—Ella no es un animal para que diga esto, pero últimamente ha tenido un comportamiento muy extraño, me preocupa -le confesó con la cara arrugada-. Desde el lunes que la noté como una delincuente, sabe bien a lo que me refiero, es como si quisiera tapar su delito—¿Su delito? -se extrañó y se echó a reír, su risa alivianó a la anciana por unos segundos-. Pero cómo se le ocurre decir semejantes barbaridades, Mi -simuló secarse un par de lágrimas con la parte trasera de su mano-. Ella no tiene ni el espacio suficiente para respirar aquí, ¿cómo cree que Hee va a cometer un acto vándalo?, por mucho, su verdadero crimen serían las ansias por huir del sótano
—Pero ella ya no lucha por salir de ahí -chasqueó la lengua con gran astucia, la mujer llegó al clavo en un dos por tres-. Aquí está pasando algo muy extraño, primero quiso arrancarse los cabellos de lo sucedido en la noche del domingo, no quiso dirigirme la palabra con justa razón y ahora está soportando los maltratos de esa bestia, con cuerpo de hombre y mentalidad de niño
A pesar de que ya se lo había pensado, volvió a analizar sus palabras.
—Aguarda, aguarda -agitó las manos-. ¿A qué te refieres con arrancarse los cabellos?, ¿qué ocurrió el domingo por la noche? -la señora abrió los ojos de par en par y no supo dónde meter la cabeza, por primera vez se le había ido la lengua-. ¿Qué pasó ese día, Mi?
—No tengo ni la menor idea -respondió con la verdad-. Creí haberlo interpretado, pero platicar con ella el día de ayer me ha abierto el cerebro, tengo una maraña de moscos en la mente, no puedo pensar con claridad, no quiero ni imaginarme lo que ella ha de estar sintiendo
—Pero lo sabe -inquirió-. Sabe lo que sucedió, se está comiendo las pistas, Mi, y eso es malo para la salud, puede engordar, tragarse el más mínimo antecedente es un factor que puede afectar la misión, ¿qué no ha aprendido? -no quiso ser grosero, al contrario, intentaba convencerla-. Lleva toda su vida en el cártel y no puedo creer que no me quiera decir el armamento que traía el hombre vestido de civil
Bien lo decía él, los sesenta y seis años que la señora Young Mi había vivido con esta familia no eran solo arrugas ni ternura, ella es un alma vieja con un historial importante dentro del cártel, pero resultaba ser que por primera vez Hee era una abusadora y la mayor era su cómplice, jamás la traicionaría.
Cuídate de hacerlas, porque de pagarlas no se salva nadie; regla número cinco en la escala de la maldad dentro de la mafia.
Y ahora que la recitaba dentro de su mente, comprendía que no solo era una referencia de rencor y miedo, no, ahora entendía que todo lo que se decía y hacía podía traer una dolorosa consecuencia, delatar a Hee significaba ponerla en charola de plata hacia su peor pesadilla.
—Joven Jin, ¿usted sabe por qué la mafia es una porquería? -observó con detenimiento como se quedaba sin palabras-.
—¿Pero qué dice?, la mafia es una porquería para quien no conoce el exterior, la sufre todo aquel que quiere seguir viviendo bajo un mundo lleno de mentiras, para quien está consciente de que uno tiene que luchar por un futuro mejor, es un manjar de uvas y vino
—Esto es tan típico de ustedes... -agitó la cabeza con decepción-. Joven Jin, ¿por qué será que existen incontables víctimas en cada rincón de un mundo quebrado? -esperó su respuesta, pero al no recibirla, prosiguió-. Porque está roto, fue mal sanado, los parches con los que quisieron juntar sus pedazos fueron mal hechos, el mundo está curado a malos modos e ignorancia, ¿cómo era eso que tanto les gusta decir?... ¡ya lo tengo! -chasqueó los dedos-. "Puto maricón si te atreves a contárselo"
Las palabrotas no se sueltan nada más porque sí, las groserías orales tienen un significado, los niñatos que se divertían diciéndolas en las aulas del colegio se veían patéticos por querer aparentar madurez.
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La muñequita de un demonio |JJK (+15)
FanfictionEl señor Jeon, se aprovecha de la obligación establecida en el contrato y comienza a cuidar de la mujercita como si fuera suya. Convirtiéndola en su niña consentida, protegiéndola del mundo exterior. Hee, queda embelesada con la actitud paternal del...