54

2.6K 135 46
                                    

Los días pasaron volando, muy pronto las clases iniciarían, y el caos de ser padres al cien por ciento se aproximaba. Eleanor ya no solo debía procurar sus estudios, si no atender a su hijo con sus próximas tareas. Samael tendría que dividir su vida en su trabajo como profesor, empresario y padre que lleva a su hijo al béisbol y cualquier otra actividad.
Los dos tendrán que sufrir el estrés propio y el de una personita que dependía de ellos.
Eleanor estaba preocupada, aún no se sentía lo Suficiente capaz para tener ese responsabilidad .
Ambos acordaron ser una familia normal, unida. Siempre estar presente para su hijo. Sabían que sería difícil, pero lo intentarían. Si era posible, Oliver pasaría tiempo en el privado de Samael mientras terminaba sus clases.
Mientras pensaba en el futuro que aún veía a pesar de lo incierto que era, dos hombres le decían cosas que en verdad no le interesaban. Samael solía hablar con ellos por esa razón, si bien los entendía, no les prestaba mucha atención. En cambio su esposo, administraba perfectamente las cuentas, propiedad y de más.
De un lado tenía el abogado de los Pierce y del otro el suyo. Sobre el escritorio papeles que debía leer y firmar.
A pesar que sus tíos le apreciaban, no era un amor sincero. Solo era La Niña que les arrebató su hermana menor. Y no se ganó más su amor cuando Jonathan le dejó más del ochenta por ciento de sus fortuna a su nieta bastarda, todo por encima de hijos y demás nietos.
Eleanor recibió preguntas de más, las cuales no pudo responder porque ni siquiera ella sabía porqué de la acción de su abuelo.
Como murió cuando ella aún era menor de edad, Alex administraba aquellos bienes, y el hombre se negó a cumplir sus exigencias de "devolver" esas propiedades. Sin embargo, Eleanor no quería problemas, así que les dio su palabra, les daría lo que según ellos les corresponde a cada quien.
Ella no necesitaba de esa herencia, tenía a Alex, a los Parisi y a los Volkov, y ahora un esposo. No necesitaba de los Pierce–
- Señorita– Llamó su abogado– no estará de acuerdo¿o si ?– el abogó cuestionó preocupado al leer cada una de las solicitudes. Eleanor tomó aire y juntó todas las hojas en sus manos. Leyó la primera, no necesitaba una casa en Grecia. Concedido.
- Siempre hay hoteles– la dejó a un lado. Leyó la siguiente. Dos caballos purasangre. Ni siquiera sabía de su existencia. Concedido. Firmó cinco hojas más, hasta encontrar con algo que no le gustó. Uno de sus primos quería la mansión en donde estaban– Sabe, señor Greyson– dejó los papeles sobre el escritorio– Estas casi 300 hectáreas no son y jamás serán de un Pierce como es mi primo Harriet–
- Señorita Davies, el testamento...–
- En el testamento no está esta propiedad, porque está propiedad es del clan Volkov. Mi abogado se lo habrá dicho–
- Como se lo dije, señor Greyson, mi cliente solo está dispuesta a donar parte de su herencia Pierce–
- Mi madre heredó esta casa, y por derecho, me pertenece. Desde el primero de junio del dos mil uno la reina me reconoce como hija de Isabell Volkov. Así que dígale a mi primero Harriet, que puede meterse esta solicitud por su irlandés trasero— arrugó el papel y lo tiró a l papelera– Pero con gusto seguiré revisando y firmando las siguientes– Su abogado sonrió victorioso. Eleanor comenzó a rechazar algunas poniéndolas a su izquierda–
- Dijo que todas– Señaló el abogado, Eleanor lo miró y después a su selección–
- Oh no, una disculpa, pero mi esposo ama Italia, y mi hijo Londres. Me quedaré con estas–
- Pero son las mejores...–
- ¿qué es lo que insinúa?¿Qué un irlandés es mejor que Oliver Davies? ¿O qué Un gitano es mejor que Samael Ryman?–
Eleanor no solía usar el poder de Alexander a su favor, pero el hecho que su familia pensara que cedería lo que su adicta madre le dejó, le enfureció, y el abogado de los Pierce no había llegado muy amable. Demandaba y la miraba como bicho raro, lo aceptaba de su sangre, pero no de un desconocido.
- No, pero esas propiedades son las principales y la más costosas. Mis clientes fueron muy específicos con ellas–
- Y yo le vuelvo a preguntar¿cree que un gitano y un irlandés son mejores que mi hijo y mi esposo?–
- Señorita...–
- ¿cree que no se lo merecen?¿cree que los Davies no lo merecemos?—
- Supongo que ellos entenderán–
- ¡estupendo!–
Eleanor siguió leyendo y firmando, despojándose de lo que no le interesaba. En algunas demandó intercambios, y hasta pagar diferencias de las propiedades que quería.
Justamente cuando Eleanor soltó la pluma, Samael interrumpió.
Los dos hombres y ella se pusieron de pie mostrándole el respeto que se merecía. Ellos le saludaron como se debía, mientras que Eleanor solo le sonrió con dulzura.
- Cariño, ya conoces a nuestro abogado–Samael asintió– Él es el señor Greyson, el abogado de la familia Pierce–
- ¿y a qué se debe la visita?– desconfiado miró al hombre–
- Las donaciones, ¿lo recuerdas?— Samael asintió, caminó hasta un lado de ella y leyó las hojas firmadas–
- Señor Ryman, todo está en orden. Yo mismo me aseguré que lo estuviera– Habló Gerald, el abogado de los Davies–
- Así que...– Samael carraspeó mirando al contrario– Si mi esposa le da esto a los Pierce ¿dejan de fastidiarnos?–
- Bueno, señor Ryman– El abogado rió levemente con burla al sentirse en confianza por hablar con un hombre– Su esposa se negó a donar propiedades que le corresponden a mis clientes–
- Ya veo– Tomó el montón de hojas apiladas sin firmar–
- Tal vez usted sea más razonable–
Samael rió con ironía contagiando al abogado.dejó de sonreír.
- Si por mi fuera, le metería todas estas  hojas de papel por la boca y se las haría tragar–
- Señor...–
- Dale gracias a quien quiera porque esté hablando con mi esposa y no conmigo. Porque por mi Dios, le aseguro, quiero verle atragantarse – Suspiró–Mi esposa ha tomado una decisión. Así que tome lo que ella firmó y lárguese–
- Si, señor Ryman–
- Un gusto– Samael entregó las hojas no firmadas a Gerald y observó cómo el otro metía sus pertenencias a un portafolio– Dígale a los Pierce que si quieren algo de nosotros, tendrán que pagarlo.
El hombre asintió y se retiró. Gerald charló un par de minutos con ellos y también se fue.
- Lo tenía bajo control, Sam. Ahora creerán que eres un demente como lo creen de Alex– le besó la mano–
- Que lo piensen. Ese sujeto a osado burlarse de ti–gruñó. Eleanor sonrió, lo empujó hasta hacerlo sentar en la silla–
- Olvídalo–  sosteniéndose de los brazos de la silla se inclinó frente a su rostro– ¿quieres que te sirva un whisky?—
- ¿ya tomaste tus medicamentos?—
- Cada uno como todos los días a las mismas horas. Oye, mañana quiero que me acompañes a correr–
- ¿por qué?– Samael frunció su ceño confundido. Eleanor sonrió. Se quitó y se dirigió al mini bar a un lado de ellos en la esquina—
- Solo quiero que me acompañes– se encogió de hombros sirviendo whisky en un vaso–
- ¿estoy engordando?¿ya no te gusto? Dímelo, duplicaré mis horas en el Gym–
- No seas tonto– le entregó el whisky. Se metió entre sus piernas apoyándose en el escritorio– Solo quiero que me acompañes, pero si no quieres, no hay problema– 
- claro, te acompañaré– bebió del alcohol– Oye, cariño–
- Dime–
- Creo que Oliver está algo...extraño–
- ¿extraño?–
- Si. Pasé el otro día por su habitación, escuché maullidos, y cuando entré era él. Disque jugando a ser uno–
- si, igual yo lo escuché. Olvidé comentártelo–
Los dos se miraron sin entender el comportamiento de su hijo. Ellos no estaban enterados que su hijo escondía tres gatos en su armario– 
- Es un niño con una gran imaginación, no es nada– Samael ingirió más del whisky–
- si, dejémosle jugar. No ha tocado la play ¿será que sigue enfadado con nosotros?–
- Es extraño, es más cariñoso, pero cuando puede hace comentarios extraños– samael bebió lentamente del vaso.Se miraron de nuevo pensando y comunicándose sin palabras. 
- Somos un asco de padres, Sam–
- Salud por eso– levantó el vidrio y bebió– Oliver terminará más jodido que yo. Me odiará tanto que elegirá irse del país, me dejará de llamar papá y no soportará ni mi presencia–
- ¿por qué dices eso?– Eleanor le golpeó la pierna– Oliver no hará eso–
- Si lo hará. Muy al fondo de él, me sigue viendo como aquel profesor que le obligaba a estudiar–
- Ay Sam– Eleanor negó– ¿tienes planes para hoy?– cuestionó con el afán de cambiar el tema de conversación–
- Richard nos enseñará a  jugar futbol americano. Quiere que para el súper Bowl lo acompañemos y entendamos que carajos estamos viendo– 
- ¿en serio?–
- invitó a Sila y a Mike. ellos lo juegan ¿no?–
- No, ellos juegan al Hockey, o lo hacían. Pero deben saber hacerlo– rió– Es divertido verlo emocionado por los partidos. Más cuando juegan los patriots. El día del Súper bowl invitó a sus amigos, y apostó demasiado dinero–
- Claro– la miró son seriedad. Apreciaba a Richard tanto que no sería capaz de hacerle algún daño, pero tampoco le agradaba mucho que Eleanor hablara con tanto amor de él–
- Ignoraré tu cara de pocos amigo, señor Ryman– se cruzó de brazos– 
- ¿cómo pasó?—
- ¿qué cosa?– Eleanor llevó sus manos al escritorio–
- Ya sabes ¿cómo te entregaste a él?–
La joven entre sus piernas giró sus ojos con molestia.
- ¿en serio me lo preguntas?–
- Soy todo oídos para la respuesta–
- No voy a decirte lo que hice con mi exnovio. Fin–
- si, si lo harás–
Se miraron a los ojos retándose.
- Bien, dime cómo te cogiste a la pelirroja–
Samael sonrió con amargura, pero su curiosidad era mayor que su pudor.
- la invité a cenar, fuimos a mi departamento y me la cogí en la habitación. Muy sencillo, nada de romance, solo mi pene estaba necesitado ¿qué hay de ti?– se acomodó en la silla recostándose un poco. Eleanor apretó los dientes, quería asesinarlo, pero mejor decidió asentir–
- Pues lo mío fue muy distinto. Rick fue lindo. La verdad me sorprendió bastante. Estábamos divirtiéndonos en su departamento, bailábamos y bueno, sucedió. Tiene la pinta de ser un hombre rudo, pero no, es tierno–
El pecho de Samael comenzaba a subir y bajar notablemente por su enojo, y su mandíbula se marcaba–
- ¿y te gustó?—
- Claro que si, el hombre sabe lo que hace— dijo con burla–
-¿mejor que yo?–
Eleanor le quitó el vaso de las manos, en cualquier momento este se quebraría de lo tan fuerte que era tomado.
- No lo sé– bebió del whisky—yo al parecer no se complacerte, Sam. Si lo supiera hacer, tu lindo pene no hubiera estado necesitado– Bebió todo el liquido, sin dejar de mirarlo hizo sonar el cristal con la madera del escritorio . se hincó en ambas rodillas tocando suavemente las piernas del hombre mientras se acercaba a él– Lo harías conmigo—
- levántate–
- Tal vez tu puta lo haga mejor, pero haré mi mejor intento–
- No quiero que hagas nada. Basta– Trató de levantarla pero ella se negó arrebatándole su brazo–
- Si quieres llamo a tu puta, Sam. Si gustas llamo a las dos. Ellas no tienen cáncer—
- Cierra la boca. No vuelvas a decir eso– Reprendió inclinándose hacia su rostro– Yo solo no quiero hacerte daño– 
- Te doy permiso que te cojas a quien quieras, Sam. Lo aceptaré con tal que no me dejes. Pero vamos, los dos sabemos que no necesitas mi permiso. No lo necesitaste antes, menos ahora–
- Eleanor, por favor–
- No te culpo. Yo también me doy asco, y me daré más cuando me pudra en la quimioterapia—
- ¡ya basta!— gritó– Deja de decir tantas estupideces, te lo suplico–
Eleanor lo miraba furiosa. En verdad creía todas las palabras que soltaba su lengua.
- Nadie quiere algo defectuoso, Samael. Nadie— 
- Voy a ignorar tus estupideces. Ahora levántate¿si? Amor– Con suavidad la levantaría, pero ella de nuevo se negó. Le insistiría una vez más, pero la puerta fue tocada y abierta casi al mismo tiempo.–
- ¿interrumpo?– Burlón, Richard se giró al ver la escena de sus amigos– Regresaré en un rato–
- No, no hacemos nada– Samael otra vez trató de levantarla, y de nuevo ella le arrebató su brazo. Se levantó ella sola molesta.
- Claro que no hacemos nada, a mi novio solo le gustan Pelirrojas y libres de Cáncer— salió de entre sus piernas tropezándolas. La joven seguiría su camino sin decir nada más, pero al ver a Richard paró en seco. El hombre traía un nuevo corte de cabello. Los lados bastante cortos y Lo único de cabello que quedaba, estaba peinado pulcramente hacia atrás.
No podía negar que el sujeto con cientos de tatuajes se veía diez veces más sexy.
- ¿te gusta?– Richard sonrió al percatarse de la mirada de Eleanor–
- Cada día me sorprendes más, Greene–  lo miró de pies a cabeza–
- Eleanor– Gruñó Samael. Estaba consciente que su esposa sólo lo hacía para molestarlo—
- ¿qué quieres que diga?¿qué se ve horrible? Ni siquiera tú lo crees– Se giró hacia Richard– Seguro a B le encantará. Lastima que ya no eres mi novio y si el de allá–
- ¡Eleanor!–  Reprendió de nuevo su esposo—
- Niña linda, sabes que cuando quieras podemos serlo– Richard le guiñó un ojo–
- Señor Greene– La joven pronunció pícara–
- Oh vaya, ahora coqueteas con él. ¡Estupendo!–  
- ¡no me grites!– Gritó en ruso-
- ¡por milésima vez, no te entiendo!¡no sé ruso!– Samael se puso de pie– ¡No sé ruso!– 
- ¡pues que bueno! ¡Porque así puedo insultarte! Asno, idiota, estupido con pene grande–
- Dios santo– Samael se talló las cienes– 
- Me gusta verles pelear. ¿Quieres que te traduzca?—
- Rick, no sabes ruso– Habló Samael con los ojos cerrados–
- Yo le enseñé, porque a comparación de ti, él tiene eso que tú no. ¡Paciencia!–
- ¡tú no sabes enseñar!—
- ha pero que maldito escocés presumido — Habló en  el idioma que su esposo no comprendía—
- ¡que no sé ruso!–
- ¡que bueno!–  miró a Richard– Diviértanse, no vayan a lastimarse–
- ¿no vienes con nosotros?–
Samael levantó una ceja incrédulo por lo que escuchaba. Su amigo siempre le había negado saber ruso.
- ¿pero qué demonios?– 
Eleanor negó y se fue.
- ¿y dónde está Dorian ?– Richard se acercó al escritorio y se sentó en una de las sillas frente a este–
- Richard, me dijiste que no sabias ruso, mentiroso–
- Bueno, tú crees que soy un estupido. De todos modos ibas a decir que no era cierto– Se encogió de hombros– ¿y Dorian? Hablé con los hermanos de Ell y siento que nos van a dar una paliza–
Samael hizo una mueca de disgusto, Richard le había dicho aquello sin afán de hacerlo sentir mal, además que sin importancia. Pero en verdad le dolió que su amigo creyera eso—
- Rick, yo no creo que seas un estupido—
- oye, tus cuñados nos golpearán ¿ y tú solo escuchaste eso? Vamos, amigo. Te apuesto cien dólares a qué alguno de nosotros sale lastimado—
- ¿Ves? Uno quiere ser sentimental contigo y no te dejas– Le aventó una bola de papel a la cara–
- Auch– Se la regresó– Oye, de lo único que vamos a hablar nosotros es de Sexo. ¿Qué carajos con los sentimientos? Amigo, somos hombres–
- Bien, maldito insensible. Hablemos de sexo– se sentó–
- Bien–
- ¿qué hay entre tú y Beverly?–
- Pues, veras, hermano– Richard se cruzó de piernas– Por las noches lloro mucho, y cuando muere la mamá de Bambi, Dios mío. Se me parte el corazón. Es tan...– Lloró falsamente, Samael negó irritado– O sea, malditos cazadores, ojalá se pudran en el infierno. ¿Sabes lo peor? También le mataron a la otra mamá. Es decir ¿que afán de hacerle la vida imposible a Bambi? Y su papá, a que hijo de perra¿no lo crees?–
- que gracioso–
- decidí abrirme a ti, Papi– Richard frunció su ceño y rió por sus propias palabras— Eso se escuchó fatal–
- ya, en serio. Ell me dijo que los encontró ya sabes– alzó sus cejas varias veces– Calentando motores–
- Pues como se lo dije a ella, vio mal. B y yo...
- ¿B y yo?¿ahora es " B"–
- Mira que su nombre es muy largo– Giró sus ojos– Beverly y yo...–
- Así qué hay un " Beverly y yo"–
- Mira Niño Rubio, deja de interrumpirme o...–
- ¿o qué?– Samael entre cerró sus ojos–
- Beverly y yo no somos nada. Punto y final. Somos totalmente...–
- ¿compatibles? Pues con razón, tienen...– Se interrumpió al ver a Richard pararse y acercarse a él– ¡mi camisa no!¡voy a golpearte– Se quejó y advirtió al ser agarrado de la camisa y parado de un tirón–  Rick, si tiras algo vas a pagarlo– Forcejeó con él–
- Como digas– Metió su pierna entre las de Samael haciéndolo caer—
- ¿pero que carajos? Soy más fuerte que tú– habló sorprendió ya en el suelo–
- No– Se puso encima de él aprisionando sus brazos bajo sus rodillas, dejándolo de este modo inmóvil–eres más alto y más pesado. No más fuerte— 
- Maldito soldado–
- Y también eso–
- ¡suéltame!–
- No no no. Recuerda, si te mueves pierdes. Quietecito. – Richard advirtió inclinándose hacia él y poniendo sus manos a cada lado de la cabeza de Samael. El hombre sometido dejó de moverse al ver saliva salir de la boca de su amigo–
- Richard, tenemos cuarenta, por Dios santo. No hagas asquerosidades— Samael giró su rostro y cerró fuertemente sus ojos y labios.
- Debo comenzar tocar las puertas– Richard se distrajo con la voz, ocasionado no poder regresar la saliva a su boca–
- Oh mierda, papi. No fue mi intención—  se quitó de Encima–
- Necesito una explicación no gay para esto– Dorian cerró la puerta tras de él–
Richard suspiró.
- Queríamos decírtelo hace tiempo. Somos amantes–
Samael gritó con sus labios cerrados pidiendo ayuda y golpeando el suelo–oh, lo siento–  Richard sacó de su pantalón un pañuelo y lo limpió rebatiendo más el líquido. Por instinto Samael dejó de respirar y lo empujó. Se paró  aún sin llevar aires a sus pulmones. Corrió al bar y agarró la botella más cercana. Abrió la ventana tras el escritorio, sacó su cabeza y mojó su cara. Respiró.
Richard soltó una gran carcajada.
- Te lo advertí–  
Cuando terminó de lavar su cara, se giró.
- ¿pero qué te sucede?¿sabes las millones de bacterias qué hay en nuestras bocas? Y solo tú sabes en dónde estuvo la tuya–  
- Pues en tu boca, Sami, porque con lo que vi. uy ¿Ell lo sabe? Quiero estar cuando se lo digan–
- Se lo diremos pronto, pero Papi al parecer nos quiere a ambos–
- si ¿y quién crees que es el pasivo?– Samael siguió la broma con el objetivo de molestar a Richard–
- Pues tú, quien más, yo estaba arriba– Dorian los miró desconcertado– Pero vamos, de todos modos, eso no es lo que estábamos haciendo. Y no te hagas, lo que tenías en la cara no era precisamente saliva–
- ¿pero qué dices?¿qué más podría ser?– Samael frunció su ceño, no había entendido –
- tú dímelo–
- Sam, justamente ahora es momento que niegues todo— Dorian se sentó–
- El idiota me estaba molestado, Dorian. Hizo  su asquerosidad con su saliva y me cayó encima–  se secó el alcohol con su pañuelo mientras explicaba la realidad de los hechos. Richard rio–
- Nah, no te creo. Es difícil tirarte, te dejaste–
- No, el idiota hizo sus cosas de tipo rudo y me tiró. Todo por decirle que Él y Beverly son novios–
- un momento ¿tú y Beverly?— Dorian giró su rostro para mirarlo–
- No, claro que no–
- si, Ell me dijo que los interrumpió–
- ¡que no!–
- ja, era de esperarse. Los dos se parecen bastante– Dorian asintió varias veces– ¡vivan los novios!–
- ¡viva!–Gritó Samael–
- Váyanse a la mierda los dos. Veré yo solo el partido del domingo—  se dió la media vuelta dispuesto a marcharse. No quería que lo relacionaran por nada del mundo con Beverly. Lo había pensando, hablarían de ella . Eso no lo permitiría. Además, él no deseaba nada con la francesa más que sexo casual, solo eso. Así que negaría todo. Y muy en el fondo, aún tenía la esperanza que Eleanor lo aceptara al menos una vez más.
- Rick , oh vamos, amigo. Regresa aquí– Samael caminó  a su dirección—
- Ya les dije, pueden irse a la mierda– 
- No seas niña, y ven aquí, Richard–
Richard se giró–
- ¿qué dijiste?— 
- Que no seas niña y vengas aquí¿acaso ya estás sordo?–
- y yo me sentaré a apreciar el momento– Susurró Samael regresando a su asiento ,llenó el vaso vacío con el líquido de la botella antes utilizado para limpiar su cara–
Richard hizo justamente lo mismo con Dorian.
- ¡ayuda!¡Ayuda!– Pero no contó que este gritaría–
- Cállate–
- ¡ELEONOR! ¡AUXILIO!–
- cállate, aquí la única niña eres tú. Cierra la boca–
- Pues suéltame– exigió– ¡ELEANOR!–
- te escupiré de una buena vez– Richard hizo saliva, Samael al escucharlo realizó un gesto de asco.
- ¡No! ¡ELEANOR! ¡ELEANOR!-
- Dorian, si viene Ele...—
Eleanor dejó la sala de estar de inmediato al escuchar los gritos. De seguro alguno se estaba muriendo. Pero vaya sorpresa con la que se encontró.
Su esposo tenía el cabello alborotado y mojado, su camisa estaba arrugada, húmeda y con manchas.
Richard sometiendo a Dorian, mientras que el último trataba de ver a su dirección.
- Ayúdame, quítamelo de encima–
Richard tragó lo que iba ser el castigo de Dorian.
- ¿quieres una explicación no gay?– Richard sonrió y acomodó su cabello—
- Quiero que te quites la camisa–
- ¿qué?–
- perdón, divagué–
- Ya quítate, Richard. Me duelen los brazos–
- Oye, dijiste que Papi era el que no aguantaba. Pero resultaste ser tú– 
- ¡bájate! Bravucón– 
- idiota–
A Dorian le gustaba molestar, pero jamás le gustó perder. Toda su vida fue quien molestaba, especialmente a su hermano menor. Si, lo protegía y amaba, pero aveces también le hacía bromas pesadas. Pero desde que Richard apareció, comenzó a probar de su propia medicina. Y no le gustaba. Le agradaba el americano, pero le fastidiaba que le gastara bromas. Jamás nadie se defendía de sus burlas hasta que él llegó. Hasta Samael había aprendido a evadir sus dobles sentidos y molestarlo.
Eso se lo agradecía, al menos Samael había tomado valor.
Dorian se paró y acomodó su ropa.
- ¿cómo puedes convivir con este salvaje?– miró a Samael, quien no decía nada con tal de ser invisible y no ser regañado–
- Tú empezaste—
- Bueno, si no te comportaras como niñita de doce años ofendida, no estaríamos aquí–
- Pues tú eres La Niña asustada gritando por ayuda– 
- Es que si no debiste gritar–
- ¿ahora lo defiendes? ¡Yo soy tu hermano! – se señaló con las manos–
- pero...–
- Oh espera, lo olvidaba, es que es ¡tu novio!– 
- No es mi novio ¿qué te sucede?– Samael Dejó su asiento indignado–
- Oh cielos, la señorita está celosa porque le quité a ¡su mejor amigo!–
- Ahora si, idiota–
- ¡Dorian!–
- aquí vamos de nuevo– Susurró Eleanor al ver a uno de sus amigos acercarse amenazante a su ex–
- si me golpeas, yo te golpearé–
- ¡Bien!–
- ¡Bien!  Round uno, señorita. Hagamos esto bien–
Richard se puso en posición de combate. Dorian hizo lo mismo–
- Round uno, bravucón–
- oigan, venimos a jugar al Fútbol ¿no?– Samael se acercó a ellos– Llevemos la fiesta en paz–
- No te preocupes, papi. Yo soy hombre, se que esto es una pelea limpia. Así que a un lado–
Eleanor frunció su ceño,  Richard había llamado más de una vez a su novio "papi" y a este no le había molestado en absoluto. No estaba segura si había escuchado bien o era sólo su imaginación.
- si, quítate–
Samael levantó sus brazos y retrocedió.
- Rick, déjate ganar– Habló Eleanor en ruso. Richard la miró–
- No es justo–
Dorian y Samael Los observaron.
- Tampoco la pelea lo es. Déjate ganar–
- Pero...
- Yo te pondré los hielos– 
Richard gruñó.
- Bien–
- ¿qué te dijo?¿qué se dijeron?– exigió Samael–
Pero Richard no pudo responder, dio un paso hacia atrás al recibir un golpe en la mejilla. El estadunidense no era un hombre agresivo, así que no se enojó o enfureció más de la cuenta. Él todo lo tomaba a juego, a diversión. Le gustaba ganar, pero igual era un buen perdedor.
Como prometió, quien celebró y se burló por varios minutos, fue Dorian. El hombre de ojos azules no estaba lastimado, pues su contrincante solo esquivó sus golpes hasta dejarse vencer. En cambio Richard, tenía un labio roto.
Gracias a eso. Los tres hombres y dos jóvenes jugaban fútbol americano entre explicaciones.
Como fue pronosticado, uno de ellos salió lastimado.
Michael le había dado un pase a Samael, pero este se distrajo al ver a Oliver caminar a lo lejos con una mochila y hablándole a esta. Aquellos segundos le costaron el impacto del balón en su ojo.
- Mierda, Fósil— Michael preocupado corrió hasta él. Samael se cubrió el golpe con su mano, le dolía terriblemente. No podía hacer otra cosa que sentarse en el pasto y dejar que se pasara el dolor.
- Debe ser una broma, amigo– Sila le descubrió el ojo– No soy doctor, pero de seguro estarás bien–
- Gracias por tu diagnóstico— Samael habló con dolor regresando su mano a su ojo. Sus amigos no tardaron en rodearlo—
- ¿Estás bien, Sam?– Cuestionó Richard preocupado. El adolorido lo miró–
- No puedo abrir mi ojo, pero si, estoy bien—
- Déjame ver, Sami– Dorian le alejó la mano– Trata de abrirlo— Samael lo intentó, pero le dolía– Ábrelo– lo intentó te nuevo– Vamos, hazlo–
- No puedo, tonto. Creo que mi ojo salió por detrás de mi cabeza– Soltó un quejido— En tres días tengo que dar cátedra, ojalá no se ponga morado—
- Vamos, Sam, hay que ponerte hielo y darte un ibuprofeno– Habló Richard ayudándolo a pararse—
- Creo que los tres necesitamos ibuprofeno. Vayas tacleadas que recibimos— todos comenzaron a caminar—
- Ancianos– los dos jóvenes se burlaron en unísono–
- Fueron las dos horas más dolorosas que he tenido– Richard comentó aún guiando a Samael por dónde caminar. Su amigo seguía tapando su ojo y quejándose lo más bajo posible–
- ja ¿ahora les duele? Me lo dirán mañana– Sila le palmeó la espalda a Dorian—
- Yo tal vez quede ciego, así que no podré volver a jugar y tampoco podré verlo—
- Si podrás verlo, te queda el otro ojo— Richard bromeó–
- Yo no se como siempre me pasan estas cosas a mi– Soltó Samael cuando finalmente llegaron a la cocina de la mansión. Se sentó mientras Richard buscaba el hielo y Dorian las pastillas, los otros se encargaron de servir agua.
- Miren eso– Sila anuncio parado frente a la puerta corrediza con un vaso de agua en su mano. Dos hombres estaban parados afuera, uno de ellos hablando por teléfono mientras el otro miraba hacia ellos.
Todos se giraron al llamado. Michael caminó hasta ahí después de darle un vaso de agua al herido.
- De seguro ya le dijeron a Eleanor que Fósil está herido– Michael abrió la puerta– ¡Largo! ¡¿Acaso también nos siguen a orinar?!– los hombres sin decir nada se fueron. Cerró– Que fastidio–
- Yo no entiendo la paranoia de Alex, y ahora se la contagió a Conejita. Por mi cualquier mafioso puede pegarme un tiro, favor que me haría– Sila se sentó a un lado de Samael–
- Ustedes los jóvenes queriéndose morir cada minuto– Richard cerró la bolsa que contenía los hielos–
- Mira, yo No intento suicidarme porque seguro quedo vivo. Imagínate, ni matarme pude—
Richard negó divertido, caminó hasta su amigo y le entregó la bolsa. Samael se quejó al sentir la frialdad.
- Duele como una patada en la bolas–
Todos miraron sorprendidos a Samael.
- ¿qué dijiste, Fósil?– cuestionó divertido Sila.
- Juntarte con Richard ya dio frutos, Sam– Dorian deslizó la caja de pastillas sobre la isla–
- Estoy orgulloso– Richard fingió llorar–
Todos rieron por un momento.
Eleanor llegó después de unos minutos con Oliver tomado de la mano y con la mochila en la otra.
- ¿le gritaste a la seguridad?– cuestionó a Michael—
- Que soplones, ¿son tus perros o los de Alex?—
- No les llames así, Mike. Ellos no los estaban vigilando a ustedes, si a este escurridizo— señaló con la cabeza a Oliver–
- Soy inocente– Se apresuró a decir El Niño–
- ¿a si? ¿Por qué nos estaban observando?— Atacó Sila. Eleanor giró sus ojos–
- Porque Oliver se escondió de sus guardaespaldas. Lo estaban buscando con ustedes. Pero como les dije que no les molestara, no se acercaron a preguntar–
-oh– Michael soltó apenado–¿entonces no sabes qué Sam está golpeado?—
- ¿papi está golpeado?–
- No mucho, estoy bien– Samael movió su mano restándole importancia a su dolor—
- Que bueno, tenemos algo que resolver—
- Ell, es en este momento donde me mimas–
- Pero dijiste que estás bien–
- Es verdad, olvídalo ¿qué sucede? No me duele tanto–
Eleanor sonrió levemente, después lo atendería .
- Bien...te encantará ver esto– Con cuidado puso la mochila sobre la isla. Oliver comenzó a sudar, por un momento la idea de correr y esconderse pasó por su mente, pero no lo hizo–
- Será difícil ver con un solo ojo–
Eleanor sacó al primer animal de la mochila.
- ¿un gato?¿de dónde sacaste un gato, Oliver ?– cuestionó Samael poniéndose de pie. Al ver a su esposa sacar a otros dos, entre abrió la boca sorprendido— ¿Oliver? No te quedes callado—
- ¡Lio!–
- ay no– susurró El Niño, su hermana había llegado corriendo a defenderlo, seguramente Franco le había dicho que estaba por ser castigado–
- Yo lo hice—
- No, no es cierto, fui solo—
- ¿Maria?–
- ah, hola papi– La pequeña le dio una rápida mirada a su padre– Fui yo quien...– al percatarse se cubrió tras Oliver—
- Mira esas cosas, son tan lindos los hijos de puta– Richard levantó uno–
- Son animales traicioneros, y apestosos— Sila hizo lo mismo pero tomándolo de la piel de su lomo, el gato se quejó– hay que dárselos a los Dóberman–
- Tio Sy, eso es cruel– Oliver lo miró enojado—
- Si, eso es cruel– Richard se lo quitó de las manos–
- Oh, a Shara le encararía uno– el último lo tomó Michael—
- Si, son bonitos, pero aún Oliver no responde lo que le pregunté– Exigió Samael–
- Es que los encontré en el bosque y no tienen mamá. Así que los alimenté...y como ha hecho mucho frío, los traje a la mansión.– explicó rápido–No me castiguen por favor— suplicó–
Sus padres se miraron por un rato.
- No, no lo haremos. Eres un gran Niño, pero Oli, no podrás conservarlos– Eleanor le acarició los cabellos—
- Pero mami,¿por qué no?— Oliver comenzaba a llorar. Sabía que eso derretía a sus padres–
- Es que...Oli, mejor hay que llevarlos a la perrera,ahí serán adoptados–
- si¿y sabes lo que les hacen si no ?– Sila se inclinó hasta El Niño. Oliver negó– Los matan o se los dan a los perros de cena –
- Oye, idiota– Eleanor empujó a su hermano quien se reía –
- mamá no– Oliver se soltó a llorar–
- Bien hecho, animal– Michael desaprobó la acción dándole un golpe en la cabeza—
- Ángel, el tío Sila miente– lo cargó y sentó en un taburete, le limpió las lágrimas– Haremos lo que papi diga ¿si?–
- ¿Yo?– Samael se señaló– ¿y qué debo decir?–
- Papi, yo los cuidaré, lo prometo–
- Yo igual quiero uno, si Lio tiene uno, yo quiero uno también– María le jaló el pantalón a su padre– Quiero uno, quiero uno– Repitió varias veces saltando–
- No no, el departamento olerá...–
- ¡Papi! Quiero uno–
- Bueno, pues yo me llevaré el blanco, se lo regalaré a Shara– Anunció Michael levantando el que tenía en sus manos–
- Yo ya dije que no, María. Habrá pelos por todas partes. Es un no– sentenció Dorian–
- Papi, por favor, di que si. Por favor por favor– Oliver juntó sus manos en súplica–
Samael lo pensó, tal vez con una mascota su hijo olvidaría un rato la pronta llegada de Andrew a sus vidas.
- Haremos esto, Dino. Me dejarás pensarlo, y si llegase a decir que "si" solo podrás tener uno–
- ¿en serio?— Oliver celebró, miró a Eleanor –¿en serio puedo tener uno?–
- Papá dijo que lo pensaría, Ángel– 
- Podrán pasar la noche aquí, mañana te diré cuál es mi respuesta¿bien?— 
- ¡si!– El Niño brincó en su asiento—
- Papi, ¿tú también lo pensarás?— cuestionó María a su padre–
- No, yo ya dije que no, princesa–
La niña lo miró mal.
- Ojalá Tito Sam fuera mi papi–
- No, tú no quieres eso–
- Si si quiero– afirmó–
- En serio, no quieres– Habló Samael–
- ¿y por qué? ¿Porque quieres un gato?–
María entre cerró sus ojos
- Ahora el Tito Sam es mi papi– Maria corrió hasta Samael abrazándole las piernas, el hombre sonrió y le acarició la cabeza a su sobrina. Tiempo atrás La Niña ni siquiera se le acercaba por miedo–
- ¿a si?–
- ¡si!—
- ¿estás segura?–
- ¡si!–
- ¡bien!– Se inclinó hacia ella–
- ¡Bien! ¡Al fin tendré una mami!– Hasta Richard, quien jugaba distraído con Los Gatos, sintió la incomodidad en el aire. Dorian guardó silencio, no tenía palabras que decir. María soltó a Samael– No es justo– Susurró– Lio tiene una mami y yo no, tiene un gatito y yo no–
- ¿Bueno pues de dónde quieres que la saque?¿de un puto árbol? La vida es injusta, linda. Acostúmbrate– espetó malhumorado–
- Dorian– Samael se giró por completo para mirar a su hermano, había sido totalmente grosero con su hija, pero le ignoró. Ahora el hombre de ojos azules estaba arrepentido, su pequeña e inocente niña tenía sus ojos llenos lágrimas, sus mejillas comenzando a pintarse de rojo y su labio temblaba–
- Adita, perdóname yo...–
- ¡ya no te quiero!– La Niña limpió sus lágrimas, y después de dedicarle una mala cara a su padre, comenzó a caminar fuera de ahí muy decidida en sus pasos—
- María, por Dios Santo— Gruñó Dorian, dejó el vaso sobre la mesa para seguirla– ¡lo siento!–
Todos se miraron entre sí.
- Y es por eso, que soy gay– habló Sila, tomó lo ultimo de su vaso, caminó hasta la isla y lo dejó sobre esta– 
- No comprendo ¿qué tiene eso con tener hijos? Puedes adoptarlos— Richard habló mientras olía a uno de los animales. Olían a chicle de Mora azul– 
- Si no los quiero por accidente, menos por decisión propia. Los bebés son un fastidio–
- más los bebés rojos. No son tiernos y apestan a establo de perros– Habló Oliver con amargura–
- Oliver, por favor– Reprendió Eleanor–
- Ahora se que el tío Sy no va a reemplazarme por El bebé rojo– 
- ¿por un bastardo? Jamás– Sila lo miró con una sonrisa– ¿quién es el príncipe?–
- ¡yo!– Celebró El Niño, amaba ser tratarlo como un príncipe, como un rey. Todo mundo lo trataba como tal. No se esperaba menos, Oliver era el primer y único nieto de Alexander.
- Así se habla– Sila dejó de sonreír al ver a Eleanor no tan contenta. Carraspeó– Y...¿ya te llegó la invitación de Massimo?–
- No— Besó la cabeza de Oliver– Ve a jugar, y dile a James que quiero hablar con ellos ¿entendido?–
- Si, mami– Oliver sonrió bajándose del taburete. Todos lo observaron tomar su mochila y recoger a los tres gatos– La cuidaré por ti, tío Mike– metió al gato blanco a la mochila con cuidado–
- Te pagaré por ello– le alborotó el cabello haciéndolo reír y después marcharse. Michael se giró hacia Samael– Fósil, perdón–
- Yo me distraje, no te preocupes– Se sentó de nuevo– Además, así Eleanor se dará cuenta que su marido para los deportes de hombre no sirve—
Michael solo negó divertido y se fue.
- Esperaba un " no Samael, eres bastante bueno"– se quitó la bolsa de hilo de la cara– De seguro jugaste de adolescente, Rick–
Richard se lavó las manos, Eleanor también se dirigió al lavabo. Cuando El hombre terminó, ella ocupó el espacio–¿eso es un si?–
- No, no jugué en la preparatoria–
- Pues parece que si– La bolsa de hielo regresó a su cara. Eleanor se acercó a él, le dio un beso en el hombro, acarició sus brazos y le quitó la bolsa de las manos.
Samael sintió la acción como un alivio a sus dolores. La abrazó de la cintura y suspiró.
Richard se apoyó con sus brazos en la isla, muy pronto él estaría en ese lugar.
- ¿y tú estuviste en algún deporte?–
- ¿yo?– Samael rió falsamente– No, hasta los 21 tuve la necesidad de pertenecer a un equipo. Mi colegio insistió y por ello se jugar polo–
- Un gran jugador– añadió Eleanor–
- Ni tanto, estoy en el equipo de Alex y jamás hemos ganado–
- Sam, sabes muy bien que esos juegos están arreglados, eso no tiene nada que ver. Lo mismo con mis competencias de equitación– Negó divertida–
- Da igual, soy muy malo–
-A ver, intenta abrirlo– Samael dejó de sentir un poco de dolor, así que se atrevió a hacerlo. Eleanor secó la humedad con una servilleta–
- Veo borroso, y duele– se quejó–
- No es tan malo, Sam. No está sangrando, solo está irritado– Calmó Richard–
- Si, cariño. Con una pomada sanará. No fue directamente a tu lindo ojo– Le besó–
- Iba a tomar ibuprofeno– comentó tomando la caja entre sus manos –
- No puedes– Le quitó las pastillas de la mano y se dirigió a Richard con la mirada– Jamás le vayan a dar ibuprofeno, paracetamol, aspirinas, en resumen, si le duele algo, se tendrá que aguantar–
- ¿y eso es porque....?–
- Porque es alérgico. Yo me enteré a la mala porque al señor se le olvida. Y si llegaran a equivocarse, denle leche, se le pasará–
- No soy un niño, Ell, puedo cuidarme solo– Gruñó–
- ¿quieres que te siga poniendo hielo? Debe dolerte mucho– Le habló con cariño como si fuese un niño pequeño mientras le acariciaba su cabello con sus manos. Samael asintió como era tratado–
Richard rió.
- Mira Eso, tan grandote y amenazante que te ves– se burló–
- Déjame en paz–
- No seas malo, Rick ,¿no estás viendo que se lastimó?– Eleanor besó la cara de Samael dulcemente–
- si, déjame–
-Él preferiría a una pelirroja haciendo esto, pero tendrá que aguantarse conmigo–
- Ell, ya basta–
- ¿qué pelirroja? Estoy perdi...ah ya¿Ana?¿Anastacia?
- No me estás ayudando, amigo–
- si, ella– agarró la mano de Samael poniendo sobre esta lo hielos. Un tanto disgustada se alejó sentándose en el taburete de alado–
- ¿de qué hablaba Silas? ¿Qué invitación de Massimo?— Cuestionó el herido dejando los hielos sobre la isla. Quería cambiar de tema, no deseaba pelear—
- Max me invita a Mónaco un fin de semana a pasarla con él. Me deja llevar a los trillizos. En algunos días llegará–
- Que fastidio, pronto entras a la escuela, no puedes— Samael atacó fingiendo desánimo. Richard le había dicho seriamente que no confiara en ese sujeto, y tomaría el consejo. Tal vez Eleanor le dijo que ya estaban casados, que no se preocupara, pero no. La infidelidad podía aparecer aún en matrimonio–
- Por eso es un fin de semana, Sam. Bueno, falto el lunes pero da igual– se encogió de hombros restándole importancia–
- ¿y se puede saber por qué debes asistir?–
- Rick, ya no eres mi novio– Giró sus ojos–
- hago la misma pregunta– Samael se cruzó de brazos, Eleanor tomó aire–
- Por amistad. El año pasado fui y no tuviste problema—
- Me duele mi ojo, pero imagina que te estoy mirando molesto– pronuncio– ¿sabes por qué no me molesté?–
- No ¿por qué?–
- Porque no tenía ni la más mínima idea que te ibas con otro hombre a Mónaco. ¿Crees que en mis cinco sentidos yo te hubiera dejado ir?–
- Pues lo hiciste, solo que te sentías tan culpable de...de...– Había olvidado el nombre de la profesora, vaya que su cerebro ya no estaba tan bien— De la profesora– Frunció su ceño– Y porqué te dije que iría con los chicos de compras–
- ¿me engañaste? ¿En serio? No lo puedo creer–
- Ja, eso mismo dije cuando te acostaste con ellas–
- No vas con ese sujeto a ninguna parte a menos que vaya yo–
-Y yo– Intervino Richard–
- Claro, como digas– Sonrió– Pero si yo fuera tú, llamaría a mis zorras—
- ¿sabes qué?– Samael se paró– Si vas a recordarme cada minuto de nuestras vidas lo que hice, es mejor que estemos sólo casados los cuatro años que quiere Alexander– Negó– Carajo, Eleanor, solo llevamos dos meses de casados ¿cómo pretendes que sobrevivamos cuatro años?–
- Ni un mes, Sam. Estamos enteros. Pero si quieres convenzo a Alex de divorciarnos mañana mismo–
- Cuándo regrese hablamos con él. Si es lo que quieres. Pero mientras seas mi esposa, no vas a Mónaco–
- Bien–
- Estupendo– gruñó antes de irse–
Richard y Eleanor guardaron silencio por un par de minutos.
- Niña linda—
- Ajam– Eleanor se puso de pie para ir a la nevera y meter más hielos en una nueva bolsa–
- Si quieres hablar...lo puedes hacer conmigo—
-dije que pondría hielo en tu cara si te dejabas ganar. Siéntate– Richard asintió obedeciendo la orden. Un poco de nerviosismo llegó a él al tenerla tan cerca–
- Niña linda, no creo que le estés recordando sus infidelidades por ninguna razón. Me gustaría saberla—
De Nuevo hizo silencio.
- No te diré porque eres su amigo—
- Se guardar secretos, lo sabes– Sonrió burlón haciéndola reír— vamos, cuéntame—
Eleanor suspiró, no estaba tan Segura de contarle, pero tampoco creía que era gran cosa.
- No quiero que esté conmigo cuando me operen y mucho menos en la quimioterapia– Al escuchar aquello, Richard le hizo quitar la frialdad de su cara–
- Niña linda, ¿por qué querrías eso?– Dejó a un lado los hielos. Calentó las pequeñas manos con las suyas–
- ¿por qué no lo querría, Rick? Nadie quiere que lo vean en esa situación. Él no se merece vivir a lado de una persona como yo–
- Ell, por Dios, no digas eso.El Cáncer tiene solución, solo será unos meses. Cualquier Hombre que te ame estará a tu lado todo el tiempo. En los días buenos y en los días de mierda– 
- ¿y qué te hace estar tan seguro? No estoy dispuesta a que Samael arruine su vida por mi–
- ¿por qué estoy tan seguro?– Richard pronunció en un hilo de voz. Eleanor negó levemente con su cabeza, estaba lastimando a otra persona, lo detestaba. Richard era fuerte, un hombre bastante duro, y ella, logró romperlo.– Porque, niña linda, yo lo haría– bajó su rostro con vergüenza, secó rápido la lagrima sobre su mejilla con su brazo y regresó a mirarla–
- Rick– Con tristeza le tomó el rostro– Yo no te lo permitiría–
- Soy un idiota, Niña linda. Yo no debí ser tan egoísta con mi corazón. Solo le hice caso a mi verga y a la razón tan escasa que tengo–
- Eso no es  motivo suficiente para tus lágrimas– Susurró Eleanor secándolas– Lo que dices no tiene sentido, Rick– 
- Esto es una tortura, quiero pasar  cada minuto contigo y no puedo, Eleanor.– Habló con rabia– Yo quiero cuidarte en este momento y en los peores. Me siento tan inútil, no puedo hacer nada por ti porque no soy el hombre que amas...el que está a tu lado–
- Eres mi amigo y...—
- ¡yo no quiero ser tu amigo!– exclamó no tan alto– Quiero que me ames a mi, quiero ser yo el maldito hijo de perra que te vea vencer el puto cáncer– Eleanor no sabía que decir, solo limpió las mejillas del hombre– Por favor, niña linda– Cerró sus ojos y bajó el rostro– Se que jamás vas a amarme como a Samael. Es una tontería pedirte que lo dejes por mi, nadie en su sano juicio dejaría  a alguien como él por un americano estupido como lo soy yo–
- Rick, prometiste que esto no pasaría, lo juraste—
- Entonces lo siento– susurró– Puedo verte de lejos siendo feliz, Eleanor. Pero no estoy dispuesto a vestirme de negro por alguien que amo– Ella le obligó a alzar el rostro–
- ¿qué deseas Rick? Haré lo que quieras. Dios sabe que a pesar de no estar contigo, siento amor  por ti, y con ello, tristeza de tus lágrimas–  Richard trató de sonreír, pero solo sus labios hicieron una mueca de dolor. Le gustó escuchar esas palabras, pero no podía dejar de pensar en un horrible futuro–
- Solo quiero que aceptes mi ayuda y me dejes estar contigo sin importar qué. Y quiero que me dejes amarte. No te pediré que me elijas a mi, porque soy consciente de mi posición en tu corazón–
- Está bien–
- Júramelo, júrame que me tomarás en cuenta–
- Juro no oponerme a que arruines tu vida conmigo, Rick–
- Te amo, niña linda– Richard le acarició las mejillas con sus pulgares– yo no debí dejarte ir...pero supongo que eso ya está en el pasado—
- Si, supongo que si— Eleanor suspiró, Richard era un hombre grandioso, si, tal vez sentía algo de amor por él, pero no era el mismo que sentía por Samael.
Richard, por otro lado, se obsesionó con ella desde el primer día que la vio, y si bien solo quería acostarse con ella, Sus planes cambiaron sin él saberlo. Confundía su deseo con el amor que sentía, hasta que la noticia de una posible pérdida llegó a sus oídos.
O simplemente, su obsesión era tanta que a simple vista se confundía.
Ella no podía negar que las palabras y lágrimas del hombre las sintió en el alma, las palabras de amor siempre harían algo en la persona, aún si no soy correspondidas. Te harían pensar en ellas varios días.
Pudo haber decidido ser cruel y obligarlo a detestarla, pero algo en ella le dijo que no. Richard  solo quería ayudar, nada más.
- perdón, Rick. Te he hecho llorar. Yo no creí ser tan capaz de joder a una persona a ese punto. Tú siempre sonríes y mírate...yo no quise en verdad—habló arrepentida. Jamás creyó verle de esa forma–
- Yo se como me quitarás mi pena...al menos por un rato—   Sin temor a ser vistos  por alguien, Richard se atrevió a besarla. Pensó que no iba a ser correspondido, pero fue lo contrario, Eleanor lo dejó, y siguió aquel lento beso. Quizá por la nostalgia de una relación anterior, o tal vez sólo diversión.
Mientras las manos de su ex amante rozaban su cuello, se preguntó si lo mismo habrá sentido Samael cuando se encontró con Ana. 
Un gruñido de dolor por parte de Richard la hizo recordar el labio roto del hombre. Se alejó de inmediato–
- Lo siento, Rick. Lo olvidé–
- No, no importa– quería más y no perdió oportunidad para conseguirlo. Esta vez la acercó lo más que pudo a él metiéndola entre sus piernas Bajando un pie al suelo. 
Estaba nerviosa, sabía que estaba mal, pero estaba sintiendo ese beso tan bien, que no deseaba pararlo. Sin permiso, el mayor tomó una de sus pequeñas manos y la hizo deslizar por su pecho hasta llegar a su abdomen, la otra, por decisión propia, ella se sostuvo de la pierna masculina. 
No tardó en darse cuenta que aún el sol entraba por las puertas, que alguien podría verlos a lo lejos o entrar en cualquier momento a la cocina.
- Basta– detuvo el beso soltándose de él– No está bien. Alguien nos puede ver, no quiero problemas. Perdóname–
- Bien, lo solucionaré–  se paró, la tomó de la mano y la jaló hasta dentro de la despensa. - Aquí nadie nos ve–
- No me refería a eso– sonrió divertida–
- Da igual– le devolvió la sonrisa.
Con delicadeza la pegó a la puerta  comenzando un nuevo y apasionado beso que él deseaba desde hace varios días.
Eleanor soltó un gemido inconsciente entre los besos, enloqueciendo una vez más al hombre. Aquel sonido que tanto extrañaba le dio permiso de bajar sus besos hasta el delgado cuello mientras una de sus manos se apoyaba en la madera y la otra se deslizaban tocando sus pechos hasta llegar a su cintura y apretarla. 
Las manos de Eleanor tampoco ayudaban a su cordura, le acariciaban los cabellos y el cuello hasta bajar y estacionarse en su torso. 
Richard no solo quería besos e inocente tacto. 
Quería tenerla para él sin importar el lugar donde estuviera. 
Le robó un par de gemidos más para después separarse lo suficiente de ella y comenzar a desabrochar la camisa café que traía puesta. Eleanor lo observó descubrir sus tatuajes hasta llegar a la calavera varios centímetros bajo el ombligo, no era tan Grande, así que el pantalón solo cubría unos milímetros de esta.
Había bastantes tatuajes en la piel del hombre. Le encantaba cada uno de ellos. Lo jaló de la abierta camisa para acariciar lo descubierto. 
Sintió temblar al hombre cuando sus dedos rozaron cerca del camino a la parte abultada de su pantalón.
Richard se dejó tocar, estaba contento, aún le parecía atractivo a su ex amante. Le fascinaba ser observado por ella.
Estaba excitada, Richard era sexy, deseaba hacerlo con él, pero no estaba bien. No arruinaría lo que tanto le costó recuperar con Samael por sexo. No necesitaba hacerlo con otro hombre si tenía a su novio, el padre de su hijo.
- No puedo hacerlo, Rick–   Negó con un suspiro–
- Pero...¿pero qué sucede?—  acarició sus cabellos con tristeza–
- Solo no puedo hacerlo. No podría vivir con eso. Y Rick...no arruinaré la amistad que tienes con Sam–
- Niña linda, él no se debe de enterar– juguetón le acarició los labios con su dedo pulgar por unos segundos hasta que ella soltó una risita.
Tomó aire abrochándole la camisa desde arriba.
- Rick, con solo estar aquí contigo, me convierte en una zorra. Bueno...– negó– ya era una zorra, mejor dicho, una puta–
- No digas tonterías, Eleanor–
- Tú muy bien sabes que me acosté con Samael cuando salíamos–
- Diferentes circunstancias. Jamás te llames así, menos frente de mi–
- Bien– abrochó el último botón, acomodó la camisa y sonrió– Perfecto–
- No te obligaré a nada, cariño. Pero cuando quieras, aquí estará tu americano favorito– la besó de nuevo entusiasmado– Me quedaré un rato aquí– buscó entre sus bolsillos sus cigarrillos y mechero.
- ¿me das uno?–
- Si, claro– Le entregó uno y encendió, después él hizo lo mismo– ¿Podemos fumar aquí?—
- Si Beverly puede usarlo de motel ¿por qué no fumar?– Bromeó apoyándose en la pared. – Es broma– añadió, tal vez su comentario podía herir o molestar a Richard, al fin de cuentas,algo tenían–
- Ella no es nada para mi, niña linda–
- ¿y por qué no? Pareciera que te avergonzaras– frunció su ceño interrogándolo, Richard negó soltando el humo de sus pulmones– Rick, B es una gran mujer. Los hombres sólo ven en ella una modelo y una facilota–
- Ella es bonita, muy bonita, pero no pienso eso. Solo Beverly y yo somos muy iguales. ¿Y sabes algo? Me he dado cuenta que soy un fastidio de persona–
Eleanor rió
- Si, ambos son muy parecidos. Para mi son divertidos, nada de fastidiosos. Bueno...B...–hizo una mueca– como sea, deberías tal vez intentarlo. Ella es muy inteligente–
- ¿en serio?– Preguntó sorprendido, Eleanor lo miró divertida por su reacción– Es decir...bueno, no hay otra forma de decirlo–
- Parece una tonta y se comporta como una. Pero Rick, Beverly está graduada con honores de la Sorbonne y está a cargo de invertir a nombre de mi empresa en la bolsa de valores. Algo que me explicó y sigo sin entender. Cada mañana se lee el periódico y hace llamadas a saber dónde–
- ¿qué?–
- ajam. Me has visto bromear con el " tú no trabajas" pero es solo eso, bromas. Yo tengo dinero por mis herencias, pero B, Dios– Abrió sus ojos más de la cuenta– Grandiosa–
- Ell– Richard sonrió–¿me estás vendiendo a tu prima?–
- Que gracioso–
..................
Largo porque que pereza dividirlo. Ya está en serio a muy poco de acabar.
¿Creen que Eleanor muera?
Ah por cierto. Disculpen los capítulos aburridos, pero en algunos se denotan o se denotarán los posibles futuros de los personajes. Creo...no me crean mucho.

MY DADDYDonde viven las historias. Descúbrelo ahora