Luna de Hielo ©

Capítulo 26

Helena

Abrí los ojos ante sentir comezón en mi ojo.

- Despierta.

Moon estaba muy cerca de mi rostro y tenía una pluma blanca entre sus dedos.

- De cerca eres más feo.

Le digo ante su cercanía. Él sonríe y alza una ceja:- Soy lo más hermoso que has visto.

Joder, sí, lo era.

- Ni modo, eres un dios, básicamente perfecto. - me quejo y me levanto de la cama, miro a mi al rededor y debido a que no reconozco el lugar, me inquieto.

- Sí, soy físicamente atractivo, ¿Eso les gusta a las chicas, no? - se pregunta mientras se aleja para encender las luces.

Cuando el lugar es iluminado puedo ver que es una habitación corriente.

- No, sigues siendo un asesino... eso mata toda tu belleza.

Le digo sinceramente.

- Yo no maté a nadie.

Miro su horrible rostro y le apunto con mi dedo:- ¿Dónde estamos? - pregunté.

Decidí ignorar sus mentiras. Moon parecía ser alguien que amaba hacer bromas y jugar... y realmente, no tengo las ganas de seguirle su tonto juego.

- Una habitación, ¿Te gusta? La adapté a una forma que fuera normal para ti.

- Dijiste que ibas a mostrarme a Celeste y Oliver.

Suspira:- Bien, solo... no te asustes.

Me pide y luego se acerca a la puerta, la cual no había visto, agarra el pomo y me mira, por último la abre.

El cielo.

No, no era el cielo. Se suponía que si estuvieras sentirías paz y descanso, pero con alguien como Moon al lado mío, es imposible sentir eso.

Tal vez no era el cielo, pero era un paraíso, ¿Por qué me asustaría?

- ¿Vives aquí?

- Cuando no estoy en la tierra... sí. Es tranquilo y bonito, digno de alguien como yo, ¿No crees? - sonríe.

- ¿Es el cielo?

Se ríe.

- No, es la nada... un lugar que se adapta a lo que más te gusta y que no cualquiera puede entrar. Pero soy un dios y tienes pase libre conmigo, eres afortunada - bromea, agarra mi antebrazo para guiarme hacia la salida.

- Celeste se esconde entre los árboles, piensa que no la veo, pero este lugar esta conectado conmigo... sé exactamente dónde está y no me tengo que estar preocupando por ella.

- ¿Por qué? ¿Hay algo que le pueda hacer daño?

Asiente.

- Yo.

Murmura, su expresión no da pista alguna de como se siente y aquello me confunde.