[ 𝑷 𝒊𝒄𝒏𝒊𝒄 𝒆𝒏 𝒆𝒍 𝒃𝒐𝒔𝒒𝒖𝒆 ]

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Sus pasos resonaron cerca del pasillo dándome la señal de esconder el libro bajo la almohada y volver a recargar la cabeza entre las rodillas.La manija giró y su gran figura masculina se hizo presente en el sótano.

—¿No vas a tomar el desayuno? -preguntó con la voz ronca-.

Alcé la mirada,portaba una camisa blanca bien justa al torso y pantalón de vestir negro,se veía realmente elegante.

—A la señora Mi le doy veinte wones más para que compré lo necesario para otro plato,que es el tuyo -ahora me reprochaba por ser un humano y tener la necesidad de comer-. No pienso seguir haciéndolo,veo que prefieres quedarte en los huesos

No le agradecía el reproche,pero si el que sacara de su billetera un par de billetes más.

¿No tienes nada que decir? -estaba agotando su paciencia,lo sabía-.

—Estaba a punto de ir por mi plato -defendí-. Es solo que no quería interrumpir tu desayuno

—Párate -arrugué la frente-. ¡Anda,párate! -exigió-.

Mi cerebro hizo reaccionar a mi cuerpo,él era listo,me recomendó obedecerle a no ser que prefiriera una bofetada,así que obedecí a mi cerebro no al Sr.Jeon.

Y lo único que hizo fue mirarme con detenimiento,empezó por el cabello,me miró a los ojos,inspeccionó cada rincón de mi rostro y luego me hizo girar en mi propio eje para seguir con su revisión,cuando creí que había terminado,volvió a mirarme directo a los ojos.

—¿Qué pasa contigo? -su respiración chocó con la mía-.

—¿A qué te refieres? -hice mi mayor esfuerzo por no apartar la mirada-. No me pasa nada

—¿A no? -recargó su peso en la pierna izquierda-. ¿De la noche a la mañana dejas de ser tartamuda? , ¿No pasaste frío? , ¿Cenaste tan bien que ahora no tienes hambre? , ¿Me contestas con indiferencia?

Entonces entendí que a él le molestaba verme tranquila.Le retorcía verme en paz,mientras que yo sonreía al saber que no alimentaba su ego.

Sr.Jeon -me miró atento-. Yo estoy bien -afirmé,por que sí que lo estaba-. Pero, ¿Y usted? , ¿Acaso se preocupa por mi? , ¿Me presta atención como si fuese su dinero?

Cabé mi propia tumba.

—No digas tonterías Park Hee -sonrió con malicia-. Tampoco te sientas importante,mi dinero tiene más dignidad que tú cariño..

La sonrisa que apenas se formaba en mi rostro pronto se borró ante sus palabras,el estómago se me revolvió y sentí que en cualquier momento podría desaparecer,me sentía una hormiga a su lado.

—¿Y ahora qué sucede? -delineó mi barbilla-. ¿Tán rápido se te fue la valentía?

Me regaló una sonrisa endemoniada.

—Te recomiendo cuidar lo que sale de esa boquita -retomó su postura-. Claro,si sabes lo que te conviene

Antes de irse,me miró unos segundos y salió del sótano dando un portazo,se me enchinó la piel a oír el ruido pero no pasó de ahí,fuí hacia la cama y observé con detenimiento la habitación.

Estaba encerrada entre cuatro paredes que a gritos pedían ser derrumbadas,y la tristeza volvió a invadir mi cuerpo,si mis cuentas no estaban mal,hoy era domingo y por la intensidad de los rayos de sol que se filtraban por la ventana deducí que era medio día.

Me pregunté si mis tíos ya habrían salido de la cátedra,cerré los ojos e intenté dibujarlos con la mente.Ella iba con su vestido café floreado, a pesar de que no teníamos mucha ropa,ella guardaba su mejor prenda para ese día,pues decía que a la casa del señor siempre se iba presentable.

La muñequita de un demonio |JJK (+15)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora