Capítulo 23

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Helena

- ¿Sabes lo que tiene? - pregunta Jackson a mi lado. Ambos estamos en frente de una mujer que se encuentra dormida y según lo que me informan, no ha despertado desde que perdió a su mate hace unos meses.

- Siento su tristeza, eso seguro.

Le aseguré.

Abracé mi propio cuerpo ante las sensaciones extrañas que me provoca estar cerca de emociones negativas.

- Debe haber algo más. Ha estado en ese estado ya mucho tiempo... es normal que sufra depresión, pero no a a ese nivel, como si no quisiera despertar.

Asiento:- Es justamente lo que le sucede. No quiere enfrentar la realidad, le duele mucho haber pedido a la mujer que ama, un mundo sin ella... Creo que no quiere ni siquiera imaginárselo.

- En ese caso, si no piensa despertar, ¿Qué sucederá con sus hijos? Están sin su madre ahora.

- No lo sé, Jackson. No puedo pensar cuando siento que voy a comenzar a llorar si continúo aquí.

- ¿Tanto te afecta? - pregunta curioso.

- No estoy acostumbrada, esto es algo completamente nuevo y no estoy segura de poder controlarlo. Es incómodo sentir lo que sienten los demás, me hace enterarme de cosas que realmente no me interesan y además... Me afectan de alguna manera.

- ¿A qué te refieres?

- Hoy percibí el deseo, unos alumnos estaban... ya sabes. Y cuando pase por el aula, me fue imposible no captar ese intenso sentimiento y tampoco pude evitar que me afectará.

Me averguenzo.

- ¿Te pusiste caliente?

- Segurísimo.

Se ríe, su mirada esta cargada de ternura, me mira como si fuese una niña.

- Volviendo al tema inicial, debes hacer que despierte, sus hijos la necesitan - aparta la mirada rápidamente.

Incómodo. ¿Por qué se siente así?

- No creo que pueda hacer algo. Es decisión de ella, es normal no querer despertar cuando el amor de tu vida te deja... todo pierde sentido.

- Tonterías.

Murmura. Curiosa me volteo hacía él y toco su pecho, siento su corazón palpitar lento y fuerte.

- ¿Acaso tú...?

Él me aparta la mano y se pone a la defensiva, eso demuestra que el tema que viene no le gusta o... le duele recordar.

- Sí, perdí a mi mate hace muchos años... Tantos que ya no recuerdo su rostro. Pero el sentimiento no ha cambiado en 400 años y lo sigo amando con la misma intensidad, pero duele de igual modo, aunque el tiempo me hizo un experto en no demostrarlo.

Confiesa.

- No, no siento tu tristeza, pero si lo sólo que te sientes... Pero no sabía la razón.

- Ahora lo sabes, eres de las pocas que sabe sobre mi difunto mate y quiero mantenerlo de ese modo. Puede que todos en este castillo tengan una idea de lo que me sucedió, pero nunca lo he confirmado, así que seguirá siendo un rumor.

Luna de Hielo ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora