Capítulo 19

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Helena

- Posible.

Suelta la inconfundible voz de Jackson, un hombre de pocas palabras y que ama pasar su tiempo leyendo, adquiriendo conocimientos.

Papá dijo que la memoria de este hombre es realmente alucinante y que sabe más que cualquiera de aquí.

- ¿Podrías explicarte? - le pregunto, miro de reojo a las dos vampiras, que huyen tan solo con ver a Jackson.

La omega que estaba conmigo, hace una pequeña reverencia y se retira, no sin antes agradecerme por la ayuda.

- No es el lugar adecuado. Espérame en la biblioteca, iré en unos minutos, ¿Sabes por dónde es? - me pregunta.

- Sí, tranquilo.

Asiente y se va, algo confundida voy en dirección a la biblioteca, mirando mis manos durante el recorrido.

Se sintió tan extraño.

Soy híbrida, la mezcla de una mujer vampira y un hombre lobo, la magia no debería existir en mí.

- No, lo siento, no puedo aceptarlo.

Su voz.

Dejo de prestar atención a mis manos, mis ojos captan rápidamente la silueta de espaldas de Santiago, una hermosa chica esta a su lado y trae una caja decorada, ella la agarra y algo triste se retira.

Ella pasa a mi lado y escucho su llanto, la veo juntarse con sus amigas en una de las mesas más alejadas y estás apenas ven su estado, la consuelan.

- Me rechazo... lo peor es que fue tan respetuoso, ¿Cómo puedo superarlo? - les cuenta mientras intenta no llorar.

- Es tan extraño, eres lo más cercano a una amiga que él tenía, no hablaba con nadie más que no sea contigo.

La chica suspira:- Eso era antes, hace semanas ha cambiado, apenas me habla... Solo se sienta a leer y hablar con Jackson.

- Tal vez encontró a su mate.

Aquello hace que mi cuerpo se tense.

- Lo dudo, la chica sería una idiota por no hacerlo oficial y de todos modos, no he visto a Santiago con otra persona... Dudo mucho que Jackson sea su destinado.

Comienzan a reír.

- Pobre Jackson, su historia fue tan trágica y romántica, una lastima que haya decidido mal... pudo ser feliz.

- Es honorable.

No queriendo escuchar más, decido dirigirme al lugar de Santiago, dejo que sienta mi olor... sonrío al ver como mi destinado, mi mate, deja de golpe el libro que leía y da la vuelta con urgencia, sus ojos atrapan los míos.

Diosa luna... dame fuerzas para no comerle la boca ahora mismo.

- Te extrañé.

- Hola.

Dijimos al mismo tiempo. Me sonrojo y me acerco un poco más, tomo asiento al lado de él, algo nerviosa me preparo para hablar:- También te extrañe.

- ¿Ya estás mejor...? - pregunta mientras siento como poco a poco y de manera tímida, pero segura, me agarra las manos.

- Estaba peor hace unos días. Ahora estoy mejor... - admito.

Veo como acaricia mis manos y asiente, me sonríe solo como él sabe que me afecta:- ¿Qué pasó?

- Pasaste tú.

Iba a hablar pero lo detengo:- Escucha, tal vez alejarme de ti no fue una de mis ideas más inteligentes, sobre todo porque te afecto... No quiero que pienses que no eres suficiente para mí.

- Hey... supongo que tuviste tus razones para alejarte, aveces se necesita estar solo para pensar claramente, lo entiendo.

- ¿Piensas que soy idiota?

Le pregunto recordando la conversación de las chicas.

- No, no lo eres.

- Quiero oficializar lo nuestro.

Suelto sin tartamudear, nunca lo hago, pero me gusta sonar segura de mis palabras.

No esperé que Santiago se quedará sin palabras, su silencio me estaba comenzando a poner nerviosa, pero no quise demostrarlo.

- Bueno, si no quieres... Esta bien, tampoco es momento con todo lo que esta pasando.

Hago que suelte mis manos y eso aparece encender sus alarmas:- No, espera, es solo que no me lo esperaba... Sí, quiero hacerlo oficial, que todos sepan que nos pertenecemos.

Toma mi mano y usa su fuerza para hacerme caer sobre sus piernas, mis labios tiemblan ante sentir tan cerca la boca de mi mate.

- Santiago, estamos en una biblioteca y... estás siento muy provocativo para mi propio bien.

Su maldita sonrisa se agranda, como si estuviera satisfecho de lo que esta comenzando a provocar en mi cuerpo.

- Puedo arreglar eso... solo debes pedirlo.

Me rio nerviosa y me muerdo el labio, aunque mala idea, solo causo que la tensión creada crezca.

- ¿Me estás proponiendo hacer algo indecente?

Menea la cabeza, la sonrisa gatuna nunca abandona su rostro y eso acelera mi frío corazón.

O tal vez ya no es tan frío.

- ¿Estaría mal? - pregunta, luego dice:- Porque sí, lo hago, te propongo algo muy indecente.

Diosa que alguien me arroje agua.

- Acepto la propuesta.

Me levanto y sostengo la mano de mi mate, lo llevo hacía la salida y sonrío al ver que entrelaza nuestros dedos al pasar por la mesa de las chicas, ni siquiera me tomo el tiempo en mirarlas.

Pero les quedo claro que el príncipe oscuro ya tiene dueña.

[❣]

• Nota de Autora:

Perdón por lo cortito del capítulo, en mi defensa, quería escribir sobre ellos dos hablando y demás, nada de dramas de por medio.

Espero que les haya gustado❣

Lxs amo mucho.

Besos y abrazos.

- Ann.

Luna de Hielo ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora