🥀 Espero que les guste, prepárense que va para largo, perdón si tardé tanto es que estaba ocupada y unos problemas surgieron que me hicieron poner depresiva. Tuve muchos cambios en estos meses y me costó afrontarlos pero de a poco voy acomodandome. Gracias por soportarme y seguir leyendo mis historias.
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-majestad!, al menos me hubiera dejado una nota!.
La desesperación aún inundaba su ser, mientras seguía apresurado al emperador que ya portaba su ropa normal mientras tenía en sus brazos a la segunda princesa. Que también portaba su ropa normal y estaba comiendo una manzana con caramelo mirando por sobre el hombro del rubio al caballero pelirrojo.
-estás diciendo que soy débil? -el rubio ni siquiera lo miro pero su amigo se estremeció nervioso.
-claro que no, todo el imperio sabe sobre su poder, pero de todas formas me hubiera avisado!, estuve a punto de mandar al primer escuadrón a buscarlos.
Suspiro pesadamente mientras ponía su mano en su corazón.
-está por derramarse -parpadeo volviendo a mirar a su amigo rubio.
Que había agarrado la mano de la segunda princesa, la cual sostenía la manzana cubierta de caramelo y le dio un mordisco a ese lado.
-oiga!.
El rubio mastico el "dulce" ignorando el reproche de su sobrina, que hizo un puchero y siguió comiendo su manzana algo apresurada sin darle importancia a las pequeñas manchas de caramelo que aparecieron en sus mejillas.
Ambos imperiales siguieron caminando mientras el duque Loebein los miraba incrédulo, sobre todo a su amigo de la infancia.
Ese era el emperador que conocía?.
Ladeo la cabeza mientras un enorme signo de interrogación aparecía en su cabeza. Pero luego suspiro y sonrió levemente.
Parece que sus palabras se iban a volver realidad.
-"solo espero que a futuro esta relación que se está creando no se rompa al saberse la verdad".
Empezó a caminar hacia la habitación del emperador, el cual ya se había encerrado en ella con la segunda princesa, para hacer guardia.
Miro al suelo sumido en sus pensamientos, tal como desde hace días, unos ojos cerúleo azul llenos de tristeza, dolor y rencor inundaron su mente. Junto a un llanto lleno de temor. Desde esos momentos, no había logrado olvidarlos. Siempre que se quedaba pensativo otra vez los recuerdos de la segunda princesa enterándose de la "verdad" y llorando por sus pesadillas nocturnas inundaban su mente.
Temía por el futuro y temía por la estabilidad de esa pequeña niña, que soñaba con ser un caballero.
Suspiro sintiendo que algo oprimía su pecho, tenía un mal gusto en la boca.
