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Muchas veces he visto en tus ojos la preocupación de no lastimarme.

Sé que sientes la necesidad de mantenerme a salvo, incluso de tí.

Aprecio que quieras cuidarme, pero no deberías hacerlo; ese no es tu trabajo.

Eventualmente me lastimaras sin quererlo. Tal vez por un mensaje cortante, tal vez por una llamada que nunca llegó, tal vez por una promesa rota, que aunque no quisiste, se te olvido.

No quiero que nunca me lastimes, no quiero que me trates como a una porcelana, no quiero que pienses en lo débil que soy, que aunque es verdad, solo te restringe.

Solamente quiero que me ames con todos los riesgos que eso implica; para que cuando en serio me lastimes, sonría mientras lloro. Aceptaré el dolor con los brazos abiertos si me amaste sin límites.

Y si ves esto: Sí, me lastimaste. Pero te sigo amando sin importar qué, porque el dolor es pasajero si mañana vuelves a mí.

-H. S. K.

Pensamientos a la 1:00 a.m.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora