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Con la poca cordura que le quedaba a mi mente, con los escasos latidos que mi corazón anhelaba sentir, con la tristeza a flor de piel te seguía esperando.

Y te espere toda la noche, todo el día, y toda la vida que se me fue en un parpadeo.

Espere... Sentada mientras miraba con los ojos cristalizados la pantalla de ese móvil. Espere... Mientras mi cerebro escuchaba tu notificación, jugando con mi corazón y mi esperanza. Espere... Con el pecho dolido y la garganta cerrada... Espere...

El silencio jamás había sido tan tortuoso y tu indiferencia jamás había sido tan notoria. No te importo esa despedida repentina. No te importo lo corto de mi mensaje. No te importo que en silencio te pedía a gritos. 

Muchos recuerdos, muchas inseguridades y muchos dolores me quemaron en el alma. Muchos pensamientos que me llevaban a mi tortuoso pasado parecieron atacarme en el momento de tu ausencia; y los demonios que me envuelven se marcharan con los rayos de la mañana.
¿Tú también regresaras?

Sé que no lo sabías, pero dolió. Te perdono porque estas aprendiendo, pero te inmortalizo en los cristales que lloré por ti.

-H. S. K.

Pensamientos a la 1:00 a.m.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora