Las lluvias de abril traen las flores de cerezo de mayo. De esa temporada sin promesa y sin fin.
El viento frío que se lleva los recuerdos a su paso, se convierte en tierna brisa que acaricia tus cicatrices como si besará los recuerdos antes de irse.
Al mantener el arrepentimiento de una relación rota entre tus brazos, te aferrabas a la luz aunque era más fría que el invierno que se trataba de liberar en tu interior. El oscuro invierno que retaba con enterrar mi corazón desolado le hacía frente a la voluntad de mi cuerpo.
Después de una lluvia de lágrimas que ayudo a crecer la flor del odio y del rencor llego tu fuego ardiente que hizo secar la laguna de tristeza que se desbordaba en mi ser.
Al igual que los capullos cerrados de las flores de verano que florecen cuando la temporada de invierno termina, mi amor renació de entre la nieve estéril.
Cuando la noche caiga, asegúrate de derretir toda la frialdad de mi alma y no dejar cenizas que recuperen el calor en mi interior.
No permitas que la luz del sol llegue a mis heridas, y espera a que la primavera cubra todo el bosque muerto que solía ser yo. Cuando mis flores vuelvan a renacer, estaré lista para aceptar tu eterno otoño que mantendrá el equilibrio entre muerte y resurrección de mi alma.
- H. S. K.
ESTÁS LEYENDO
Pensamientos a la 1:00 a.m.
Short StoryA veces... Las verdades de la madrugada son las más fuertes... Pero quien dice que no son las que más alivian.