Capítulo 3

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Helena

Santiago: Un hombre que si ves desde afuera no tiene ningún error... Pero que si conoces bien, sabes que tiene más de uno.

- No me llames así - le pido en tono brusco. Estaba en modo auto-protección... Mi escudo ante idiotas se había activado y no pensaba desactivarlo.

- Sólo vine a hablar.

- ¿Sobre qué? - me hice la tonta.

- Sobre lo que pasó.

- ¿Y qué paso? - podía ver que se estaba comenzando a molestar, cosa que me hizo sonreír interiormente.

Todo el mundo sabe que el Príncipe Oscuro es un hombre de cero paciencia y sobre todo de pocas palabras.

- ¿En serio? - pregunta. Iba a hablar para que vayamos directo al asunto, pero para mi sorpresa sus labios impactaron con los míos y no pude, más bien no quise, separarme de él. Pero antes de que mi cerebro entrará en razón y correspondiera su beso, el se despegó de mi -. Hay que hablar de eso... ¿Ahora recuerdas? - asiento ante su pregunta.

- No tengo idea de que esperas que diga... Nuestras madres se detestan, ¡La tuya intento matar a la mía! Es una bruja - suelto sin importarme.

- Ella no esta muy estable hoy en día... Pero esta muy afectada por lo que ocurrió.

- Claro, perdonemos a la reina que solo estaba de mal humor aquel día. ¿Sabes que habría pasado si la que hubiera cometido aquel ataque fuera mi mamá? ¡La puta guerra entre manadas se nos venia encima! Pero obvio que a tu mamá se le debe perdonar y no hacer nada en su contra, solo porque "no esta muy estable" en estos momentos - digo con obvia ironía.

Y así es cuando por fin solte todo lo que tenia guardado dentro.

- No hablemos de la mala relación entre nuestras madres. No vine por eso - aclara.

- ¿Quieres hablar de nosotros? Entiende que no hay un nosotros, Santiago. Todo lo que sé acerca de ti lo leí en Internet, no te conozco y hasta hace unos días no habíamos cruzado palabra. Acepto que seas mi mate, pero no mi pareja o la persona que más amo en este mundo.

- Supongo que ese puesto lo tiene Oliver - ante aquello hago silencio -. Se muy bien que te gusta, hay que estar ciego para no notarlo, el chico tiene una gran ventaja... Pero ahora llegue yo y no suelo perder nunca. Podemos hacer esto a tu manera, eso no cambiara el final - asegura. No mostraba indicios de duda, el habla muy en serio sobre esto.

- No soy un juego, nadie tiene ventaja sobre mí. Y yo decidiré como termina esto... Espero que te quede muy en claro - lo evito y entro a mi hogar.

Respiro con normalidad cuando el aroma de Santiago se va desvaneciendo y solo queda el típico olor de playa.

- ¿Ya se fue? - es lo primero que pregunta al verme.

- Mamá.

- Helena, estás siendo demasiado dura con él. Y mira que lo digo yo... No está mal hacerlos luchar por nosotras, pero hay un punto donde se cansan y terminan por rendirse.

- Si eso pasa es porque no te quería lo suficiente - digo en voz alta.

- Eso pensaba yo... Pero en realidad, es que terminan pensando que no tienes verdadero interés en ellos. Ahí es donde entraría la frase de si lo quieres tanto dejalo ir... ¿Así era la frase, no? - pregunta mientras saca una bolsa de sangre de la nevera.

- ¿Qué me recomiendas? - le pregunto, los consejos de mi madre aveces eran los mejores y otras... Eran solo un intento.

- Conocerlo... No obligarte a salir con él. Sino tener verdadero interés sobre él y en serio, querer y anelar conocerlo.

Luna de Hielo ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora