar su piel– ¿qué sucederá con la universidad?–
- Ducados mata Cambridge— Rió entre risas por las cosquillas que Samael provocaba en ella–
- ¿cuando quieres casarte?– cuestionó deteniendo tus besos para alzar su vista a ella–
- Decídelo tú–
- ¿mañana?–
- Sam– ladeó el rostro–
- está bien, está bien– siguió besándola–
- ¡Sam!– respingó al sentir una pequeña mordida en su entre pierna–
- Ell ¿por qué te gusto?– sus largos dedos se metieron entre sus ropas dirigiéndose a su intimidad–
- Los hombres viejos lo hacen mejor–
Samael sonrió al observarla morderse los labios al introducirse en ella–
- Que bueno que pienses así– Sacó sus dedos húmedos– Yo creo que las mujeres jóvenes te montan como nunca–
Eleanor al ver lo que haría trató de detenerlo, pero ya era muy tarde, Samael se había metido a la boca sus propios dedos cubiertos de ella.
- ¿pero qué haces?– habló sorprendida–
- ¿no puedo probarte? Creo que eso no es Suficiente para mi–  le acarició las piernas hasta llegar al elástico de la pijama, lo jaló hasta hacerla desaparecer de sus vistas.
- Sabes, a mi me gustaría hacer esto contigo–
- Ya tendrás tu turno, conejita– pasó su lengua por el interior de la pierna sobre su hombre hasta llegar a lo que deseaba.
Estaba siguiendo el consejo de su amigo, lo mejor de todo, es que estaba dando resultados. Los cinco años más grande que era Richard según él, eran cinco años más de experiencia que le faltaban.
Había sido muy tonto en alejarse de su esposa en lugar de hacerla sentir bien. Lo admitía, el miedo a hacerle daño le nublaron la razón, pero ya lo estaba remediando. A ella la ayudaba a sentirse mejor, y de paso él disfrutaba con tocarla.

MY DADDYDonde viven las historias. Descúbrelo ahora