Capitulo 9

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Halloween se  acercaba y eso significaba que su abuelo haría  un viaje que duraría hasta Año Nuevo,eso era común,ambos estaban acostumbrados ,era ya una rutina.
Su colegio ya Estaba siendo adornado para la fiesta de disfraces que se haría por la noche del 31. Eleonor y María salían a pedir caramelos y después de media noche se disponían a comer todos esos dulces en casa de alguna de las dos mientras veían películas de terror.
Eleonor dejó intacta su sentencia, no le hablaría a Samael a menos que sea necesario. Sus clases se suspendieron. Todos contacto había sido terminado. Samael seguía insistiendo. Su ahora intento fue ser su niñero mientras su abuelo salía a cenar con algunos otros hombres.
- ¿qué quieres hacer? Podemos retomar las clases.
- Eres un idiota– se paró se su asiento molesta, por él no le habían dejado salir con María, con la excusa que ya era muy tarde. Samael la siguió.
- ¿podemos hablar?– sostuvo la puerta de su habitación antes que se la estrellara en la cara.– déjame pedirte perdón. No debí decir lo que dije.
- Tengo tarea, sal de aquí– le señaló la puerta.
- No es verdad, ya estás casi en vacaciones–
- Sam, ya te dije que no quiero nada contigo. Es verdad, soy una niña– intentó empujarlo.
- Quieres que me arrodille para que me perdones– Eleonor sonrió divertida.
- ya vete– gruñó.
- bien, lo haré– cerró la puerta tras de él.
- Bien, quiero ver eso– puso sus manos en su
Cintura. Samael lo hizo.
- Bien, te pido disculpas. Fui un idiota.– le tomó la mano– vuelve a ser mi linda novia.
- Nunca lo fui– espetó, tomó su corbata– te perdono.– lo acercó a ella jalando de su corbata con fuerza. Samael hizo una mueca de dolor.– ¿ en serio crees que soy una niña?
- Para mi lo eres, pero mi mente...– suspiró al sentir los labios de ella rozar los suyos.– me has castigado lo suficiente para aprender mi lección– suplicó sus besos.
- párate, sam–él lo hizo– ¿que tienes que hacer en halloween?
- Trabajo hasta las 2– respondió.
- Bueno, el novio de María nos acompañará a pedir dulces, también invité a Dorian...si quieres venir, estás invitado.– le soltó la corbata– ¿ o es muy infantil para ti? – lo jaló de la hebilla de su cinturón hasta el pasillo.
- No, iré contigo. ¿Como invitaste a Dorian primero?–
- si tú no ibas, necesitaba con quien divertirme– entró a su habitación.
- ¿qué clase de diversión? – preguntó
- Diversión– cerró la puerta.
-Oye, me siento muy contento de que hayas ganado ese reconocimiento.Nunca me llegó una copia de ese ensayo— gritó cerca de su puerta– Lo terminé de leer. Es fantástico. Creí que nada de esto te gustaba– se relamió los labios.
- No creo que sea mejor que la tesis de William– gritó
Samael frunció el ceño sin entender.
- ¿De qué estás hablando?– preguntó, intentó abrir la puerta pero esta tenía seguro.– ¿que tiene que ver eso con lo otro? Otra cosa ¿desde cuando ibas a entrar a Cambridge? ¿Harvard? ¿Acaso debo saber alguna otra cosa?– Eleonor abrió la puerta– tu ensayo es sorprendente.
- Pero no mejor que el de William–
- Bueno, si lo vemos desde una perspectiva...– calló– Te diré la verdad. Son trabajos que no se pueden comparar. Tú le llevas una enorme ventaja, haz leído más libros en que apoyarte, en cambio Ana...bueno, se apoya en sus palabras.
- Ya veo– soltó una risa – En conclusión....
- ¿por qué me pones en esta situación?–
- Samael, dime–
- Las dos son excelentes–
- Pues déjame decirte que he leído esa tesis. No se de que tanto se impresionan– le dió la espalda, se acostó en su cama boca abajo. Samael negó divertido.
- Debo imaginarme que tienes alguna clase de rivalidad con la señorita William– se sentó alado de ella.
- Por su culpa no entré a Cambridge el año pasado. Esa tesis que lees es en realidad una prueba que pidió el departamento de filosofía a diez aspirantes–
- ¿Está usando un trabajo viejo?–
- Si, durante el periodo en que debíamos escribir ese trabajo de investigación nos hospedamos en la universidad. Al final solo quedamos tres, un chico, willian y yo, el chico mandó su misma investigación a Harvard y lo aceptaron, así que...
- Willian fue la que ganó–
- Si, lo hizo, robó mi trabajo, no lo pude entregar, así que perdí. Ayer que leí esa tesis me di cuenta que la mayoría de sus páginas son cosas que realmente yo escribí.–
- ¿En serio?– preguntó sin sonar que no le creía.
- ah ya veo, la mustia te ha engañado con su papel de conejo rodeado de lobos– Dijo molesta. Lo miró mal– Créeme o no Samael, realmente no me interesa. Ahora largo de mi habitación– se sentó en el centro de la cama.
- ¿Me crees tan estupido?–
- ¿Eres hombre?– giró lo ojos. Samael se removió el cabello con la mirada al piso.
- No sabes a la cantidad de profesores que se ha cogido– al escucharla la miró de inmediato.
- Oye, eso se escucha mal viniendo de ti–
- Ahora pareces mi padre–
Samael sonrió.
- No pasará conmigo, así que no te pongas celosa–
- ¿Celosa?– se mofó– No estoy celosa. Solo me enoja que crean que es perfecta–
- Tú eres perfecta. Para mi lo eres– se acercó a ella lo suficiente para poder acariciarle el rostro– ¿Quieres que ya no apruebe su tesis?–
- No hace falta, déjala ser. No me gusta ser vengativa– rió.
Samael sentía cosas que no sabía explicar. Pero estaba seguro que se sentía culpable por estar con una niña de 17 años siendo él un adulto. Podía ser su padre pero en cambio, es su amante. Le molestaba el hecho de no poder ser libre con ella. De no poder salir a la calle sin que hablen de ellos. Le daba coraje no poder desearla con libertar, hasta sus demonios sabían que lo que hacía estaba ma, ellos mismos le rogaban que la dejara y siguiera con su vida. Samael lo haría, él se lo había puesto de meta, solo que no sabría cuándo lo haría. Tal vez lo suficiente tarde como para partirle el corazón.
.....................
Halloween había llegado, la noche se acercó con rapidez. El abuelo de Eleonor había iniciado su viaje esa misma mañana, así que, lo que restaba del año lo pasaría con su mejor amiga. María era hija de Doctores muy reconocidos en Europa, especialmente en su lugar de origen, Italia, la mayoría del tiempo no la pasan con ella y las fiestas no era una excepción. La familia de Eleonor y maria siempre pertenecieron a la alta sociedad, por eso, de muy pequeñas se conocieron en una de aquellas cenas exclusivas para académicos o algunos otros reconocidos profesionistas. Dorian y Samael tuvieron otra historia, nacieron y crecieron en un orfanato en escocía, el dolor de cabeza de todas aquellas monjas, sobre todo del Cura encargado del establecimiento. Este hombre fue quien los instruyó en el arte italiano. Samael pensaba mucho en ello, aunque no fuese lo totalmente correcto, fue lo mejor para ambos.
- Aquí estás– Dorian le dió una palmada en el hombro a su amigo, se acomodó el maletín que se le había resbalado– ¿Listo para hoy? Vamos.
Ambos comenzaron a caminar hacia el auto de Dorian.
- Creo que no iré– Dijo dentro del auto.
- ¿Por qué? Eleonor te invitó– puso en marcha.
- Bueno, te invitó primero a ti– Carraspeó.
- No seas idiota–
- Somos adultos, no creo que sea correcto– Negó varias veces– No tenemos edad para comportarnos como adolescentes.
- Sami, vamos a divertirnos un poco. Mira que iré yo y no tengo pareja. Tú podrás coger esta noche–
- yo no...– suspiró con desagrado– yo no voy a coger a nadie.
- En fin. Conseguí esto– sacó de la guantera una bolsita con cocaína, se la entregó– Es fuerte, cuidado. Compré algo más pero...
- No tienes pensado llevar esto en la noche– habló.Dorian lo miró mal.
- Claro que no. También compré marihuna– se burló.
- Son niñas– suspiró
- A esa edad...
- Dorian, no– guardó lo que le dió en su saco.
- Bieeeeen. Te prestaré algo de ropa para que no vayas a tu casa–
- Claro–
- la cena es a mediados de noviembre–llegaron al departamento de Dorian– muy bien, llegamos.
- Me di cuenta–
.........
La noche había llegado, era fría. El vecindario era más oscura de lo normal, los niños estaban por todos lados con disfraces de todo tipo. Eleonor y María solo compraron máscaras y antifaces para sus amigos.
- Soy el llanero solitario– Tomas tiró su cigarrillo.
- Yo el zorro– Dorian sonrío
- Bien, me quedé sin personaje– Samael tomó una calada de su cigarrillo casi terminado.
- Tuxedo mask– Dorian comentó
- Mejor Arrow– Tomas propuso. Rió
- uh ya, linterna verde–
- Nah, ya se...como se llama...ya, el soldado del invierno– Tomas abrazó a su novia al decirlo.
- tengo uno mejor– Dorian sonrío ampliamente– Christian grey.
- ¡Es excelente para ti!– se burló Tomas.
María y Eleonor se miraron.
- Cuidado señoritas, no les vaya a castigar– lo dijo con seriedad para sus amigos.
- oh si papi, pégame– Dorian y Tomas comenzaron a hacer ruidos extraños.
- Que inmaduros– Susurró- Prefiero ser otro, Gracias.
- Y nosotras somos las niñas– María se rió, ambas entraron a la casa.
Samael soltó el cigarrillo terminado.
- Chicos, estoy muy drogado– Soltó Tomas al verlas entrar.
- te dijimos que nada de drogas, idiota– Masculló Samael.
- Si, verán, cuando recibí el mensaje ya lo estaba. En realidad la historia es graciosa– rió
- Vale ¿y?– Dorian le dió un golpe en la cabeza.
- Bueno, terminé de tener el mejor puto sexo de la historia de mi vida...y bueno ella– abrió los ojos como si estuviese sorprendido– Me me me me dió extasis...ni siquiera me di cuenta, y y y....
- Oye pero...
- Cállate. El punto es que bueno, después me dijo si quería marihuna y aquí estamos– señaló con su mano al frente– ese maldito dinosaurio ya me está dando miedo– Samael y Dorian se miraron y rieron.
- ¿quién carajos te dió tanta droga?–
- Pues María, Sami–
- Vaya. Creí que éramos los pervertidos. Vamos a dentro– Samael negó, lo siguieron.
Más tarde regresaron a la casa de María con bastantes dulces.
Todos se pusieron frente al televisor que transmitía una película de los 90s.
- Fui al estreno de esta película– Habló Tomas.
- Nosotros la rentamos– Dorian prendió un cigarrillo.
- Y nosotras por Netflix– Eleonor se paró, de la cocina trajo un enorme tazón de fresas.
Samael la abrazó por los hombros.
- ¿alguien quiere?– preguntó. Dorian y Maria tomaron algunas.
Al pasar las horas la película acabó.
- Bien chicos. Tendré que irme– Dorian habló parándose del sofá.– Tengo cosas que hacer mañana.
- No te vayas aún–
- Tengo que– hizo una mueca.
- Íbamos a poner otra película Zorro– María le dijo– y a jugar algunas cosas más.
- Qué descansen, y usen condón–
- Anotado– Maria volvió a hablar.
Se despidió de ambas con un beso en la mejilla.
- Nos vemos– salió de la casa.
- Bien,¿que quieren ver?–
- pongan lo que quieran, iré por unas mantas– antes de subir las escaleras se detuvo. Comenzó a imaginarse la peor escena de terror y suspenso. Se rió de ella y subió. Corrió de ida y vuelta como si alguien le estuviese persiguiendo.
Le tiró una a su amiga. Se sentó de nuevo al lado de Samael.
- ¿Tienes frió?– él negó. Eleonor se cubrió. La película comenzó. Minutos más tarde llegaron mensajes al celular de Eleonor, lo único que hizo fue poner la pantalla hacia abajo en la mesa que estaba frente  a ellos. Samael tenía celos, nadie tenía que hablarle a estas horas. Deseaba tomar el móvil y saber quién era. Cada vez que veía encenderse la pantalla necesitaba ver aún más. Los minutos pasaron, el celular vibró con fuerza, había entrado una llamada. Eleonor la dejó pasar. Pensó qué tal vez así recibirían el mensaje de " no te voy a contestar", pero no fue así.
- Contesta o juro tirarlo por la ventana– María espetó, Samael celebró en su cabeza, al menos así podría saber de quién se trataba.
- Está bien– gruñó. Samael la miró confundido, ¿en verdad no contestaría ahí mismo?
- No tardo, no pongan la película en pausa–
- Créeme no lo iba a hacer–
Quiso concentrar en la película, no lo logró, se paró de un brinco, siguió su voz hasta encontrarla en la cocina. Estaba de espaldas con la cabeza hacia abajo.
- Dije que no– levantó el rostro– ¿por qué? Está mal. No volverá a pasar.
Samael hizo su propia película. Alguien desconocido tocándola, amándola. Nadie más podía hacer eso más que él.
- estoy ocupada, adiós– colgó– Idiota.
Se giró, al levantar la vista de su celular se encontró con Samael, dió un salto.
- Me asustaste– Sonrío
- ¿Quién era?– Preguntó
- Nadie de importancia–
- Eleonor, Dímelo– Frunció el ceño
- Ya te lo dije, nadie– negó– Sam, tranquilízate– Pasó a su lado.
- ¿te ves con alguien más?– Eleonor se giró, rió
- piensa lo que quieras– siguió su camino, Samael la siguió.
- Vamos a entrar así que dejen de manosearse– avisó Eleonor al estar a un metro de la sala. Ella y Samael tomaron sus asientos, Eleonor se tapó con la manta.
- Es mejor que me vaya– le susurró.
- Sam, por favor– suspiró, puso su mano sobre su pierna, la subió un poco más .Samael tragó saliva.
- Ell, no– masculló.
- Si saliera con alguien más no estarías aquí– subió su mano un poco más hasta rozar su entre pierna. Samael respingó, miró a la otra pareja, ellos estaban muy entretenidos en la película– Eres perfecto para mi– bajó la cremallera de su pantalón. La detuvo.
- No, ell–
- Cálmate o nos verán– besó su mejilla. Cubrió su mano con la manta. Samael soltó aire con nerviosismo. Cerró los ojos al sentir contacto.– No seas obvio.
- Me estás masturbando, no me pidas mucho– susurró en su oído. Pidió gracias por estar apagadas las luces.
- Bueno, de otra forma te habrías ido– le dió un beso en los labios– pero no estamos solos– soltó su erección. Samael rápido dejó todo en su lugar. Sonrió divertido.
- Buen juego, muy bueno– se acercó a su oreja– No sé cuándo será, pero juro algún día cogerte tan duro que gritarás mi nombre.

MY DADDYDonde viven las historias. Descúbrelo ahora