Capitulo 3

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Miró su reloj un par de veces.
- Me retrasé dos minutos, no seas exagerado.
Alzo la mirada.
- ¿y tú novio?
- Ex.
- ¿Está dentro?
- Si, no quería que viniera, ¿por que los sujetos son así? Te dejan pero te quieren contigo.
- No se, No me ha pasado.
- ¿nos vamos?
- Adelante. Le abrió la puerta.
- Gracias buen caballero.
- a sus pies mi Reyna, aunque no quiera darme ni un solo beso.
- ya sube al auto.
Samael río. Subió al auto.
- ¿qué tal tu día, mi Reyna?
- Nada del otro mundo, tareas y profesores amargados.
- Yo soy de los profesores que te reprueban, soy muy malo.
- Me imagino, cuando te conocí me diste miedo, por cierto, ¿y Dorian?
- No lo sé, solo lo he visto un par de veces en la universidad.
- salúdalo de mi parte.
- lo haré.
- ¿y qué tal tu día?
- tan rutinario como siempre, pero bien.
- ¿a donde iremos?
- Por un helado. Puso su enorme mano sobre la pierna descubierta de Eleanor por el vestido casual que llevaba puesto, la masajeo aún mirando enfrente, solo la quitaba para cambiar las velocidades.
Minutos después llegaron.
- Vamos mi Reina na.
Le tomó la mano.
- Espera¿por qué eres tan dulce conmigo?
- ¿No te gusta?
- si, pero no eres de esos tipos.
- Tal vez es tiempo de cambiar, ¿no crees?
Sonrío.- ¿qué sabor de helado te gusta?
- ¿chocolate ?
- como que ¿chocolate? ¿No sabes que te gusta?
- De chocolate.
- A mi el de fresa. Lo tomó del brazo, aún tenía su porte serio, pero diferente a cómo lo conoció.
Al estar comiendo el helado, hablaban de cosas no relevantes.
- ¿qué dirá la gente al vernos?
- Que eres hermosa.
- Me refiero a ambos.
- que somos hermosos.
- Samael, sabes a lo que me refiero. Río.
- No lo sé, que soy un Pedofilo que abusa de ti, que soy tu padre, o que estás aquí por mi dinero, la imaginación de la gente es inmensa. Sonrío.
- Wow. Se limitó a decir, Samael la observó.
- No lo entiendo, hace unos días me provocaste...pero ahora me tratas como si no quisieras nada.
Ella levantó la vista, sonrío.
- Cariño, se que clase de tipo eres, este numérito del helado y los buenos tratos ya me los sé.
- ¿Es enserio?Eleanor, yo no soy un adolescente, pero si lo que quieres es que te trate con indiferencia, puedo hacerlo.
- Solo quieres acostarte conmigo.
- Preciosa, yo quiero hacer todo contigo, pero no voy a obligarte, y si me lo preguntas, me gustas demasiado.
Comió un poco más de helado.
- Tenias que ser hombre. Eleanor giró los ojos.
- Es verdad. Le tomó la mano.- Soy una persona seria, amargada, podrías preguntarle a mis alumnos, pero tú haces que todo brille, te pido que no seas tan dura conmigo.
- Si, te creo, lo noté cuando te vi.
- ¿Entonces? ¿Me crees? No soy tan malo.
- Claro, en fin, tengo que regresar a casa antes que Lucas le avise a mi abuelo, no estaba de acuerdo que saliera contigo.
- ¿y?
- ¿y qué?
- ¿por qué hacerle caso?
- al diablo El Niño ese.
- Vamos, Samael, llévame a mi casa.
- Está bien.
Ambos tiraron los vasos donde tenían el helado, subieron al auto.
- Mañana iré a tu casa, podemos hacer alguna cosa ahí.
- Estará Lucas, será incómodo que estés ahí, no le caes tan bien.
- ¿qué?
- Si, creo que eres el fastidioso profesor que le hizo repetir año.
-Su tesis era un asco.
- pobrecillo.
- No lo creo, ¿como es que tu abuelo le tiene tanta confianza?
- Es hijo de su mejor amigo, bueno, ahora está muerto.
- Interesante. Sonrío.- ¿quieres jugar algo con Daddy?
- ¿Qué clase de juego?
- No lo sé, pero lamentablemente será otro día.
Eleanor lo observó conducir. Al llegar a su casa ambo bajaron.
- ¡Lucas!
Gritó al entrar a la casa.
- Creo que tú niñero se fue.
- Que raro, me dijo que no saldría hasta muy tarde. Miró el reloj del celular.
- ¡Lucas!
Caminó hasta la cocina, Samael la seguía.
- No, no está. Tecleó en su celular.- Tal vez tuvo que irse por algo de su trabajo.
Samael le tomó la cintura por detrás, atrayéndola hacia él.
- Eso significa que podemos jugar a algo. Bajó su mano hasta la entrepierna de ella.
- ¿Ahora?
Bloqueó el teléfono
- si cariño, ahora. Susurró en su oído.
Le hizo recostarse en la mesa de madera, sus manos tocaron toda su espalda y trasero. Apretó su cintura, pegó su erección aún adentro de su pantalón a ella, frotándose, subió la falda, teniendo como paisaje unas bragas de color lila. Ella respingó al sentir su mano sobre su entrada.
- Nena, eres tan preciosa, me encantaría follarte ese lindo y precioso coño ahora mismo. Susurró en su oído, se compuso, volvió a frotarse contra ella, imaginado que podrían estar desnudos, él dentro de ella. Eleanor soltó un gemido al sentirlo aún más.
- Vamos a tu habitación, preciosa. La jaló para tenerla enfrente, le obligó a enredar sus piernas en sus caderas. Leonor sonrío, él igual lo hizo. Al entrar la echó sobre la cama, se metió entre sus piernas. Se quitó el saco, y se aflojó la corbata.
- Que sexy, profesor. Río. Samael besó su cuello, Eleanor soltó un gemido. Samael le quitó el vestido de tirantes. Hizo una mueca de dolor escondiéndose en su cuello.
- ¿qué te sucede?
Preguntó tratando que la mirara.
- Nada nada.
- Vamos, dime, ¿que sucede?¿es algo de viejos?
- Muy graciosa. La miró.- la tengo tan Dura que duele, no creo que eso sea un problema de viejos.
Eleanor bajó sus manos sobre su pecho hasta llegar al marcado bulto. Lo empujó para que quedara hincado, ella se inclinó un poco, el sonido de la hebilla metálica fue música para sus oídos. Con movimientos torpes, Eleanor sacó la gran erección. Samael soltó un suspiro de alivio. Volvió a la posición en que tenía a Eleanor, acorralada contra su cuerpo. Devoró sus senos, las manos de Eleanor se aferraban a los cabellos de él. Samael subió su rostro para mirarle, sin avisarle introdujo un dedo en ella quitando las bragas de por medio. Sus pechos se pegaron a su pecho.
- Disfrútalo cariño. Mordisqueo su cuello.
- Samael...para...
Gimió, su mano buscó su hombría, le masturbó a cómo podía.. Samael quería más, pero no podía, su conciencia le decía NO.
- Para.
- No cariño. Chupó su pezón erecto.
- Cielos. Gimió. Samael comenzó a sentir más calidez en su pene gracias a Eleanor. Cuando sintió como ella se retorcía y apretaba sus pierna, decidió salir, no le pediría más.
- Quita tu mano. Se alejó de ella, tomó su pene con una mano,miró hacia arriba con los ojos cerrados. Soltó un gruñido. Eleanor observó esa escena erotica con detenimiento, le gustaba, le gustaba verle querer ser correcto, ella sabía que él se resistía a hacer más.
Buscó en la mesa de noche un pañuelo, cuando él dejó ver su color de ojos, se lo dió.
- Gracias. Se limpió, metió de nuevo su miembro en su lugar.
- Muy bien, creo que deberías irte.
- ¿Me estás corriendo?
Ella lo hizo a un lado para pararse.
- Está bien, ¿quieres esperar a que Lucas regrese? Seria muy extraño vernos juntos.
- Pero aún no viene. Se acercó a ella, le acarició la mejilla.- ¿quieres que me vaya?
Susurró acercándose a su rostro.
- No...
- ¿No?
- No te atrevas a besarme. Soltó al sentirlo muy cerca. Samael se apartó.
- ¿por qué no?
Gruñó.
- Vamos, sal de aquí antes que Lucas regrese.
- Está bien. Tomó su saco.
- Samael.
- ¿si cariño?
- ¿me haces un favor?
- El que sea.
- Qué tal si...si tenemos sexo.
Samael río.
- No, cariño, no puedo hacerlo contigo, lo siento.
- ¿Entonces solo jugamos? Acabas de introducir tu maldito dedo en mi.
- Pero nunca voy a pasar de ahí.
Eleonor Gruñó.
- Está bien.
- Entiéndeme cariño, no creo ser adecuado para ti, podría lastimarte, no soy cuidadoso.
- Está bien. Sonrío.
- Que descanses, preciosa.
Besó su mejilla con delicadeza.
.................
- Eres tan imbecil, deja de molestarme.
- llevo una vida pidiéndote perdón.
- Lucas, basta. Se paró en seco para mirarlo.- ¿tú no lo entiendes verdad?
- Perdón,gatita.
- deja de llamarme así.
- Solo dime que hacer para que me perdones. La acorraló contra la pared, puso sus mano a cada lado de ella. - Fui un patán.
- Rompiste mi corazón, es mejor que todo se quede en el olvido.
- Eleanor...
- Nunca debí hacerle caso a tus lindas miradas y lindos tratos, fui una niña estupida.
- No digas tonterías. Acercó sus labios a los suyos.- tú eres perfecta, todo este tiempo te extrañé, a ti y a tus labios que logran llevarme al paraíso, solo tú puedes llevarme ahí, porque no soy digno si tú no estás. Lucas le besó con delicadeza, sin prisa, disfrutando el momento. Eleanor lo amaba muy al fondo de su corazón, Lucas había marcado su vida con pesadillas, pero pesadillas que amaba recordar.
Un carraspeo totalmente falso hizo que los dos se separan.
- Profesor Ryman, es un placer verlo después de tantos años. Saludó Lucas.
- igual, Lucas, veo que conoces a la señorita Pierce.
- ah si, yo...bueno...
- ¿qué lo trae por aquí, ¿profesor?
Habló Eleanor
- Debo revisar algunos libros, tu abuelo me ha prestado su biblioteca.
- En ese caso, profesor, toda suya, nosotros saldremos unos momentos.
- ¿si?
- si, gatita. Sonrío.
A Samael le hirvió la sangre al oír como le llamó, verlo besarse fue algo que no esperaba, ella le había dicho que lo odiaba.
- Bien, nosotros saldremos profesor, tal vez esté más cómodo si lo dejamos solo.
Él se limitó a asentir a las palabras del chico.
- Toma tu chaqueta.
Ella obedeció, sumisa a las palabras de su antiguo estudiante.
....
- ¡LA ESTABA BESANDO!
-tranquilízate, amigo.
Rió
- A mi no me deja besarle.
- ¿por qué no?
- si supiera no estaría como estoy. Bufó.
- El Niño era su exnovio, a ti prácticamente te acaba de conocer, es lógico.
- No, no lo es, hemos hecho otras cosas, pero nunca me deja besarla.
Dorian lo miró sorprendido.
- ¿has tenido sexo con ella?
- No, no puedo, es Virgen.
- ¿qué? ¿Y eso que tiene?
- El punto es que a él se lo permitió y a mi no, ¿que tengo de malo?
- Nada, tal vez no le gustas o yo que se.
- Debe seguir enamorada de ese idiota.
- Puede ser, tal vez ahora estás teniendo sexo de reconciliación.
- Gracias por apoyarme. Gruñó.
- Vamos, amigo, tus encantos no están sirviendo con ella.
- Creo que debería de dejar de molestarla, dejarla con el tipo ese.
- Oh mejor síguela jodiendo hasta que te haga caso.
- ¡véte al diablo!
- si tan solo...
- lárgate de aquí antes que...
- ¿qué? ¿qué vas a hacerme?
Samael y Dorian se pararon.
- arruinar tu maldita carrera, sabes que soy capaz, idiota.
- No te tengo miedo, solo eres una niña, no se en que momento me puse de rodillas ante ti.
- en el momento que te enamoraste, y sabes algo, el primero en irse fuiste tú, y yo seré la primera en dejarte de amar.
La puerta principal fue azotada, subió las escaleras blasfemando.
- ¿todo bien?
- ¡MIERDA!
- Disculpa si te asustamos.
- ¿cómo creen? No, estoy acostumbrada a que dos hombres estén a oscuras.
- Lo sentimos.
- oh, hola Dorian.
- ¿qué ha sucedido?
- ¿Que no lo escuchaste?
Espetó.
- que tarde es, temo que los dejaré. Dorian bajó las escaleras casi corriendo. No tardó en escucharse la puerta cerrarse.
- Voy a mi habitación.
- No, vas a contarme que te hizo ese idiota.
- ¿Y a ti que te importa eso?
- ¿Qué que me importa?
Dio varios pasos hasta estar enfrente de ella.
- me importa mucho, si te hizo algo, lo mataré.
Eleonor lo miró, él realmente estaba enojado, sus ojos se habían oscurecido.
No podía, no podía volver a estar en aquella situación.
- ¡DIME!
Eleanor respingó
- Sa...Samael, tranquilízate.
- ¿qué tiene ese hombre que no tenga yo? ¿Por qué a él si lo dejas besarte?¿por qué le obedeces?
Estaba frustrado.
- ¿lo amas? ¿Cómo puedes amar a alguien que te hace daño?
- Samael, yo no lo amo, ahora déjame tranquila.
- No quiero verte de nuevo cerca de él.
- Si claro, no voy a hacer lo que tú quieras. Se mofó.-¿que te crees?
Samael la miró con enojo, el silencio se podía oír en ese instante.
- No quiero verte cerca de él. Su voz salió de una manera que ella no reconocía.
- Mejor sal de aquí, necesito ir al colegio y ya es tarde.
- Está bien, preciosa, supongo que te veré mañana. Se inclinó dándole un beso en la mejilla. - Algún día me dejarás besar tus labios. Sonrío
- Es enserio, Samael, estoy cansada.
- Ya me voy, tranquilízate.
Negó, comenzó a bajar las escaleras. Leonor bufó al escuchar la puerta cerrarse. Entró a su cuarto con cansancio, se tiró a la cama aún vestida.
Lucas nunca cambiaría, era el mismo hijo de puta, un maldito egocéntrico, eso le había demostrado horas antes, tenía que sacarlo de su cabeza, y tal vez, y solo tal vez, Samael era la única opción.
Sus ojos comenzaron a cerrarse hasta que cayó dormida.
A la mañana siguiente, encontró a su abuelo en la isla de la cocina tomando un café y leyendo un periódico.
- Bueno días, abuelo.
- Buenos días, cariño.
- pensé que regresarías más tarde. Buscó un jugo en la nevera, cuando lo encontró volvió la mirada a su abuelo.
- Pude venir antes.
- ah. Tomó del jugo.
- Encontré el saco de Samael en mi Despacho.
- ¿si? Lo habrá olvidado anoche.
Encogió los hombros, restándole importancia. Volvió a tomar de su jugo, frunció el ceño al ver como le miraba si abuelo.
- ¿qué? ¿Que tiene?
- Nada, solo que no creí que se haya ido tan tarde de aquí.
- No lo vi irse, pero si llegar, estaba por salir con Lucas. Miró su reloj que usualmente usaba en la mano derecha hacia adentro. - tengo que irme, regresaré temprano.
- Claro, cariño, ve con cuidado.
Leonora le dio un beso a su abuelo.
- oh cariño, espera. Le habló antes de que se alejara más.- tu padre me ha llamado, pregunta que si estas vacaciones las quieres pasar en su casa.
- Dile que se vaya al demonio.
Salió antes que su abuelo le pudiera decir algo.

MY DADDYDonde viven las historias. Descúbrelo ahora