Eres mi Persona 🖤

17. Eres mi persona.

Rebeca no podía creer lo que estaba pasando, todo era como un sueño, y no necesariamente uno bueno. Necesitaba salir de este embrollo lo antes posible. Amaba a Mew y siempre se había sentido protegida con él, cada promesa que le hizo la cumplió, la salvó cuando más lo necesitaba, pero esto se estaba saliendo de control y debía hacer algo.

- ¿A dónde vas querida? - la voz de la señora Sawetree se escuchó detrás de ella. Estaba sin salida.

- Solo por aire fresco. - dijo tratando de liberarse, pero era demasiado pedir.

- No entiendo ¿pasa algo malo? ¿la estas pasando mal? Por cierto ¿Donde esta tu prometido? - no la dejaba responder a una pregunta cuando su "suegra" le lanzaba otra.

- Yo... Bueno es cierto, voy a buscarlo. - dijo Rebeca en su último intento se escapar, pero falló nuevamente.

- Juro que ese hijo mio va a hacer que envejezca mas rápido, quien sabe donde anda metido. - Rebeca sabía donde andaba metido, pero no era algo que diría en frente de su madre. - Ven querida, quiero que conozcas a algunas personas importantes, después de un mes serás la señora de esta familia también. - Dios necesitaba salirse de esto rápido, al inicio estaba emocionada por librarase de su padrino y la ayuda oportuna de Mew le pareció una gran idea, nunca se imaginaron que su "suegra" o sea la madre de Mew tomaría todo esto como un evento nacional, sin mencionar la actual situación de Mew y ni hablar de... No, no iba a ir ahí. ¡Dios! Que enredo.

No le quedó más remedio que seguir a su suegra y conversar con los invitados "inportamtes" que ella quería que la conocieran, pero eso no impedía que el champán o el vodka fluyera en su dirección.

Cuando al fin pudo liberarse, se dirigía tambaleante por el pasillo por el cual había intentado escaparse antes. - ¿A dónde vas? - esta vez fue una voz diferente.

- Oh Dios, ¿puede una chica salir a tomar aire sin que la vigilen? - le dijo molesta a Alex, durante toda la fiesta pudo notar la mirada de ceño fruncido que lanzaba en su dirección, aparentemente a él no le parecía la mujer adecuada para casarse con su hermano, como si le importara la opinión de Alex.

- Oye no quise molestarte, solo preguntaba. - Alex levantó las manos en señal de paz, aparentemente, Rebeca sabía mejor que eso.

- Sería la primera vez. - resopló de forma poco elegante.

Alex no dijo nada, no habían comentarios inteligentes esta vez, su relación nunca había sido de lo mejor, el mujeriego y playboy de la familia, en algún momento le pareció atractivo, pero después de verlo pasar de una mujer a otra dejó de serlo. Ella se mantenía alejada de ese tipo de hombres y la personalidad de Alex le causaba escalofríos, siempre serio, siempre frío, aunque había algo en su mirada que nunca pudo descifrar cada vez que la veía. Este hombre era un misterio para ella y eso le molestaba.

Se dio la vuelta para salir al patio y dos pasos después volvió a girarse. - ¿Vas a seguirme? - le preguntó.

- ¿Estás borracha? - Alex metió sus manos en los bolsillos de su pantalón negro a la medida, había que decir que siempre iba bien vestido, era... Era.. Ahhh no quería explicarse ni a si misma.

- ¿Te importa que haga el ridículo? Dos copas no pueden hacerme daño. - respondió volviendo a caminar.

- Si, pero no fueron solo dos copas. - dijo Alex tan bajo que casi se lo pierde.

- ¿Sabes cuantas fueron? -

- Dejé de contar en la octava copa. - lo dijo de una forma tan serena, parecía que ahora también quería exasperarla.

- No importa cuantas fueron, estoy bien, te puedes ir por donde viniste. No te necesito. - Al decirlo con indiferencia esperaba que se fuera, pero la reacción que vio en sus ojos decía algo más, algo que nunca había visto antes ahí, pero que no podía identificar.